Columna del Presidente: La Vida y el Legado de Nancy Reagan
Barack Obama
Presidente de los Estados Unidos de América
n la semana pasada, hemos perdido un símbolo estadounidense y una de las figuras más influyentes de su tiempo: la ex primera dama Nancy Reagan.
Nacida en la ciudad de Nueva York y criada principalmente en Chicago, Nancy Davis se graduó en Smith College en 1943. Como actriz, apareció en 11 películas. Y fuera de la pantalla, protagonizó un romance de Hollywood en la vida real con el amor de su vida, Ronald Reagan, con quien se casó en 1952.
Como Presidente, sé lo importante que es tener una compañera fuerte y el Presidente Reagan tuvo tanta suerte como yo. Nancy Reagan redefinió el papel de Primera Dama de Estados Unidos. Además de ser asesora de confianza de su marido y una elegante anfitriona para nuestra nación, fue una apasionada defensora de los problemas que tocaron las vidas de tantas personas. Creó conciencia sobre el abuso de las drogas y el alcohol. Fue una firme partidaria de los veteranos de Estados Unidos. Y después de su propia batalla contra el cáncer de mama y una mastectomía, habló en términos personales acerca de la necesidad de que las mujeres se hagan mamografías.
El pueblo se sintió profundamente conmovido por el amor que Nancy sentía por su esposo. Y nos motivó en cómo, en su largo adiós, Nancy se convirtió en la voz de millones de familias que experimentan la dolorosa y agotadora realidad de la enfermedad de Alzheimer. Trajo su inteligencia y enfoque característicos y se centró en las causas individuales de la investigación con células madre y la investigación sobre el Alzheimer. Y cuando firmé la orden de reanudar la investigación federal de células madre, me sentí orgulloso de que ella fuera una de las primeras personas a las que llamamos. Nadie entendió mejor que Nancy Reagan la importancia de llevar a cabo los tratamientos que conllevan el potencial y la promesa de mejorar y salvar vidas.
Por eso, el año pasado, mi administración anunció la Iniciativa de Medicina de Precisión para mejorar nuestra capacidad de adaptar la atención médica y el tratamiento de enfermedades como el cáncer y el Alzheimer teniendo en cuenta las diferencias individuales en los genes, los ambientes y los estilos de vida de las personas. El mes pasado, adoptamos nuevas medidas para fomentar una mayor colaboración entre investigadores, médicos, pacientes, sistemas de datos y mucho más para acelerar la medicina de precisión. Y más de 40 organizaciones se responsabilizaron con nuevos compromisos en este campo de vanguardia. También hemos puesto en marcha la iniciativa CEREBRO para revolucionar nuestra comprensión de cómo funciona el cerebro humano.
Gracias a los esfuerzos incansables de personas como Nancy Reagan nunca me he sentido más optimista de que nos estamos acercando al día en que cada paciente pueda obtener la atención que necesita y merece. Nunca he sido más optimista de que vamos a encontrar algún día una cura para enfermedades devastadoras como el Alzheimer. Y no se me ocurre mejor manera de honrar el legado de nuestra ex Primera Dama que trabajar juntos, como una sola nación, hacia ese objetivo.