Reseña: El thriller «The Black Phone» realmente te atrapará
En las películas sobre asesinos en serie, los depredadores trastornados suelen utilizar teléfonos para burlarse de la policía o decirles cuidadosamente a sus víctimas cómo van a morir. En “The Black Phone” («El teléfono negro») es al revés, algo apropiado para un thriller de terror que cambia muchas de las fórmulas del género.
El asesino en serie en la más reciente película de Scott Derrickson no tiene idea sobre el teléfono rotatorio montado en la pared en su mazmorra insonorizada. Les dice a sus víctimas que no ha funcionado en años, pero ellos lo usan para comunicarse entre ellos.
“The Black Phone”, un thriller centrado en niños, es un acto de equilibrio muy satisfactorio que combina elementos de terror y suspenso psicológico sobrenatural, sin llegar a caer en un solo campo. También tiene uno de los finales más satisfactorios para una cinta del género en los últimos años.
Ambientada en el norte de Denver en 1978, la película sigue a Finney, un chico de 13 años interpretado con brío por el debutante Mason Thames. Los realizadores establecen un estado de ánimo sombrío desde el principio, con mucha intimidación, peleas en el patio de la escuela, magulladuras sangrientas y padres alcohólicos y abusivos. A esa mezcla se suma el zumbido de carteles caseros colgados en las paredes con imágenes de desaparecidos.
Hay un asesino en serie merodeando: The Grabber. (En un guiño a John Wayne Gacy, es un mago profesional. Y quizás en otro guiño a The Steve Miller Band, conduce un camión negro adornado con la palabra “Abracadabra”, lo que encaja con la letra de la canción “quiero alcanzarte y agarrarte”.) Cinco chicos adolescentes han desaparecido. Finney y su valiente hermana menor, una fabulosa Madeleine McGraw, tienen la edad suficiente para comprender la abducción por extraños, pero aún son lo suficientemente jóvenes para pensar que decir el nombre del asesino en voz alta es de mala suerte.
Finney sabe de algunas de las víctimas, pero logra conocerlas de primera mano cuando The Grabber — un complicado Ethan Hawke — lo atrapa y encierra en su sótano, un espacio destinado a albergar humanos cuidadosamente curado, excepto por ese teléfono negro que dice que está desconectado, tiene los cables cortados. Entonces, ¿por qué sigue sonando para Finney?
El pobre Hawk está abandonado como uno de esos psicópatas puros del cine, a veces caballeroso y amenazante. Lo hemos visto antes, una precisión escalofriante con la enunciación y ese juego implacable e incruento con su víctima. Su única cualidad destacada es una muy buena colección de máscaras espeluznantes. (Halloween será súper loco este año si esta película despega).
“The Black Phone” es, en cierto modo, una reunión de los tipos que hicieron “Sinister” («Siniestro») de 2012: Derrickson y el coguionista C. Robert Cargill también se asociaron con el productor Jason Blum y Hawke para esa cinta. Esta vez, se apoyan en la realeza del terror: el material de origen es un cuento de Joe Hall, seudónimo de Joe King, el hijo de Stephen King.
Los cineastas se apoyan demasiado en lo sobrenatural para liberar a Finney — ¿en serio necesita el teléfono latir periódicamente como un corazón? — pero esa es solo mi opinión. La película tiene una vibra de “Stranger Things” mezclada con “Room” («La habitación»), e incluso nombra una cinta a la que le debe mucho: “The Texas Chain Saw Massacre” («La masacre de Texas»).
El lema de la película es “no hables con extraños” y es dolorosamente incorrecto. Si bien se aplica a The Grabber, Finn se entera de que las voces al otro lado del teléfono negro son sus víctimas anteriores. Lo están ayudando; cada llamada es una forma de burlar a The Grabber y, en conjunto, proporcionarle un camino seguro a casa. “Usa lo que te dimos”, le aconseja una voz incorpórea.
Lo que hace que “The Black Phone” se destaque es el modo en que captura cómo era crecer en los años 70, a menudo crudos, y su absoluto respeto por el mundo de los niños. Todos los adultos son desdeñosos y distantes, o absolutamente asesinos. En su centro está la fraternidad de las víctimas adolescentes y el vínculo entre hermanos que trabajan contra el retorcido mundo de los adultos. Sin dudas, te atrapará.
“The Black Phone”, un estreno de Universal Pictures y Blumhouse, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “violencia, imágenes sangrientas, lenguaje (soez) y algo de consumo de drogas”. Duración: 103 minutos. Tres estrellas de cuatro.