Emprendedores cubanos en punto muerto esperan nuevas reglas

AP
Washington Hispanic

En 2010, tras asumir la presidencia, Raúl Castro sorprendió con un paquete de reformas que daban paso a la pequeña iniciativa privada en una economía dominada por el Estado. Muchos pensaron que el capitalismo tocaba las puertas en Cuba.

Las medidas buscaban dar mayor dinamismo a la economía y algunas se convirtieron en vehículos para formar pequeñas empresas -aunque no fueron reconocidas- y mejorar el estatus de propietarios y empleados en un país donde el salario medio mensual, pese a los subsidios y gratuidades del modelo, equivale a 25 dólares.

Lentamente al principio, ganando velocidad luego, las habitaciones libres en algunas casas se remodelaron para alquilar, en las esquinas se abrieron pequeños cafés y elegantes restaurantes se instalaron en los traspatios, algunos de ellos respaldados por miles de dólares enviados por las más diversas vías por cubanos que viven en Estados Unidos, América Latina o España.

Sin embargo, seis meses atrás el gobierno congeló la entrega de nuevas licencias en una veintena de los 200 rubros permitidos y ahora, a pocas semanas del cambio de autoridades más destacado de las últimas décadas, nadie sabe a ciencia cierta si esto refleja el ánimo oficial de ponerle un tope al sector privado o qué camino económico tomará la nación caribeña.

El gobierno alegó sin dar muchas explicaciones que buscaba reorganizar la iniciativa privada para evitar males como la corrupción o la evasión fiscal, pero algunos emprendedores sienten que hay una tensión entre la necesidad de una ampliación para el espacio de la iniciativa privada y el modelo de centralismo estatal que durante años mantuvo una situación de igualdad social.

Y muchos cubanos, incluidos miembros del oficial Partido Comunista, se preguntan cuándo se descongelará la situación.

“Ya hemos dado varias vueltas… porque muchos pensamos que la medida anunciada no es sólo para organizar mejor el trabajo por cuenta propia, como se dijo, sino para poner restricciones”, reconoció el economista y militante comunista Esteban Morales en su blog. “El cuentapropismo (emprendedurismo) genera empleos que el Estado no tiene posibilidades de generar. Algo que hasta ahora no se había aprovechado y que es muy inteligente hacer”, agregó.

Con la suspensión temporal del gobierno en la entrega de licencias nuevas en agosto se vio afectada una veintena de rubros de la lista de 200 autorizados. Entre ellas fueron limitadas las ligadas al turismo -el sector más dinámico de las finanzas isleñas- como los restaurantes llamados aquí “paladares”, las habitaciones para rentar, los corredores inmobiliarios o las de los profesores particulares. También se paralizó la creación de cooperativas.

A fines de diciembre y enero funcionarios dejaron entrever la pronta aprobación de nuevas normas y mostraron algunas pistas.

El vicepresidente y uno de los zares de la economía, Marino Murillo, por ejemplo, informó ante los diputados que se permitirá sólo una licencia por persona, por lo que si alguien arrienda una habitación a turistas no puede -como en la actualidad- ofrecer desayunos, o si instala un taller de reparaciones de celulares tendrá prohibido hacer fotocopias.

También se unificarán licencias de la lista de las existentes para dejarlas en 122 y se suspenderá -aunque de hecho hace tiempo que no se aprueba ninguna- la creación de cooperativas, que a la fecha alcanzan 429, aunque sólo unas 300 de ellas trabajan efectivamente y la mayoría son antiguas unidades improductivas del Estado que éste entregó a sus trabajadores.

Un grupo de emprendedores y expertos con los cuales habló The Associated Press reportaron que estaban a la expectativa y algunos desconfiaron que en el futuro nuevo paquete beneficie su negocio, por lo que pararon las inversiones para mejorarlos o ampliarlos, mientras familiares que financiaban estas iniciativas desde el extranjero prefirieron detener el envío de recursos a sus parientes en la isla para no correr el riesgo.

Una mala noticia para un país que en 2016 reportó su primera recesión en 20 años y en 2017 creció, según las autoridades, 1,6%.

Cifras oficiales estiman que los trabajadores independientes del Estado pasaron de 157.000 en 2010 a 567.000 en el primer semestre de 2017, que representan el 12% de los empleados del país.

“El desarrollo del sector privado es válido para el país. Los cuentapropistas (emprendedores) no están pidiendo neoliberalismo o cambios políticos, sino que los dejen trabajar”, se lamentó con AP, Camilo Condis, un ingeniero industrial de 32 años que tiene un departamento en alquiler y una licencia como empleado de un restaurante. “No podemos ser vistos como un mal necesario. Ya somos 600.000 y eso no es poca gente”.

Los dueños de los negocios se quejan de los fuertes tributos que pagan actualmente y la falta de todo tipo de facilidades, como un mercado mayorista, y el desabasto que los obliga a veces a conseguir insumos en el mercado negro. Funcionarios ven como los sueldos privados son mucho más elevados y los profesionales más talentosos se van o convierten en emprendedores.

La tensión por la desigualdad se hizo notoria en julio cuando Castro expresó su disgusto en la Asamblea Nacional, el Parlamento.

“Se han cometido hechos delictivos, existen informaciones de casos donde una misma persona tiene ya dos, tres, cuatro y hasta cinco restaurantes… Una persona que ha viajado más de 30 veces a diferentes países. ¿De dónde sacó el dinero? ¿Cómo lo hizo?” se preguntó en su discurso.

El mandatario aseguró que la iniciativa privada había llegado para quedarse, pero exhortó a corregir los errores.

Un mes después de las palabras de Castro, ese grupo de licencias se congeló y al menos media docena de grandes restaurantes fueron cerrados bajo el argumento de que se habían cometido delitos como prostitución, compra a gran escala de productos desviados del Estado o tráfico de drogas.

“En dinámica, evidentemente el sector privado es el que mejores resultados tiene”, dijo a AP el economista Omar Everleny Pérez. “Está absorbiendo la fuerza de trabajo del Estado y es el que está creciendo en creación de empleos, aportes de impuestos y tiene más ganancias”.

Sin embargo, Pérez destacó la gran incertidumbre del sector. “Anunciaron que iba a haber nuevas normas pero no acaban de salir y nadie se aventura a una actividad si no sabe el contenido”, expresó.