Lo que debemos saber sobre los síntomas de las enfermedades cardiovasculares
Los síntomas de los problemas cardiovasculares abarcan toda la gama. Algunos –como el dolor de pecho durante un ataque cardíaco o un rostro caído durante un derrame cerebral– son repentinos y severos, mientras que otros duran años con intensidad variable. Factores como el sexo, la función cognitiva y la depresión pueden complicar el reconocimiento o diagnóstico de los síntomas.
En un nuevo informe, los expertos detallan los conocimientos más recientes sobre los síntomas de las enfermedades cardiovasculares con el objetivo de mejorar la atención a pacientes e identificar dónde es necesario realizar más investigaciones.
«Los síntomas son una gran parte de cómo evaluamos a un paciente cuando viene a consultarnos en la clínica y cómo tomamos decisiones sobre cuál es el mejor tratamiento para una persona», dijo Megan Streur, enfermera especializada en el Heart Institute en el Centro Médico UW en Seattle. «Pero al mismo tiempo, existe mucho que todavía no comprendemos sobre la variabilidad de los síntomas en la misma enfermedad para diferentes personas».
Streur, también profesora adjunta de enfermería en la Universidad de Washington, ayudó a escribir el nuevo comunicado científico de la American Heart Association, publicado el jueves en su revista Circulation.
Parte del desafío de evaluar y estudiar los síntomas es que son subjetivos, dijo Corrine Jurgens, profesora adjunta de enfermería en Boston College y líder del panel que redactó el informe.
Una medida objetiva de la salud cardíaca, como la presión arterial o el ritmo cardíaco, puede medirse una y otra vez y se le puede hacer un seguimiento con el tiempo. «Pero los síntomas no son así», dijo Jurgens. «Los pacientes son los que tienen que decirnos cómo se sienten».
Los profesionales de la salud deben considerar factores que pudieran afectar cuáles síntomas describe una persona, señala el informe. Por ejemplo, aunque el dolor de pecho es el síntoma más común de un ataque cardíaco tanto en los hombres como en las mujeres, las mujeres son más propensas a también sentir náusea, dolor de hombro y dolor en la parte superior de la espalda.
Con la enfermedad arterial periférica, un estrechamiento de las arterias que llevan sangre a los brazos y las piernas, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de no tener ningún síntoma. Pero cuando los tienen, los síntomas de las mujeres pueden atribuirse erróneamente a otras enfermedades como la osteoartritis, o incluso ignorarse bajo la falsa suposición de que la enfermedad arterial periférica es más común entre los hombres.
Tales diferencias tienen consecuencias. «Todavía sucede que a las mujeres a menudo se les diagnostican enfermedades más tarde de lo que se hubieran diagnosticado si fueran hombres», dijo el científico enfermero Christopher Lee, decano adjunto de investigaciones en Boston College y vicepresidente del comité de redacción del informe.
También existen diferencias en cómo las personas interpretan los síntomas en base a normas culturales, indicó el informe. Y en términos de raza, la investigación revela que las personas de raza negra con un tipo de latido cardíaco irregular llamado fibrilación auricular (AFib) sienten más palpitaciones, falta de aire y mareos que las personas de raza blanca o los hispanos con AFib.
Pero muchas medidas de los síntomas cardiovasculares se basan en estudios de hombres de raza blanca, dijo Lee. El informe sugiere realizar más investigaciones de los síntomas entre diferentes grupos.
La salud mental de una persona también puede afectar cómo se reportan los síntomas. La depresión y la enfermedad cardiovascular a menudo coinciden, dijo Lee, y eso puede llevar a «una mitigación general de la capacidad de alguien para detectar lo que de otra forma podría ser un cambio muy grande en su enfermedad». La función cognitiva también puede afectar la detección de síntomas, lo que hace que sea importante medir con regularidad los niveles cognitivos y de depresión de un paciente, señaló el informe.
Jurgens dijo que se necesitan formas más precisas de registrar y evaluar los síntomas, tanto en beneficio de la investigación como para ayudar a los profesionales de la salud a identificar mejor las necesidades de los pacientes. Lee estuvo de acuerdo.
«Mucha de la investigación cardiovascular se enfoca en la enfermedad en sí, y no realmente en la respuesta humana a la enfermedad», dijo él. «Enfocarse en los síntomas es en gran medida capturar cómo es la experiencia para las personas que viven con estas afecciones».
Aunque se están diseñando y usando mejores medidas, las personas con enfermedades cardiovasculares pueden tomar pasos para asegurarse de comunicar claramente sus propias experiencias.
Los pacientes deben tomarse el tiempo de prepararse para las citas, dijo Lee. La AHA, el American College of Cardiology y la Heart Failure Society of America ofrecen herramientas que pueden ayudar.
Streur dijo que es importante que los pacientes sean honestos, no minimicen los síntomas y sean específicos. Ella dijo que si consultas a un profesional de la salud sobre la falta de aire –un síntoma distintivo de la insuficiencia cardíaca– piensa en: «¿Cuándo sucede? ¿Hay algo que suele provocarlo? ¿Hay una hora específica del día en que es peor que otras? O si es un ritmo cardíaco rápido, ¿cuándo ocurre? ¿Cuánto dura? ¿Qué tan rápido es?».
Reportar todos los síntomas, incluso si tal vez no los conectes al corazón, es importante, dijo Jurgens. Los síntomas se agrupan, dijo ella, y los diferentes tipos de falta de aire le indican cosas distintas al profesional de la salud. «Si no puedes acostarte en posición horizontal, eso es más problemático que la falta de aire causada por actividad. De igual forma, si te despiertas con demasiada falta de aire, eso también nos indica que se avecina un problema más grave».
Tales detalles, dijo Streur, ayudan a los profesionales de la salud a «descubrir cosas lo más rápido posible y encaminar a la gente por el tratamiento que les va a ayudar a sentirse mejor».
Lee dijo que el informe sugiere avanzar la ciencia hacia cómo se miden los síntomas, pero también hace énfasis en lo básico. «Una buena evaluación clínica y preguntas muy detalladas sobre cómo se siente la persona al vivir con la afección siempre ha sido importante».
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