Algunas reacciones a la vacuna contra la influenza podrían ser buena señal para los pacientes cardíacos

Las personas con enfermedad cardíaca que pasan por alto la vacunación anual contra la influenza por miedo a sufrir una reacción adversa, puede que deseen reconsiderarlo. Una nueva investigación encontró que las personas con alto riesgo de enfermedad cardíaca, que experimentan efectos secundarios de leves a moderados, tienen menos probabilidades de resultar hospitalizadas por problemas del corazón o los pulmones, o de morir por cualquier causa.

Las conclusiones sugieren que los efectos secundarios leves relacionados con la vacuna, como dolor en el lugar de la inyección, pueden indicar una respuesta inmunológica fuerte y una mejor salud en general.

El trabajo se presentó el domingo en la conferencia Scientific Sessions de la American Heart Association y se publicó simultáneamente en la revista European Journal of Heart Failure.

Esto se suma a la gran cantidad de pruebas acumuladas que favorecen la vacunación anual contra la influenza para las personas con enfermedad cardíaca.

«La vacuna contra la influenza está relacionada con riesgo reducido de morbilidad y mortalidad cardíaca, pero a pesar de esta ventaja, todavía hay una alta proporción de personas con problemas del corazón que no están vacunadas», dijo el investigador principal, Dr. Alexander Peikert, quien es también un investigador posdoctoral en medicina en el Brigham and Women’s Hospital, en Boston. «Las preocupaciones sobre los efectos secundarios relacionados con la vacuna pueden ser una de las razones para esta vacilación».

El estudio mostró que «tener una reacción adversa leve es algo bueno», dijo Peikert. «Si tienes una reacción de ese tipo, no debes preocuparte por eso. No debe ser un impedimento para que te vacunes».

Las investigaciones previas muestran que la mitad de los adultos de Estados Unidos hospitalizados por la influenza padecen de enfermedad cardíaca, y que el riesgo de sufrir un primer ataque cardíaco es seis veces mayor luego de una infección con influenza. Los estudios indican que el riesgo se puede reducir considerablemente si se recibe la vacuna contra la influenza, pero menos de la mitad de los adultos de Estados Unidos lo hace.

«Sabemos que es beneficiosa, pero las personas no se la ponen», dijo el Dr. Siva Harsha Yedlapati, un internista con el Centro Médico del Condado Erie, en Búfalo, Nueva York. Él dijo que varios estudios han mostrado que una de las razones principales por las que las personas pasan por alto las vacunas es el temor a experimentar efectos secundarios.

Yedlapati, quien no participó en la nueva investigación, dirigió un estudio reciente publicado en el Journal of the American Heart Association que encontró que las vacunas contra la influenza reducen considerablemente el riesgo de morir o de desarrollar complicaciones graves relacionadas con el corazón para las personas con enfermedad cardíaca.

En este último estudio, Peikert y su equipo analizaron datos para 5,210 participantes para los cuales había datos disponibles sobre reacciones adversas, en el ensayo titulado «La vacuna contra la influenza para detener eficazmente sucesos cardiotorácicos e insuficiencia cardiaca descompensada» ( INVESTED, por sus siglas en inglés). Ese ensayo incluyó a pacientes en 157 centros médicos de Estados Unidos y Canadá quienes habían estado recientemente hospitalizados por insuficiencia cardíaca o ataque cardíaco. Los participantes, con una edad promedio de 65 años, recibieron una dosis estándar o alta de la vacuna contra la influenza.

En general, los investigadores analizaron los datos de 7,154 vacunaciones administradas durante tres temporadas de influenza. A los participantes se les realizó seguimiento hasta el final de cada temporada de influenza (hasta 10 meses) para determinar si surgían complicaciones. Se llevó el registro de las muertes durante tres años luego de la vacunación.

Se registraron las reacciones leves, moderadas y severas a la vacuna contra la influenza. De forma general, el 37.8% de las personas experimentaron algún tipo de efecto secundario, y la mayoría de esas reacciones (76.4%) fueron leves. El efecto secundario más común fue dolor en el lugar de la inyección, que constituyó el 60.3% de las reacciones adversas, seguido por dolores musculares (34.5%) y molestia en general (22%). Solo el 2.9% de las reacciones adversas fue considerado grave, lo cual representa el 1.1% de las vacunas administradas.

Las personas que sufrieron reacciones adversas tenían más probabilidad de ser mujeres y de haber estado hospitalizadas por ataques cardíacos. Estas personas también tenían más probabilidad de ser más jóvenes, ser fumadoras actuales y tener sobrepeso en comparación con aquellas que no tuvieron reacción a la vacuna.

Solo las reacciones que involucraron el lugar de la inyección fueron relacionadas con menores riesgos cardiopulmonares o de muerte. En general, aquellos que experimentaron reacciones de leves a moderadas en el lugar de la inyección tuvieron un 19% de menos riesgo de morir por cualquier motivo o de ser hospitalizados por problemas del corazón o los pulmones.

Aunque un porcentaje muy pequeño de las personas en el estudio tuvo una reacción severa a la vacuna, para ese grupo la probabilidad de morir o de ser hospitalizado fue 68% mayor, una conclusión que sugiere que el grupo pudiera tener predisposición a sufrir una disfunción del sistema inmunológico, dijo Peikert.

Aquellos que recibieron la vacuna con la dosis más alta tuvieron más probabilidad de tener una reacción a la vacuna, pero no hubo diferencias en las tasas de hospitalización o fallecimiento para las personas que recibieron la vacuna con la dosis baja en comparación con aquellas que recibieron la dosis más alta, dijo él.

Peikert dijo que los resultados solo son válidos para personas con alto riesgo de problemas cardiovasculares y que puede que no sean transferibles al público general.

La AHA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan la vacunación anual contra la influenza para todas las personas mayores de seis meses, incluso para aquellos con enfermedad cardíaca, salvo raras excepciones. Sin embargo, los CDC no recomiendan la vacuna viva contra la influenza (también conocida como vacuna en atomizador nasal) para personas con enfermedad cardíaca.

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