Twitter puede requerir algo más que unos buenos algoritmos
Ahora que ha vuelto a Twitter, el neonazi Andrew Anglin quiere que alguien le explique las reglas.
La cuenta de Anglin, el fundador de un infame sitio web neonazi, fue reinstaurada el jueves. Anglin fue uno de los muchos usuarios previamente vetados que se beneficiaron de una amnistía otorgada por el nuevo propietario de Twitter, Elon Musk. Al día siguiente, Musk suspendió a Ye —el rapero conocido anteriormente como Kanye West—, después de que publicara una imagen de una esvástica fusionada con la estrella de David.
“Eso estuvo bien”, tuiteó Anglin el viernes. “Cualesquiera que sean las reglas, la gente debe seguirlas. Sólo tenemos que saber cuáles son las reglas”.
Eso es algo para preguntarle a Musk. Desde que el hombre más rico del mundo pagó 44.000 millones de dólares por Twitter, la plataforma ha sufrido problemas para definir sus norma sobre la desinformación y el discurso de odio, ha emitido comunicados contradictorios y no ha abordado plenamente lo que, según los investigadores, es un aumento preocupante de los discursos de odio.
Como el “jefe tuitero” está aprendiendo, dirigir una red social con casi 240 millones de usuarios activos diarios requiere algo más que buenos algoritmos y muchas veces exige soluciones imperfectas a situaciones complicadas: decisiones difíciles que, en última instancia, deben ser tomadas por un ser humano y que seguramente disgustarán a alguien.
Musk, quien se autodenomina un absolutista de la libertad de expresión, ha declarado que quiere hacer de Twitter una plaza pública digital y global, pero también ha dicho que no tomará decisiones importantes sobre el contenido o sobre la restauración de cuentas prohibidas antes de que cree un “consejo de moderación de contenidos” que integre diversos puntos de vista.
Él cambió pronto de opinión después de sondear a los usuarios de Twitter. Ofreció restaurar las cuentas de una larga lista de usuarios vetados anteriormente, entre ellos el expresidente Donald Trump, Ye, el sitio de sátira The Babylon Bee, la comediante Kathy Griffin y el neonazi Anglin.
Si bien los propios tuits de Musk indican que él permitirá todo el contenido legal en la plataforma, la suspensión de Ye demostró que no es del todo así. La imagen de la esvástica publicada por el rapero entra en la categoría “lícito pero nefasto” que a menudo atormenta a los moderadores de contenidos, según Eric Goldman, experto en derecho tecnológico y profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Santa Clara.
Mientras Europa ha impuesto normas que obligan a las plataformas de redes sociales a crear políticas contra la desinformación y el discurso de odio, Goldman recalcó que, al menos en Estados Unidos, la laxitud de las normas permite a Musk dirigir Twitter a su antojo, a pesar de su enfoque incoherente.
“Lo que Musk está haciendo con Twitter está completamente permitido por la ley de Estados Unidos”, subrayó Goldman.
La presión ejercida por la UE puede obligar a Musk a exponer sus políticas para garantizar que cumple con la nueva ley europea, que entrará en vigor el año próximo. El mes pasado, un alto funcionario de la UE advirtió a Musk que Twitter tendría que mejorar sus esfuerzos para combatir el discurso de odio y la desinformación: su posible incumplimiento podría dar lugar a multas cuantiosas.
En otra jugada confusa, Twitter anunció a finales de noviembre que pondría fin a su política que prohíbe la desinformación sobre el COVID-19. Días después, no obstante, publicó una actualización en la que sostuvo: “Ninguna de nuestras políticas ha cambiado”.
El viernes, Musk reveló lo que dijo que fue la historia entre bambalinas de la decisión de Twitter en 2020 de limitar la difusión de un artículo cuestionable del diario New York Post con base en información presuntamente obtenida de la computadora portátil de Hunter Biden, un abogado y cabildero estadounidense que es el segundo hijo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Facebook también tomó medidas para limitar la difusión del artículo.
En un principio Twitter bloqueó los enlaces al artículo en su plataforma, citando preocupaciones de que contenía material obtenido mediante hackeo, pero luego dio marcha atrás a la decisión después del entonces director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, criticara la decisión.
La información revelada por Musk incluía la decisión de Twitter de eliminar un puñado de tuits luego de recibir una solicitud en ese sentido del equipo de campaña de Joe Biden. Los tuits incluían fotos de Hunter Biden desnudo que se habían compartido sin su consentimiento, en violación de las reglas de Twitter contra la pornografía vengativa.
