America Latina Necesita su propia EU
Han pasado más de cien años desde que la mayoría de los países latinoamericanos lograron su independencia; sin embargo, la región y sus recursos siguen siendo objeto de explotación por parte del resto del mundo.
Es hora de que América Latina diga «No más». Pueden inspirarse en sus antiguos colonizadores en Europa, uniéndose como un bloque comercial común. Todo el mundo se beneficiaría de este acuerdo.
América Latina es famosa por su riqueza en materias primas y recursos naturales, desde el petróleo y el gas hasta la madera y el mineral. Algunos recursos están especialmente concentrados. La tríada formada por Argentina, Bolivia y Chile, por ejemplo, posee más de la mitad del litio del mundo, un elemento fundamental de las baterías recargables, como las que alimentan los vehículos eléctricos.
América Central y del Sur han aportado de modo sistemático esas materias primas a las cadenas de suministro mundiales sin obtener los beneficios económicos de la fabricación de valor agregado. «América Latina ha estado durante mucho tiempo en los bordes de las cadenas de suministro globales, suministrando materias primas para que otros las transformen», afirmaba un artículo reciente de Bloomberg.
Según un informe patrocinado por las Naciones Unidas, América Latina representa solo el 5% de las exportaciones manufactureras mundiales, una cifra que no ha cambiado en décadas. Los países asiáticos, por su parte, vieron cómo su participación en el sector manufacturero mundial pasó del 23% al 37% entre 1990 y 2016.
No hay un solo motivo que explique la escasez de industrias manufactureras de valor agregado en América Latina. Sin embargo, los economistas coinciden en uno de los factores más importantes: la falta de acuerdos comerciales exitosos de la región con el resto del mundo.
La creación de un bloque comercial panlatinoamericano, similar a la Unión Europea, podría ayudar a revertir algunas de estas tendencias. Los países latinoamericanos podrían conseguir mejores acuerdos comerciales trabajando juntos. El PIB conjunto de la región, que asciende a $5.5 billones de dólares, podría suponer una ventaja considerable a la hora de cerrar acuerdos.
Los países latinoamericanos ya han intentado crear una alianza comercial regional transfronteriza de este tipo. En 1991, los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron un tratado que establecía una zona de libre comercio conocida como Mercosur.
En estos 30 años desde su creación, Mercosur se ha quedado corto. Solo cuatro de los 20 países de la región son miembros de pleno derecho del bloque. Y esos miembros se han centrado en el comercio intrarregional a expensas de ejercer una influencia a escala mundial.
Aunque el Mercosur no ha alcanzado sus metas, la mayoría de los países latinoamericanos están deseosos de aumentar el comercio. Los gobiernos de la región han firmado casi 450 acuerdos comerciales bilaterales desde 1973.
Un nuevo bloque comercial regional necesitaría tanto una aceptación amplia por parte de las naciones latinoamericanas como un enfoque claro en la meta concreta de traer más industria manufacturera a la región.
Un acuerdo comercial regional exitoso podría revertir décadas de estancamiento económico y traer muchos beneficios, que incluyen sacar a casi 90 millones de latinoamericanos de la pobreza extrema.
Una mayor manufactura nacional en la región podría tener el beneficio por consecuencia de promover la estabilidad política y reducir la delincuencia y la corrupción al agregar más empleos bien remunerados a la base impositiva. Los ingresos gubernamentales adicionales podrían ayudar a impulsar las oportunidades educativas y reforzar la aplicación de la ley.
Y a medida que aumente la participación de América Latina en el sector manufacturero mundial, también lo hará su necesidad de infraestructuras de alta calidad para transportar los productos manufacturados. Un bloque comercial regional podría utilizar su influencia para garantizar la financiación de carreteras, ferrocarriles, puertos y otras infraestructuras fundamentales. Incluso, podría ser el impulso para cerrar finalmente el Tapón del Darién en la frontera entre Panamá y Colombia, la última interrupción que queda en el sistema de carreteras panamericanas entre América Central y del Sur.
Un bloque comercial latinoamericano sólido y la capacidad manufacturera regional que aportaría también benefician a América del Norte. Los dos últimos años de problemas en la cadena de suministro han demostrado que la dependencia excesiva de China como fabricante para el mundo puede ser un dolor de cabeza enorme.
China y Europa también se beneficiarían de una mayor presencia manufacturera latinoamericana. China está luchando contra la escasez de mano de obra. Su Ministerio de Educación prevé una escasez de 30 millones de trabajadores del sector manufacturero para 2025. Los países europeos se enfrentan a problemas similares, ya que el 39% de los fabricantes afirman que la escasez de mano de obra obstaculiza su trabajo.
La red de acuerdos comerciales bilaterales existentes de los países latinoamericanos puede sugerir cierta voluntad de mayor consolidación comercial. En el pasado, Brasil ha actuado como un líder comercial regional, y es razonable que pueda ayudar a ganar la voluntad de otras naciones para por lo menos considerar un aparato comercial más unificado en América Latina.
Algunas organizaciones no gubernamentales ya están pensando en cómo podría ser un bloque comercial latinoamericano. Por ejemplo, The Hispanic Institute actualmente está desarrollando un borrador inspirado en el Tratado de Roma, con el que se estableció la Comunidad Económica Europea, el precursor de la Unión Europea.
Los últimos virreyes y conquistadores partieron hace tiempo, pero América Latina sigue sin recibir un trato justo. Recuperar décadas de progreso económico perdido no se hará de la noche a la mañana, pero la integración comercial regional es el primer paso.