Argentina: cuarto paro general contra plan ajuste de Macri
AP
Washinton Hispanic
En un clima de creciente tensión social, los sindicatos argentinos realizaban el martes una huelga nacional de 24 horas, la cuarta contra el gobierno del presidente Mauricio Macri, bajo la advertencia de que no darán tregua si no cambia el rumbo económico.
El paro convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central sindical, y al que se suman los combativos gremios de la Central de Trabajadores de Argentina mantiene inactivos el transporte público, aéreo y naviero, la educación pública y los bancos. La huelga era acompañada por cortes de calles encabezados por organizaciones sociales y partidos de izquierda.
“Si no hay plan B tampoco va a haber tregua con el movimiento sindical argentino… queremos evitar que sigan los despidos en el sector público y el privado y que nuestros salarios sigan perdiendo poder de compra”, afirmó a periodistas Juan Carlos Schmid, uno de los tres dirigentes de la CGT, quien calificó de “contundente” la medida de fuerza.
Los huelguistas y manifestantes son contrarios a las últimas medidas de ajuste aplicadas por el gobierno en el marco de las negociaciones para concretar un nuevo acuerdo financiero con el Fondo Monetario Internacional, al que Argentina ha recurrido en otras crisis y que genera gran desconfianza por su exigencia de recortes del gasto público.
Los sindicalistas reclaman el fin de los despidos y aumentos salariales en un contexto de recesión económica, incremento del desempleo y una inflación estimada en al menos 40% anual.
La huelga tenía una gran incidencia ya que se plegaron todos los gremios del transporte público: los autobuses, los trenes y el metro capitalino. Sin embargo, muchos taxistas no adhirieron a la medida y circulaban por las calles de la capital.
También cerraron sus puertas las escuelas públicas y las gasolineras, mientras que la medida era seguida de forma dispar por los comercios. Además permanecían inactivos los puertos desde los cuales se exportan productos agropecuarios al resto del mundo.
Miles de vuelos fueron cancelados en los dos aeropuertos de Buenos Aires y también se paralizaron la distribución de mercaderías y la recolección de residuos.
Los dirigentes sindicales cuestionaron a Macri por aplicar medidas de ajuste que exige el FMI para alcanzar un déficit fiscal cero en 2019.
Mientras se cumple la medida de fuerza Macri se encuentra en Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El mandatario aprovechó su viaje para intentar recuperar la confianza de los inversores en Argentina y acelerar un nuevo acuerdo con el FMI para el adelantamiento de fondos para cubrir las necesidades financieras de 2019.
“El presidente dijo que hacía este viaje para calmar a sector financiero; ¿cuándo se va a ocupar de calmar el hambre, el desempleo?”, se quejó Carlos Acuña, otro de los líderes de la CGT.
En tanto, el también dirigente de la central sindical Héctor Daer hizo un llamamiento a Macri para que “no piense en la reelección” en 2019 al cuestionar que el mandatario manifestara a la prensa internacional en Nueva York su deseo de pelear por otro mandato.
Otros gremialistas criticaron la buena sintonía que mostraron el presidente argentino y la directora del FMI, Christine Lagarde, durante un acto el lunes en Nueva York en el que el Macri recibió el premio Ciudadano Global 2018, entregado por la organización Atlantic Council.
El gobierno criticó la huelga. El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, afirmó que la medida no es «oportuna» en momentos en que «todos estamos haciendo un esfuerzo colectivo… para superar esta crisis».
En tanto, el secretario de Trabajo, Jorge Triaca, dijo que “hay algunos con intereses políticos que creen que lo mejor que les puede pasar es que se vaya este gobierno”.
Argentina busca un adelantamiento de los fondos del acuerdo crediticio suscrito en junio, por el cual obtuvo un préstamo de 50.000 millones de dólares con el fin de afrontar la crisis cambiaria iniciada un mes antes. Desde comienzos de año la moneda acumula una devaluación de más de 50% que ha recalentado la inflación.
El acuerdo con el FMI supone un fuerte ajuste de cinturón en un país con un tercio de la población en la pobreza.
En medio de las decisivas negociaciones con el FMI el economista Luis Caputo renunció el martes como titular del Banco Central de Argentina aduciendo motivos personales. La dimisión tuvo un impacto en el mercado de cambio y el dólar cotizó a 38,70 pesos por unidad con respecto a los 37,90 pesos de la víspera.
El gobierno viene aplicando impopulares ajustes que incluyeron fuertes subas del transporte y de servicios que, sumadas a la inflación, han incrementado las protestas callejeras.