Ivania tiene una voz difícil de silenciar

Jossmar Castillo

Washington Hispanic

encionar a los Estados Unidos en Latinoamérica equivale a mencionar un país lleno de oportunidades. Una tierra en donde todo lo que sueñas puede convertirse en realidad. En las últimas décadas, quienes fueron parte del flujo inmigrante de personas procedentes del triángulo norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Nicaragua), lo hicieron con un sueño de encontrar paz y tranquilidad para ellos y sus familiares.
Ese fue el sueño de Ivania Castillo, una mujer de origen salvadoreño que aunque hace más de 26 años se convirtió en ciudadana de los Estados Unidos, no vacila en alzar su voz en las calles de Washington, Virginia, Maryland, o donde la necesiten, para que el gobierno permita la estancia de más de 11 millones de personas a quienes le dieron un título de ‘indocumentado’, cuando huyeron de las balas y la violencia que se come a sus países.
¿Cuál es la consigna? “No más deportaciones” “Mantengan a las familias unidas”. En realidad no importa, siempre y cuando transmita el mensaje. Si ha participado de las marchas, de seguro la ha visto. Con una melena de oro y su distintiva bandera de los Estados Unidos, encabeza las marchas de Casa de Maryland y cualquier otra cuya causa sea en favor de los hispanos.
“Desde que vivimos acá, al darme cuenta de lo que estaba pasando y las leyes racistas que estaban implementando, me pareció que era una injusticia tan grande que decidí unirme a mis compañeros y luchar”, dijo Ivania.
Ese instinto luchador se lo atribuye a su madre. Con 13 años, la pequeña reina de belleza del barrio de San Vicente en El Salvador, y que no vivía mal económicamente hablando, tuvo su encontronazo con la guerra civil.
Su madre, dueña de un comercio fue secuestrada y no supo de ella hasta tres días después cuando logró escabullirse y le dijo –Nos vamos para los Estados Unidos. Acá terminó sus estudios y junto a su familia cercana y extendida (unas 23 personas) empezó de cero en la tierra de las oportunidades.
En 2008 se manifestó en contra de las leyes anti-inmigrantes que intentaban pasar en el condado de Prince William, Virginia, donde vivía desde 1996. Por cuatro años formó parte de la agrupación Mexicanos Sin Fronteras.
Pero su activismo no murió con el grupo. Un día en 2013 se encontró por la calle con una volante que avisaba de una marcha en Washington DC. La cita era en el Congreso y allí conoció a Eliseo Medina, el popular sindicalista y activista que por muchos años ha abogado una reforma migratoria en el país. Desde entonces forma parte del grupo de Casa de Maryland.
Fue justo por esos lares cuando adquirió la bandera de los Estados Unidos, que hasta ahora se ha convertido en un símbolo de lucha. “Ahí donde la vez está firmada por muchos políticos importantes y activistas que apoyan esta lucha por los inmigrantes”, mencionó Ivania emocionada. “El día en que la reforma migratoria se apruebe la voy a ondear en lo alto”.
Pero esta lucha no es fácil. Este año le tocó vivir el sinsabor de perder una batalla importante cuando la Corte Suprema, con una decisión dividida bloqueó la puesta en marcha de las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama en junio pasado.
Pero Ivania no ha claudicado. Si mañana la llamaran a una marcha, allá la van a ver después de que pida permiso en su trabajo como asistente de enfermería.
“Yo me imagino esa humillación que pasan la gente en los centros de detención, a los trabajadores de california que no pueden venir a la capital, entonces siento que soy la voz de ellos”, comentó.
Ella, que una vez fue republicana, por la amnistía que le otorgó Ronald Reagan a 2.7 millones de inmigrantes, invita a los cerca de 27 millones de hispanos habilitados para votar, a que ejerzan su derecho al voto y escojan a políticos con iniciativas inclusivas, en favor de los inmigrantes.
Por los comentarios que ha hecho Donald Trump, no se necesita ser un síquico para saber por quién votará en las elecciones de noviembre.

Sin miedo a nada
En sus 20 años que lleva como activista (un término que a ella en lo personal no le gusta), Ivania ha sido detenida en tres ocasiones mientras se manifestaba. También ha participado de varias huelgas de hambre, y no duda en mostrar su admiración por activistas como Eliseo Medina y Gustavo Torres, quienes son su ejemplo. Su trabajo en la comunidad le ha logrado reconocimiento del Consulado de El Salvador, quien en 2013 la nombró como Mujer del Año.