Maspanadas: El sabor latino que conquistó el “Sueño Americano»

Johnny A Yataco/Washington Hispanic

Todo empezó desde casa, cuenta Margarita. Su idea inicial era abrir un pequeño negocio de catering que pudiera generar empleo para su amiga, quien la había ayudado a cuidar a sus hijos cuando ella se encontraba abrumada por su trabajo a tiempo completo. En sus palabras: «La compañía iba a ser una manera de generar un trabajo para ella y darle la oportunidad de quedarse en Estados Unidos».

Así nació el proyecto, casi como un gesto de gratitud, pero con el tiempo se transformó en algo mucho más grande.

Lo sorprendente es que, aunque su formación académica parece no tener relación con el mundo culinario—es doctora en biología por la Universidad de Princeton—Womack destaca cómo su preparación científica le ha brindado las herramientas necesarias para el emprendimiento. «La ciencia es una excelente preparación para los negocios», me explicó, señalando que el pensamiento estructurado y la resolución de problemas son habilidades esenciales tanto en la ciencia como en los negocios. Esto le ha permitido desarrollar su negocio de manera metódica, identificando y analizando cada oportunidad, como lo haría un científico con una hipótesis.

Al principio, su empresa se centraba en catering, pero pronto identificaron que las empanadas eran el producto más demandado. Este descubrimiento llevó a Maspanadas a concentrarse exclusivamente en la producción de empanadas congeladas, convirtiéndose en su propuesta central. Margarita sonríe cuando recuerda los inicios humildes del negocio, cuando necesitaba contratar a su primer chef: «El primer empleado fue un chef salvadoreño, y cuando necesitamos a alguien más, trajo a su vecina, luego a su amiga de la iglesia, cuando necesitamos a alguien más, trae a su a su sobrina… así fue creciendo el equipo. Hoy, de los casi 100 empleados, solo dos no son hispanos, y tenemos representación de 11 países de América Latina.»

La comunidad hispana ha sido el pilar del éxito de Maspanadas. Margarita se enorgullece de haber creado una empresa donde el 80% de los empleados son mujeres, muchas de ellas en situaciones difíciles. Además, han establecido una fundación que ofrece apoyo adicional para ayudar a los empleados a prosperar en Estados Unidos, más allá del cheque de pago. «Hoy en día, más que solo tener un trabajo estable y buenos beneficios, buscamos estructurar herramientas y conocimientos que permitan a nuestra gente entender cómo ser exitosos aquí y compartir ese éxito con sus familias y comunidades», señaló Margarita.

Con respecto a la autenticidad de los productos, Womack explicó cómo ha logrado equilibrar los sabores tradicionales latinos con las demandas del mercado estadounidense. “Desarrollamos recetas variadas que reflejan diferentes estilos de empanadas a través de Latinoamérica», La idea es contar historias a través de los sabores, desde empanadas de viento ecuatorianas hasta empanadas de yuca de la República Dominicana. Margarita es consciente de la riqueza cultural que representa la comida latina y se esfuerza por transmitirla a sus clientes, quienes, cada vez más, aprecian la diversidad de estos productos.

La empresa también ha encontrado espacio en el mercado mainstream. Hoy en día, las empanadas de Maspanadas se venden en más de 3000 tiendas, incluidas grandes cadenas como Giant, Whole Foods y Mom’s Organic Market. “El crecimiento de la población hispana en Estados Unidos ha generado una mayor demanda de productos latinos”, dice Margarita.

Nacida en Bogotá, Colombia, ella y su familia se vieron forzados a dejar el país en el año 2000 debido a las amenazas de las FARC, una situación desafortunadamente común entre muchos colombianos en Estados Unidos. Su madre se negó a ceder a las extorsiones, lo que puso en riesgo sus vidas. Esto llevó a Margarita a continuar sus estudios en la Universidad de Tulane, en Luisiana.

Ella es madre de tres hijos, quienes han crecido junto con su empresa. Desde los inicios del negocio, ella manejaba la camioneta de la compañía, entregando empanadas mientras recogía a sus hijos. Durante la pandemia, los niños de Margarita, junto con los hijos de algunos empleados, se adaptaron a la nueva normalidad y realizaban sus clases en la oficina, contribuyendo incluso en el empaquetado de empanadas. Margarita relata con orgullo cómo sus hijos se sienten parte del negocio, compartiendo una anécdota en la que su hijo mayor, a los 12 años, habló con inversores en una feria, dejando una impresión tan positiva que una distribuidora nacional la contactó para iniciar conversaciones.

Su visión para el futuro incluye empanadas de desayuno, empanadas dulces y versiones con alto contenido de proteínas, siempre con el objetivo de seguir innovando en el espacio de los alimentos latinos.

Al finalizar nuestra entrevista, le preguntamos si alguna vez pensó en abandonar o tirar la toalla. Con una sonrisa de complicidad, nos respondió: «Sí, más o menos cada minuto cambia la cosa. Un día sientes que te estás tomando el mundo y al siguiente te preguntas por qué te metiste en esto». Sin embargo, su pasión por el emprendimiento y su capacidad para enfrentar los desafíos son las razones que la mantienen en marcha, no solo por ella, sino por la comunidad que ha creado a su alrededor.

Maspanadas es más que un negocio de empanadas. Es una empresa que celebra la rica diversidad de la comida latina, sino que también impacta positivamente a quienes la producen y la disfrutan.