Trump: mi tratamiento fue “una bendición”

AP
Washington Hispanic

El presidente Donald Trump acreditó el miércoles a un tratamiento experimental el haberlo ayudado a recuperarse de COVID-19 e insinuó que su diagnóstico podría ser una “bendición oculta” en la batalla que libra el país contra la pandemia, a pesar de que no hay forma de que el mandatario o sus médicos sepan si el fármaco tuvo algún efecto.

En un nuevo video que la Casa Blanca publicó el miércoles por la tarde, Trump dijo que su enfermedad permitió conocer mejor un coctel experimental de anticuerpos al que le acreditó la mejoría en su estado de salud. Al parecer consciente de que su tratamiento fue mucho más exhaustivo que el recibido por el estadounidense promedio, el mandatario prometió acelerar el proceso de aprobación para el uso de los medicamentos y su distribución gratuita.

“Quiero que todos reciban el mismo tratamiento que su presidente, porque me siento sumamente bien”, dijo Trump desde la Rosaleda de la Casa Blanca. “Me siento casi perfecto”.

Sin embargo, persisten las dudas sobre su proceso de recuperación y acerca de cuándo podría retomar sus actividades normales, incluyendo actos de campaña, cuando faltaban menos de cuatro semanas para las elecciones.

Trump recibió un coctel antiviral experimental fabricado por Regeneron mediante una exención de “uso compasivo”, un reconocimiento al estándar superior de atención médica que recibe por ser el presidente. La seguridad y efectividad del fármaco aún no han quedado demostradas. Y no hay forma de que el mandatario o sus médicos sepan si el medicamento tuvo algún efecto. La mayoría de las personas se recuperan de COVID-19.

En el video, Trump siguió minimizando la amenaza que representa el virus, prometiendo que los enfermos van a “mejorar rápido, justo como yo lo hice”, a pesar de que la enfermedad ha cobrado más de 210 mil vidas en el país y más de un millón a nivel mundial.

Trump publicó el video el miércoles en Twitter después de que sus asesores informaron que volvió a la Oficina Oval para recibir reportes sobre el huracán Delta, que se encamina a la costa estadounidense del Golfo de México, y sobre las perspectivas de nuevos estímulos económicos, a pesar de que sigue siendo contagioso dos días después de salir del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed.

Sus asesores insistieron que a su alrededor únicamente hubo personal limitado y que él ingresó al lugar desde el exterior para limitar su exposición.

En el Pentágono

Simultáneamente, en otros sectores del gobierno se seguían descubriendo los alcances del brote. El martes, los principales líderes militares del país, incluyendo el presidente del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, y el vicepresidente, general John Hyten, permanecieron en cuarentena después de entrar en contacto con el almirante Charlie W. Ray, vicecomandante de la Guardia Costera.

Se desconoce la manera en que Ray contrajo el virus, pero asistió a un evento para familias militares en la Casa Blanca el pasado 27 de septiembre. En un comunicado, la Casa Blanca informó que Ray reportó síntomas leves durante el fin de semana y el lunes se practicó la prueba de diagnóstico.

Entre las personas que también arrojaron positivo el martes se incluye a Miller, uno de los principales asesores políticos y el encargado de redactar los discursos de Trump. Miller ha sido uno de los arquitectos de las restrictivas políticas migratorias del mandatario.

La esposa de Miller, Katie Miller, quien se desempeña como directora de comunicaciones del vicepresidente Mike Pence, enfermó de COVID-19 hace unas semanas. Ella se encontraba en Salt Lake City con Pence, donde alistaban su debate con la aspirante demócrata a la vicepresidencia Kamala Harris, pero dejó la ciudad tan pronto como supo del diagnóstico de su esposo, informaron funcionarios. Katie Miller arrojó negativo en la prueba de diagnóstico a la que se sometió el martes.

SE QUITA LA MASCARILLA

  • El presidente Donald Trump escenificó el lunes un regreso espectacular a la Casa Blanca tras salir del hospital militar en el que recibió un nivel de atención médica sin precedentes para COVID-19.
  • Después de aterrizar en la residencia presidencial en el helicóptero Marine One, Trump ascendió cuidadosamente las escaleras del pórtico sur, se quitó la mascarilla y declaró: “Me siento bien”.
  • Hizo una señal optimista con los dos pulgares al helicóptero que partía desde la terraza del pórtico, donde sus asesores habían colocado banderas estadounidenses para acompañar ese momento durante la puesta de sol.
  • Y luego ingresó a la Casa Blanca, en la que se veía a asesores caminar en el Salón Azul, sin usar protección en el rostro.
  • Previamente Trump quiso proyectar una imagen de confianza.
  • “Saldré del estupendo Centro Médico Walter Reed hoy a las 6:30 p.m. ¡Me siento muy bien! No le tengan miedo al COVID. No permitan que domine su vida… ¡Me siento mejor de lo que me sentía hace 20 años!”, tuiteó.