Un ejemplo de “Madre Coraje”
Víctor Caycho, Washington Hispanic.
l nombre de Rocío Treminio-López, originaria de El Salvador, quedará grabado en los libros de historia de Maryland, pues se convirtió en la primera mujer hispana en ser electa como alcaldesa en todo el estado.
Esta hazaña la logró la noche del lunes 4 de mayo, cuando los residentes de Brentwood, la escogieron por encima de su rival V. Ron Bretemps.
“Me siento bien y agradecida con la gente que me apoyó. Ahora tengo que seguir trabajando para llevar la ciudad hacia adelante”, dijo la alcaldesa de 38 años.Treminio-López ocupaba el puesto de manera interina desde noviembre del año pasado, cuando E. James Cooksey dejó el puesto vacante tras su renuncia.
Otros hispanos del área, que también ocupan cargos dentro del gobierno, la felicitaron por su victoria. En la jornada electoral también se escogieron otros concejales y alcaldes.
A primera vista, Yesenia García no representa la imagen de una mujer que ha sufrido por años una tremenda carga emocional y psicológica desde que era adolescente. Ella se muestra siempre afable, educada y sonriente en su trato con la gente y con sus amigos.
Ocurre que Yesenia es una madre que enfrenta el dolor, los problemas y las tristezas con suma dignidad y fortaleza de espíritu. Por el contrario, los trata de vencer día tras día, con la mente puesta en su pequeño hijo de 6 años, que es la razón de su vida y lo que le da fuerzas para seguir luchando.
Realmente es una “Madre Coraje”, porque no sólo se levanta con más fuerza ante las dificultades sino que busca superarse y sobresalir.
El jueves 30 ella compartió en público la historia de su vida, ante un público y varios líderes comunitarios conmovidos, quienes al final la abrazaron y le dieron unas palabras de consuelo.
Yesenia García es una madre soltera nacida en El Salvador. Actualmente no sólo trabaja en un restaurante del área metropolitana de Washington DC sino además estudia en la escuela internacional Carlos Rosario y, por si fuera poco, cumple diversas actividades como parte del grupo ‘Entre Amigas” de La Clínica del Pueblo, al que pertenece.
Soy una mujer responsable, una buena madre, trabajadora y estudiante, que merece una oportunidad, y creo que con el DAPA podría lograrlo”.
Muy joven ella llegó a los Estados Unidos en el 2001, “huyendo –como ella explica- de la violencia generada por el crimen organizado y las pandillas” en su país. “Pero yo también huía de la violencia intrafamiliar de mis abuelos, a quienes tuve que cuidar desde los 14 años”, relata.
Tras ser detenida por la patrulla fronteriza del sur, Yesenia trató de obtener asilo político, “pero me lo negaron, porque en ese momento no pude probar toda la violencia de la que fue víctima en mi país de origen”.
Cuenta que más adelante se casó con un ciudadano estadounidense, pero se encontró otra vez con otro tipo de abuso, la violencia doméstica. “Al año me divorcié, porque era lo que requería la corte, pero realmente yo quería salirme de esta relación apenas a las dos semanas de estar viviendo juntos”, afirma Yesenia.
Yesenia García (al centro), tras ser felicitada por Ana Negoescu (izq.), de CARECEN, y Arturo Griffiths (derecha), de Trabajadores Unidos de DC. Foto: Cortesía Lyda Vanegas
Tiempo después tuvo otra relación, cuyo fruto es el hijo que ella tiene. Infortunadamente tuvo que separarse otra vez de su pareja, que también la sometía a violencia doméstica.
“En esos momentos tuve la esperanza de que las cosas iban a mejorar en mi vida, ya que al fin podría salir de las sombras”, señala, “y pensé que podría tener mayor tranquilidad y mejores recursos para cuidar mejor a mi hijo, quien fue diagnosticado desde cuando tenía dos años de edad como un niño con necesidades especiales y yo soy la única responsable de su cuidado”.
Sin embargo, esa esperanza no le duró mucho, “porque después vi en el Washington Hispanic y escuché por la radio que esas acciones han sido bloqueadas por un juez y que posiblemente el Congreso no aprobaría esta decisión del presidente Obama”.
Por eso Yesenia se dedica ahora a sensibilizar a los miembros del Congreso, como lo hizo ese jueves 30 con Luis Gutiérrez, quien escuchó en silencio y cabizbajo su historia y que al final se le acercó emocionado para darle un abrazo y su compromiso de seguir luchando por inmigrantes “tan trabajadores y de gran fortaleza como esta gran mujer”, como él la calificó.
Por toda respuesta Yesenia cerró sus palabras diciendo: “Soy una mujer responsable, una buena madre, trabajadora y estudiante, que merece una oportunidad, y creo que con el DAPA podría lograrlo”.
La comunidad conoce la fructífera labor desplegada durante 20 años por el padre Mario Dorsonville en la Misión Caridades Católicas, el brazo de servicio social de la arquidiócesis de Washington.
“Son unas 120 mil personas al año las que reciben servicios de Caridades Católicas en la arquidiócesis de Washington, y estamos hablando de Distrito de Columbia (DC) y cinco grandes condados de Maryland”, expresa.
Señala que la inmigración es una parte fundamental de esa labor.
“Las parroquias, junto con los equipos de inmigración y de comunicación de Caridades Católicas, tienen voluntarios que se reúnen semanalmente para analizar todo el proceso de las órdenes ejecutivas de alivio migratorio del presidente Obama y el impacto que podría causar si finalmente se le da una aprobación”, indica Dorsonville.
Y cuando se le pregunta si tras asumir el cargo de obispo seguirá al frente de Caridades Católicas, Dorsonville entre risas responde que “si me pudiera clonar lo haría con mucho gusto”.
Ya en serio, destaca que desde hace dos años la organización empezó a descentralizar el trabajo de todos los programas para inmigrantes en diferentes departamentos de Caridades Católicas.
“No vamos a desatender el trabajo social que se hace en favor la comunidad hispana en la Arquidiócesis de Washington; por el contrario, lo seguiremos impulsando”, finaliza.