La revelación de Musk, más que revelar una conducta nefasta o una colusión con los demócratas, destacó el tipo de decisiones difíciles sobre moderación de contenido que ahora deberá enfrentar.
Las “decisiones difíciles, confusas y espinosas” son inevitables, expresó Yoel Roth, exjefe de confianza y seguridad de Twitter y quien renunció a pocas semanas después de que Musk se hizo propietario de la plataforma.
Si bien el antiguo Twitter estuvo lejos de ser perfecto, se esforzó por ser transparente con los usuarios y sistemático en hacer cumplir sus reglas, afirmó Roth. Eso cambió con Musk, agregó al hablar recientemente durante un foro de la Fundación Knight.
“A la hora de la verdad, cuando compras algo de 44.000 millones de dólares, tienes la última palabra sobre cómo dirigir esa cosa de 44.000 millones de dólares”, manifestó Roth.
Si bien gran parte de la atención se ha centrado en las decisiones de Twitter en Estados Unidos, los despidos de muchas personas que trabajaban en la moderación de contenido también están afectando a otras partes del mundo, según los activistas de una campaña llamada #StopToxicTwitter (“#FinAlTwitterTóxico”).
“No estamos hablando de que las personas no tengan capacidad de resiliencia para escuchar cosas que hieren los sentimientos”, dijo Thenmozhi Soundararajan, directora ejecutiva de Equality Labs, que trabaja en el sur de Asia para combatir la discriminación basada en castas. “Estamos hablando de la prevención del peligroso discurso de odio genocida que puede conducir a atrocidades en masa”.
La organización de Soundararajan forma parte del Consejo de Confianza y Seguridad de Twitter, que no se ha reunido desde que Musk asumió el cargo. Ella dijo que “millones de indios están aterrorizados por saber qué cuenta será reintegrada”. Twitter ha dejado de responder a las preocupaciones expresadas por el grupo.
“Entonces, ¿qué sucede si hay otro llamado a la violencia? ¿Tengo que etiquetar a Elon Musk y esperar que se ocupe del pogromo?”, se preguntó Soundararajan.
Los casos de discurso de odio y epítetos raciales se dispararon en Twitter después de que Musk comprara la empresa, ya que algunos usuarios intentaron poner a prueba los límites del nuevo propietario. Desde entonces, la cantidad de tuits que contienen términos de odio continúa aumentando, según un informe publicado el viernes por el Center for Countering Digital Hate (Centro para contrarrestar el odio digital), un grupo que rastrea el odio y el extremismo en línea.
Musk asegura que Twitter ha reducido la difusión de tuits que contienen discursos de odio, al hacerlos más difíciles de encontrar a menos que un usuario los busque, pero eso no satisfizo al director ejecutivo del Centro, Imran Ahmed, quien calificó el aumento del discurso de odio como un “claro fracaso en el cumplimiento de sus propios estándares autoproclamados”.
Inmediatamente después de la toma de posesión de Musk y el despido de gran parte del personal de Twitter, los investigadores que previamente habían denunciado tuits con discursos de odio dañinos o información errónea en la plataforma confirmaron que nadie ha respondido a sus súplicas.
Jesse Littlewood, vicepresidente de campañas de la organización Common Cause, dijo que su grupo se comunicó con Twitter la semana pasada sobre un tuit de la representante republicana Marjorie Taylor Greene que alegaba fraude electoral en Arizona. Musk restableció la cuenta personal de Greene después de que la expulsaran de Twitter por difundir información errónea sobre el COVID-19.
Esta vez, Twitter actuó rápidamente y le respondió a Common Cause que el tuit no violaba ninguna regla y que se mantendría en la plataforma, a pesar de que Twitter requiere que se etiquete o elimine todo contenido que difunda afirmaciones falsas o engañosas sobre los resultados de las elecciones.
Twitter no le dio a Littlewood ninguna explicación de por qué no estaba siguiendo sus propias reglas.
“Encuentro eso bastante confuso”, expresó Littlewood.
Twitter no respondió a los mensajes en busca de comentarios para este reportaje. Musk ha defendido los movimientos a veces bruscos de la plataforma desde que asumió el control, y ha alegado que ocurrirán errores a medida que evoluciona. “Haremos muchas tonterías”, tuiteó.
Para los muchos fanáticos en línea de Musk, el desorden es una característica, no un error, del sitio bajo su nuevo propietario, y un reflejo de la meca de la libertad de expresión que ellos esperan que sea Twitter.
“Hasta ahora me encanta Elon Twitter”, tuiteó un usuario que se hace llamar Some Dude (“Un tipo”). “¡El caos es glorioso!”.