Mutilados por ‘La Bestia’
Redacción WH
cho hondureños que resultaron mutilados tras caer de un tren mientras intentaban llegar a Estados Unidos iniciaron el lunes un ayuno de 10 días frente a la Casa Blanca, en Washington DC, con la esperanza de llamar la atención del presidente Barack Obama y lograr una reunión para hablar sobre iniciativas que acaben con la migración ilegal de personas hacia este país norteamericano.
Estas personas son solo una parte de los más de 700 víctimas que han logrado sobrevivir una caída del tren conocido como “La Bestia”, pero a cambio de una parte de su cuerpo.
“Buscamos frenar la migración desde nuestros países. Que la gente no se tenga que venir (a Estados Unidos) sin tener que arriesgar la vida”, agregó en conferencia de prensa. “Nosotros podemos al menos contarla. Pero otros murieron o están desaparecidos”, dijo Jose Luis Hernández, un joven de 27 años que preside la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (Amiredis).
Nosotros queremos vivir el sueño americano, pero lo queremos vivir en nuestra tierra, no fuera de ella”
“Nosotros queremos vivir el sueño americano, pero lo queremos vivir en nuestra tierra, no fuera de ella”, dijo Hernández.
El ayuno de 10 días concluye justamente cuando empieza la visita oficial del Papa Francisco en Estados Unidos, porque los hondureños también guardan la esperanza de compartir sus experiencias con el Pontífice.
El pequeño grupo comenzó su travesía el 25 de febrero pasado, cuando salieron de su natal El Progreso. En ese entonces eran 17, pero solo 13 lograron llegar a la frontera de México con Estados Unidos.
Diez de los 13 lograron ser liberados después de haber pasado casi dos meses en un centro de detención de Texas, en donde un grupo social llamado Raíces, logró la liberación de 10 de ellos, a través de un permiso temporal de residencia, con el que podrán pedir asilo. En su viaje hasta la capital de la nación los miembros de Amiredis visitaron 10 grandes ciudades en las que también hicieron escuchar su mensaje. El gobierno estadounidense solicitó al Congreso $1.000 millones para un plan que busca mejorar la seguridad de esas naciones centroamericanas, pero el Senado aprobó solamente $675 millones.