¿Habrá reforma inmigratoria?
Millones de extranjeros sin permiso de residencia podrían tener delante de sí la mejor posibilidad en muchos años de beneficiarse con una reforma a las leyes de inmigración que despeje el camino para que regularicen su situación e incluso se naturalicen.
Los legisladores demócratas y los activistas que defienden la causa de los inmigrantes esperan incorporar esas reformas a un enorme proyecto para financiar muchas de las prioridades del presidente Joe Biden, que estaría fuera del alcance de las maniobras obstruccionistas conocidas como “filibuster” con las que los republicanos que han frustrado una y otra vez estos esfuerzos.
“Hay una posibilidad de que esto realmente se pueda hacer”, expresó Kerri Talbot, subdirectora de Immigration Hub, una organización a favor de la inmigración.
Los demócratas, no obstante, tendrían que superar dos importantes obstáculos.
Necesitarían el apoyo de todos sus legisladores a un proyecto que podría incluir un aumento de impuestos para los ricos y otras medidas controversiales. En lo que respecta a la inmigración, tendría que contar con el respaldo de legisladores demócratas de estados reñidos y de sectores moderados, que sin duda serán acusados por los republicanos de apoyar una amnistía y la apertura de las fronteras en las elecciones legislativas del año que viene.
Los activistas dicen que hay encuestas que indican que hay amplio apoyo a la naturalización y que la inmigración estimula la economía.
Los republicanos y sectores conservadores también sienten que tienen buenas perspectivas de promover su visión en el tema de la inmigración. Mencionan la gran cantidad de migrantes que han llegado a la frontera con México en los últimos tiempos y la creciente preocupación de la gente con la delincuencia, que los republicanos tienden a asociar con la inmigración.
“Nos resultaría más difícil impulsar nuestra causa si el gobierno estuviese controlando la frontera”, afirmó Rosemary Jenks, directora de relaciones con el gobierno de Number USA, que promueve limitar la inmigración. “No parece la mejor manera de encarar las elecciones de mitad de término” para los demócratas, agregó.
El obstáculo más fuerte que pueden tener los demócratas, no obstante, podría ser la “parlamentarian” (experta en reglas y procedimientos legislativos) del Senado, Elizabeth MacDonough, que decide si el lenguaje de un proyecto responde a las reglas de la cámara. MacDonough, de 55 años, es considerada una respetada árbitra imparcial, pero los demócratas no se olvidan de que falló en contra de incluir un aumento del salario mínimo en el paquete de medidas para estimular la economía tras el brote del COVID-19.
En un primer paso clave, el Congreso debe aprobar una resolución presupuestaria. El presidente de la comisión presupuestaria del Senado, Bernie Sanders, ha estado tratando de recabar el apoyo de los demócratas para un proyecto a ser revelado pronto.
El presupuesto es clave por dos razones. Primero, incluirá un lenguaje que impediría a los republicanos recurrir a la maniobra obstruccionista al abordarse la propuesta sobre la financiación de las prioridades de Biden. Por ley, no se puede apelar a ese recurso al considerar el proyecto presupuestario.
Segundo, el presupuesto fijará límites de gastos y de ingresos para el proyecto de gastos que se avecina. También asignará los fondos que puede gastar cada comisión legislativa, o aumentará sus ingresos, en momentos en que encaran medidas sobre el clima, el apoyo a las familias y otras prioridades.
Los legisladores redactan una medida separada sobre la financiación de proyectos de infraestructura que se espera sea aprobada con apoyo bipartidista.
En un borrador del proyecto, Sanders propuso crear un sistema que permitiría a los inmigrantes sin autorización para estar en el país obtener la residencia primero y, después de varios años, también la ciudadanía. Abarca a las personas que fueron traídas ilegalmente al país cuando eran niños —los “dreamers”, o “soñadores”—, así como a las que le escaparon a la violencia o desastres naturales en sus países, a los trabajadores esenciales y a los trabajadores del campo.
El Center for American Progress (Centro para el Progreso de Estados Unidos), de tendencia liberal, calcula que afectaría a unos 6 millones de personas, poco más de la mitad de los 11 millones de extranjeros que se cree vive en el país sin autorización, cuyo status Biden quiere regularizar.
“En términos generales, esto no va lo suficientemente lejos”, se lamentó el representante Raúl Ruiz, presidente del Bloque Legislativo Hispano. “Estamos considerando estratégicamente los grupos que mejor encajarían en el proyecto presupuestario” para que la propuesta sobreviva al escrutiño de la “parlamentarian”.
Según las reglas del Senado, un proyecto que no puede ser frenado por “filibusters” debe tener un impacto sustancial en los gastos o los ingresos, no ser “algo incidental”. Esa es una apreciación subjetiva, que quedará en manos de MacDonough.
Los demócratas cifran sus esperanzas en un antecedente del 2005, en que el “parlamentarian” del Senado de entonces dio el visto bueno a otra propuesta sobre inmigración más limitada, la cual luego no sería aprobada por el Congreso.
La propuesta presupuestaria inicial de Sanders contemplaba 126.000 millones de dólares para procesar el status legal de los inmigrantes y 24.000 millones para reforzar la seguridad de la frontera.
El dinero para velar por la seguridad fronteriza es particularmente importante para los demócratas que encaran elecciones reñidas en el 2022 porque les permitiría argüir que manejan el tema con mano firme y que no les abren las puertas a los inmigrantes.
El equilibrio de fuerzas es de 50-50 en el Senado, donde los demócratas cuentan con el voto de la vicepresidenta Kamala Harris en caso de empate y no pueden darse el lujo de perder un solo voto entre sus filas. En la Cámara de Representantes, pueden perder hasta tres votos y sacar todavía el proyecto adelante.
La cámara baja aprobó en marzo dos proyectos que contemplaban la naturalización de muchos “dreamers”, refugiados de países en conflicto y de trabajadores agrícolas. Pero las medidas no prosperaron en el Senado, más que nada por la oposición republicana.
“Si usamos todas las herramientas que tenemos y todo el poder de que disponemos, podemos legalizar a millones de personas este año”, dijo Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, una agrupación a favor de los inmigrantes.