El juicio político avanza ante la indignación de Trump
Los alegatos de apertura en el juicio político a Donald Trump comenzarán el miércoles, tras un emotivo primer día que terminó con la votación del Senado a favor de celebrar el juicio al expresidente por incitar el asalto al Capitolio de Estados Unidos aunque ya no esté en el cargo.
Los representantes demócratas que dirigen la acusación y los abogados del expresidente presentarán sus argumentos ante los senadores, que hacen de jurado. La defensa perdió por 56 votos frente a 44 la votación en la que pedían suspender el proceso, alegando que era inconstitucional. Eso provocó el enfado de Trump con la labor de sus abogados e hizo que sus aliados cuestionaran la estrategia de la defensa. Algunos pidieron nuevos cambios en su equipo legal.
La acusación arrastró el martes a los senadores y a todo el país de vuelta al letal ataque al Congreso, mostrando un explícito video de la violencia del 6 de enero que conmocionó al mundo cuando cientos de insurrectos asaltaron el edificio en un intento de detener la certificación de la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Cinco personas murieron.
Esa detallada y cruda presentación de los demócratas se vio seguida por los argumentos dispersos y en ocasiones confrontacionales del equipo de Trump, que insistió en que los comentarios del expresidente estaban amparados por la Primera Enmienda y afirmó que no se le puede condenar una vez acabado su mandato. Incluso los partidarios de Trump en el Senado reaccionaron con desaprobación, y varios dijeron que los abogados del expresidente no estaban ayudando a su causa.
La fuerte carga emocional del proceso subraya el legado de Trump como el primer presidente que afronta un juicio político después de abandonar el cargo, y el primero impugnado en dos ocasiones. Aunque muchos de los jurados ya han tomado su decisión, los senadores tendrán que pronunciarse sobre si condenan o absuelven a Trump del único cargo de “incitar a la insurrección”.
“Ese es un delito y falta grave”, declaró el representante demócrata Jamie Raskin en sus argumentos preliminares. “Si esa no es una ofensa punible con juicio político, entonces no existe tal cosa”.
Los abogados de Trump insisten en que no es culpable, y sus encendidas palabras eran tan sólo licencias literarias.
La seguridad sigue siendo muy alta en el Capitolio, un lugar que ha cambiado tras el ataque. Ahora está acordonado con alambre de cuchillas y hay guardias nacionales patrullando. Los nueve responsables de la Cámara de Representantes cruzaron el edificio clausurado para instruir el caso ante el Senado.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que Biden no seguiría el juicio de su predecesor.
“Joe Biden es el presidente, no es un comentarista, no va a opinar sobre los argumentos a favor y en contra”, dijo.
Ante senadores que juraron impartir una justicia imparcial, el juicio comenzó con la dura crónica que hizo la acusación, describiendo cómo el caos dejó policías tullidos y asaltantes paseando por la misma cámara donde se celebraba el juicio.
El equipo de Trump respondió afirmando que la Constitución no permite un juicio político tan tarde. Aunque el proceso sigue adelante, esa es una cuestión legal que podría atraer a republicanos deseosos de absolver a Trump sin que parezca que aprueban su comportamiento.
El abogado principal de la defensa, Bruce Castor, dijo haber cambiado su estrategia prevista tras escuchar la presentación rival, y en su lugar se dirigió a los senadores de forma directa, diciendo que el equipo de Trump no haría más que condenar el “repugnante” ataque y “denunciar a los alborotadores de la forma más firme posible”. Pidió a los senadores que actuaran “como patriotas antes de nada” y que tuvieran “la cabeza fría” al considerar los argumentos.
El abogado de Trump David Schoen planteó el juicio como una cuestión partidista y afirmó que los demócratas actuaban motivados por un “odio elemental” contra el expresidente.
Los problemas iniciales de la defensa también mostraron la difícil tarea de los abogados de Trump al defender una conducta previa a una insurrección sufrida personalmente por los senadores. Aunque casi con certeza obtendrán su absolución -debido a la composición del Senado- de todos modos afrontan un desafío de despojar de emoción un juicio centrado en sucesos aún sensibles, incluso para los republicanos.
Pese a la votación de 56-44 a favor de la autoridad del Senado para dirimir el caso incluso tras el final del mandato presidencial, las cifras siguen muy lejos del umbral de dos tercios, o 67 votos, necesario para una condena.
Parece improbable que la acusación llame a testigos, y Trump ha declinado una petición de declarar.
Se espera que el juicio continúe durante el fin de semana.