Puerto Rico enfrenta futuro incierto con proceso de deuda
AP
Washington Hispanic
a incertidumbre se extiende en Puerto Rico y el mercado de bonos municipales en Estados Unidos ahora que la isla dio el paso sin precedentes de acudir a las cortes federales para restructurar una porción de su deuda de 73.000 millones de dólares.
Muchos economistas previeron el paso dado por el gobierno puertorriqueño el miércoles en medio de una recesión de 10 años, pero ninguno puede prever lo que sucederá ahora.
«Imagínense un maratón”, dijo Craig Barbarosh, abogado de bancarrotas del bufete Katten Muchin Rosenman. «Hoy es el comienzo de la primera milla. Muchas cosas pueden suceder”.
En los próximos días, el presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos deberá nombrar a un juez federal para supervisar el caso de Puerto Rico. El juez decidirá cómo y cuáles bienes de Puerto Rico serán distribuidos a inversionistas de bonos. Sin embargo, el juez necesitará la aprobación de la junta federal de control que fue creada por el Congreso el año pasado para supervisar las finanzas de la isla.
La decisión de resolver una porción de la deuda en las cortes es la mayor gestión hecha por un gobierno en Estados Unidos para protegerse de sus acreedores. No se sabe cuánto tomará el proceso, aunque funcionarios locales piensan que podrá resolverse en cuatro años.
Durante ese tiempo, advierten economistas y analistas, mucho puede suceder.
«Va a ser incómodo para algunos”, dijo Barbarosh. «Pudiera significarlo todo, desde impuestos ligeramente más elevados a ajustes modestos a servicios no esenciales. Van a halar tolas las palancas”.
Los puertorriqueños ya lidian con nuevos impuestos, altas tasas de electricidad y gas y recortes a las prestaciones de los empleados públicos, entre otras cosas. Muchos además tienen dificultades para encontrar trabajo en una isla de 3,4 millones de habitantes con una tasa de desempleo de alrededor de 12%. Casi 450.000 personas se han ido a Estados Unidos en el último decenio para escapar de la crisis.
Los residentes temen que la situación empeore durante el proceso en las cortes y el presidente de la junta de control José Carrión apuntó que seguía siendo preferible la celebración de negociaciones consensuales con los acreedores.
Carrión y el gobernador Ricardo Rosselló resaltaron que pese a activar el proceso para restructurar la deuda en la corte, siguen negociando con acreedores.
«Estamos dispuestos a renegociar los términos», dijo el jueves.
Rosselló dijo que si el gobierno llega a un acuerdo con algunos acreedores que implique más dinero que el ofrecido originalmente, tendrá que ajustar el presupuesto, que ya presentó a la junta pero no ha sido publicado. Resaltó que si eso sucede, no llevará a más impuestos ni medidas de austeridad.
«Le estoy diciendo que como gobernador, no voy a coger esa ruta para que el pueblo de Puerto Rico vaya a hacer más sacrificios de los que ya están haciendo», dijo.
Las negociaciones con los acreedores llegaron a su fin una vez que expiró una protección contra litigios a la medianoche del lunes, lo que provocó una nueva ola de demandas en un intento por recuperar sus inversiones multimillonarias en bonos de Puerto Rico. La isla ha caído en mora por 1.300 millones de dólares en sus pagos principales desde agosto de 2015, prácticamente un mes después de que el gobernador anterior declaró que la deuda pública del territorio era impagable e hizo un llamado para una reestructuración.
En total, Puerto Rico tiene acumulada una deuda pública de 73.000 millones de dólares, en parte porque las administraciones anteriores solicitaron préstamos para cubrir déficits presupuestarios. En comparación, la ciudad de Detroit tenía menos de 20.000 millones de dólares en deudas cuando se declaró en bancarrota en 2013, lo que fue la mayor bancarrota municipal en la historia de Estados Unidos.
La junta de control dijo que los actos para reestructurar en la corte una porción de la deuda le ayudarán a Puerto Rico a obtener acceso a los mercados de capital después de que las agencias de calificación crediticia colocaron la deuda de la isla en su estado más bajo en los últimos años.