Croacia: un digno subcampeón
Víctor Caycho
Washington Hispanic
El equipo de Croacia impresionó al mundo con su energía, clase y garra, desde que se inició el Mundial Rusia 2018 hasta el partido final.
Para muchos, Croacia debió ser el legítimo ganador del torneo, por mostrarse parejo en todos los encuentros, enfrentando a prestigiosos rivales a los que fue eliminando en durísimas competencias que llegaron hasta el alargue suplementario e incluso a la definición por penales.
En efecto: Croacia luchó incansablemente para imponerse por penales a Dinamarca en octavos de final, por la misma vía a la anfitriona Rusia en cuartos y en prórroga a Inglaterra en las semifinales. ¡Qué tal esfuerzo sobrehumano!
Otros califican de “una proeza” que haya obtenido el segundo puesto, una ubicación a la que no pudieron llegar otras selecciones de gran prestigio o jerarquía, como Inglaterra, Brasil, Argentina, Uruguay, España, Alemania o el propio anfitrión, Rusia.
En las retinas de los aficionados de los cinco continentes quedarán grabadas tales demostraciones de coraje, espíritu de lucha y vergüenza deportiva de este afiatado equipo de fútbol representativo de una nación que apenas sobrepasa los cuatro millones de habitantes.
Croacia fue un equipo talentoso y tenaz que se instaló en la primera final mundialista de su historia, sobreviviendo a tres partidos que se definieron en el alargue –dos por penales-, y que finalmente sucumbió ante una Francia más fresca y experimentada en las grandes lides, que se impuso el domingo por 4-2 y consiguió la segunda copa después de 20 años.
El volante Ivan Rakitic resumió en pocas palabras el estado de ánimo de los jugadores después del encuentro esa misma noche: “Me gustaría salir con menos orgullo pero con la copa. Duele mucho, porque tenemos la sensación de que fuimos mejores hoy”.
Había que verlos durante el encuentro final. Luchando cada pelota, adelantándose y cortando jugadas del rival, yendo al ataque siempre… incluso cuando iban con el tanteador en contra. No se arredraron ante nada, ni con el autogol hecho por Mario Mandzukic, al rechazar un tiro libre a los 18 minutos de iniciada la contienda. Y momentos después lograron empatar. Tampoco bajaron los brazos cuando el árbitro sancionó un polémico penal, por una mano de Ivan Perisic, que el francés Griezmann transformó en gol en las postrimerías del primer tiempo.
En el segundo tiempo siguieron luchando, tratando de vencer el cansancio derivado de sus anteriores encuentros. Por momentos parecía que podrían remontar el marcador, pero Francia tuvo lo que se llama “la suerte de campeón”.
Croacia hizo el gasto y su rival los goles.
Los croatas llevarán a casa la medalla del segundo puesto, y el recuerdo del mejor desempeño en la historia del fútbol nacional. Luka Modric, su motor en la media cancha, exhibirá orgulloso el Balón de Oro que se le entregó el domingo como mejor jugador del Mundial.
¡Bravo Croacia! Sus jugadores hicieron alegrar al mundo con ese juego bonito que desplegaron de principio a fin en memorables gestas. Lograron un segundo puesto que muy bien pudo haber sido el primer lugar de la Copa Mundial.