Desarticulan mafia que tenía burdeles de lujo en Virginia

En modernos apartamentos ubicados en dos ciudades del Norte de Virginia y en Boston, Massachusetts, funcionaba una red de burdeles de alta categoría, cuyos clientes a ejecutivos de empresas, militares y funcionarios de primer nivel, según reportó el lunes la Oficina del Fiscal de EEUU para el Distrito de Massachusetts, en un comunicado.  

Tres sospechosos fueron detenidos el miércoles de la semana pasada y acusados de gestionar dichos burdeles de lujo, que funcionaban en apartamentos de edificios localizados en las áreas de Tysons y el distrito Mosaic, ambas jurisdicciones pertenecientes al condado de Fairfax, Virginia. 

De acuerdo con el documento judicial, los detenidos son:

  • Han Lee, también conocido como “Hana”, de 41 años, con domicilio en Cambridge, Massachusetts;
  • James Lee, de 68 años, de Torrance, California; y
  • Junmyung Lee, de 30 años, de Dedham, Massachusetts.

Las investigaciones determinaron que al menos desde julio de 2020, los tres acusados dirigieron una operación de prostitución interestatal en Cambridge y Watertown, Massachusetts, así como en las dos ubicaciones mencionadas en el condado de Fairfax.

Con ese propósito -añadió el informe-, ellos establecieron burdeles en complejos de apartamentos de lujo, con un alquiler mensual desde 3.664 dólares, según se verificó.

La modalidad que empleaban era proporcionar boletos de avión y transporte local “hacia y desde los apartamentos”. Asimismo, los acusados incitaban a mujeres, principalmente asiáticas, a viajar a burdeles en Massachusetts y Virginia para dedicarse a la prostitución, indicaron las autoridades en una conferencia de prensa el fin de semana en Boston. Incluso permitieron a las mujeres pasar la noche en los apartamentos, para que no tuvieran que buscar otro alojamiento.

La fiscalía explicó que los acusados crearon dos sitios web que «pretendían anunciar modelos asiáticas desnudas para fotografía profesional en estudios de lujo», pero los sitios eran en realidad “tapaderas” para su negocio de prostitución ilícito, según los documentos judiciales. También utilizaron números de teléfono locales para comunicarse con clientes verificados, enviando mensajes de texto con menús de servicios e indicaciones para llegar al burdel que seleccionaban.

Los documentos de acusación también destacaron que los clientes de esos locales incluían a «funcionarios electos, ejecutivos farmacéuticos y de alta tecnología, médicos, oficiales militares, contratistas gubernamentales que poseen autorizaciones de seguridad, profesores, abogados, científicos y contadores, entre otros».

Todo cliente potencial debía completar un formulario y proporcionar nombres completos, dirección de correo electrónico, número de teléfono, empleador y una referencia, si la tenía, según las autoridades. 

Los precios oscilaban entre 350 dólares y más de 600 dólares por hora, dependiendo de los servicios que deseaba el cliente, que tenía que pagar en efectivo.

La investigación sobre este caso, así como la participación de los clientes en el plan de sexo por contrato “sigue activa y en curso”, preciso la fiscalía en su comunicado.