Muchas mujeres se incorporan a la política en la era Trump
Washington Hispanic
AP
hristine Lui Chen es una ejecutiva del campo de la salud de 36 años, madre de dos hijos pequeños, que siempre se enfocó en la familia, su carrera y su comunidad, y nunca le pasó por la cabeza dedicarse a la política.
Todo eso cambió el 13 de enero, 13 horas después de asistir a una Marcha de las Mujeres en Washington, cuando le mandó un correo electrónico a dirigentes del Partido Demócrata: “Esta es mi historia. Quiero hacer algo”.
Menos de cinco meses después, Chen es la única candidata demócrata de su distrito al Senado estatal. Busca ser la primera figura demócrata que representa a ese distrito en más de 30 años y la primera mujer de origen asiático en la legislatura estatal, una de las abanderadas de una legión de mujeres mayormente liberales que se sintieron empujadas en meterse en la política tras la elección de Donald Trump como presidente.
“Nunca me interesó la política”, aseguró Chen, cuyos padres inmigraron a Estados Unidos con lo puesto. “Pero no quiero quedarme al margen. Vivimos un momento en la historia en que tenemos que plantarnos y decir ‘esto es lo que quiere decir ser estadounidense’”.
Virginia es uno de dos estados donde habrá elecciones legislativas este año. El otro es New Jersey. Y los observadores desean ver si hay algún cambio en el equilibrio de fuerzas. El interés de muchas mujeres en incorporarse a la política es otro factor a estudiar. Igual que Chen, numerosas mujeres dicen que se sienten alentadas por la recomendación que hizo Barack Obama en su discurso de despedida, cuando dijo que, si no están satisfechas con los funcionarios que fueron elegidos, busquen las firmas necesarias para postularse ellas a esos cargos.
“Este momento no tiene precedentes”, dice Stephanie Schriock, presidenta de la EMILY’S List, que procura reclutar candidatas mujeres a favor del aborto. “Nunca vimos nada así”. Desde las elecciones de noviembre pasado, su organización fue contactada por 13.000 mujeres de todo el país interesadas en postularse a cargos electivos.
Entre el 2015 y el 2016, 920 mujeres acudieron a esa organización. “Y ese fue un buen año”, destaca, Schriock.
La gran mayoría, según Schriock, se postula a cargos locales o a nivel estatal. “Se dan cuenta de que tienen que empezar a nivel local. Es nuestra responsabilidad tratar de guiarlas hacia una contienda, tal vez en el 2018 o en el 2022”.
En Nueva Jersey, el Centro para Mujeres Estadounidenses y la Política (Center for American Women and Politics) tiene un programa de capacitación no partidista, llamado Ready to Run, que funciona todos los años en marzo en la Rutgers University. Generalmente, para diciembre se han inscrito cuatro o cinco mujeres. Este año se inscribieron 100 para esa época. Temerosa de no tener espacio, la organización fijó un límite de 250 plazas.
“Nunca vi tanta energía”, sostuvo Walsh, aludiendo a la última sesión, de la que participó Chen. “Creo que es un momento universal para muchas mujeres, más bien progresistas, que no le prestaban mucha atención a la política”.
Otra de las participantes en la última sesión fue Lacey Rzeszowski, de 42 años, afiliada al Partido Republicano hasta enero, en que se pasó al demócrata. Rzeszowski se postula a la Asamblea de Nueva Jersey. Igual que Chen, espera ganar como demócrata un distrito tradicionalmente republicano.
Rzeszowski, que últimamente se dedicaba exclusivamente a la crianza de sus tres hijos, dice que decidió postularse en el viaje de vuelta de la marcha de las mujeres. La concentración la había sacudido. “El tamaño, la enormidad y la belleza de todo”, relató. “Mujeres defendiendo a mujeres”.
“Supe que al llegar a casa, iba a tener que discutir esto con mi marido”, expresó.
Otra que cambió de planes después de asistir a la marcha fue Lisa Mandelblatt, abogada y profesora de Westfield, Nueva Jersey. Dice que se sintió “conmocionada y horrorizada” por la victoria de Trump sobre Hillary Clinton, pero que recuperó la fe tras encontrarse con miles de mujeres con sombreros rosados en la marcha de Washington. “Empecé a sentir que esto está bajo control, todo va a estar bien”, señaló Mandelblatt, quien tiene 53 años y se prepara para buscar una banca en la Cámara de Representantes nacional en el 2018, la del republicano Leonard Lance.
En Virginia, Danica Roem participará el 13 de junio en las primarias demócratas para la cámara baja. Dice que más que Trump, lo que la motiva es el representante que trata de desalojar del Congreso, Bob Marshall, un republicano conservador que según Roem “por 25 años ha sido el legislador más anti-LGBT (la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transgénero) no solo de Virginia, sino de todo el sur”.
El día que Roem lanzó su candidatura, Marshall presentó un proyecto de ley por el cual se prohibía a la gente ir a los baños reservados para las personas del otro sexo. “Le interesa más a qué baño voy que cómo hacen sus votantes para ir al trabajo”, manifestó, aludiendo al grave problema que representa el tráfico en su distrito.
Roem espera ser la primera persona transgénero que llega a una legislatura estatal.
En las primarias legislativas de Virginia participará también Jennifer Carroll Foy, defensora de oficio que tampoco se interesaba demasiado en la política.
Foy, de 35 años y una de las primera mujeres de raza negra que se gradúa del Instituto Militar de Virginia, dice que fue estremecida por la derrota de Clinton y que se dio cuenta “de que o me sentaba a esperar que alguien diese la cara o buscaba yo misma los cambios que deseo”.
Es lo mismo que le pasó a Chen, quien dice que uno de los factores que más la motivaron a meterse en la política fueron las políticas inmigratorias de Trump. “¿Somos menos estadounidenses porque no nos parecemos a Donald Trump?”, preguntó.