Crisis en las guarderías afecta toda la economía
Cuando nació el hijo de Bryan Kang en julio, el terapeuta ocupacional y su esposa, una maestra, empezaron a buscar guarderías en Los Ángeles. Llamaron a ocho. Algunas no tenían vacantes por meses, otras ya ni recibían llamadas o no respondían.
Al no encontrar guardería, Kang tubo que buscar la forma de trabajar desde casa.
“Le dije a mi jefe, ‘necesito trabajar desde casa para fin de mes’”, comentó Kang. “Me apoyaron mucho, me entendieron. Son todas mujeres. Pero tienen una persona menos para ver a los pacientes”.
Kang dice que tuvo suerte de haber encontrado un puesto como profesor online. Pero debió aceptar una rebaja de su sueldo del 11%.
La verdad es que, incluso si conseguía una guardería para su hijo de tres meses, hubiera costado unos 2.500 dólares mensuales. Y cuando una persona no gana mucho, lo más lógico desde un punto de vista financiero es trabajar desde casa y cuidar al hijo.
Por años, en Estados Unidos se pagó poco a los empleados de las guarderías y se cobró mucho por los servicios. Ese patrón ya no es sustentable.
La pandemia del coronavirus dejó en claro algo que muchos se veían venir: El no contar con guarderías confiables y accesibles limita los empleos que los padres pueden aceptar, dificulta los ascensos en una empresa y termina afectando el crecimiento económico.
“No es un problema de las mujeres ni de los chicos. Es un tema económico. Incide en la participación de la fuerza laboral”, dijo Mario Cardona, de la organización Child Care Aware of America. “Tiene que ver con los patrones, con que no tengan que preocuparce acerca de si podrán contar con sus empleados”.
Cada maestro que renuncia, cada exposición al coronavirus y cada cierre de una guardería refleja una industria al borde del colapso, con serias implicaciones para la fuerza laboral.
La crisis obligó a muchas personas, sobre todo mujeres, a dejar sus empleos y hace que el problema del cuidado de los niños no resulte solamente un asunto familiar, sino algo que incide en otros sectores. Genera escasez de empleados, lo que afecta los negocios y hace que a la gente le cueste más acceder a bienes y servicios.
“Las decisiones que tomemos ahora respecto al acceso al cuidado de los niños va a incidir por décadas en la macroeconomía, al influir en quién vuelve a trabajar y quién no, en el tipo de trabajos que toman y las carreras que pueden contemplar los padres”, expresó Betsey Stevenson, economista de la Universidad de Michigan.
El presidente Joe Biden está dispuesto a hacer una inversión sin precedentes para que el cuidado de los niños deje de ser un problema. En una reciente presentación en Baltimore, dijo que los padres “no deberían tener que pagar más del 7% de sus ingresos a las guarderías”. El gobierno se encargará del resto si prospera su propuesta, incluida en un enorme proyecto de gastos que está siendo negociado en el Congreso.
Habrá que ver qué forma toma el proyecto final. Pero el futuro de los servicios de guardería para los niños está en juego.
En el Forever Young Daycare, de Mountlake Terrace, un suburbio de Seattle, Amy McCoy está agotada.
Lleva medio año tratando de contratar una nueva asistente para su negocio de cuidado de niños en sus casas. Trabaja 50 horas semanales cuidando menores, cocina, limpia y se ocupa de la parte administrativa de su negocio.
“¿Hasta qué punto mi negocio es más importante que mi familia?”, preguntó McCoy.
Una empleada que llevaba cinco años trabajando con ella y cobraba 19 dólares la hora renunció en abril porque consiguió un empleo como niñera en el que le pagan 39 dólares la hora. McCoy está ofreciendo 16 dólares la hora —casi un 20% más que un sueldo mínimo del estado— para una empleada sin experiencia. Pocas personas se interesaron. Las que lo hicieron, dijeron que la paga era muy baja.
“Nadie quiere trabajar por lo que yo puedo pagar”, dice McCoy. “Estos puestos merecen 20 dólares la hora. Odio tener que hacerlo, pero para pagar eso seguramente tendré que cobrar más a mis clientes”.
El Departamento del Tesoro dijo en septiembre que los empleados de guarderías ganan un promedio de 24.230 dólares anuales. Más del 15% de ellos viven por debajo del nivel de pobreza en 41 estados y la mitad necesitan ayuda del gobierno. Mucha gente deja su trabajo en este sector.
En Edmonds, una localidad vecina, Briana McFadden cerró su guardería, Cocoon Child Care Center, el mes pasado por el estrés asociado con la pandemia. Dice que tal vez hubiera seguido si el gobierno ofrecía subsidios para estabilizar el sector.
Afirma que en 12 años nunca aumentó los precios. Llegó a emplear siete personas y a atender 37 niños. Ahora piensa abrir una tienda.
“No tenía sentido seguir”, declaró. “Las guarderías son un negocio difícil”.