8 días después de dar a luz, mujer de 29 años tuvo un ataque cerebral
Noelia Gutiérrez estaba agradecida de que su madre había viajado de Nueva York a Florida para ayudar con la llegada de su tercer bebé. Un día, Gutiérrez decidió tener un almuerzo divertido: comerían sushi para que su mamá lo probara por primera vez. Y su hermano, auxiliar de vuelo que estaba de viaje, fue testigo de lo sucedido a través del chat de video.
Mientras sostenía a su hija de 8 días contra su pecho, Gutiérrez estaba comiendo en el mostrador de su cocina cuando una extraña sensación de calor extremo le perforó la cabeza.
«Mamá, me está doliendo la cabeza y no se siente normal», dijo ella.
Después, su lado derecho empezó a hormiguear.
Gutiérrez, quien es enfermera profesional, le pasó la bebé a su mamá y llamó los servicios de emergencia (911 en los Estados Unidos).
Después Gutiérrez empezó a temblar.
Los paramédicos determinaron que Gutiérrez, de 29 años, estaba sufriendo un ataque cerebral. Mientras la transportaban desde su casa en Miramar hacia un hospital con un centro de tratamiento para ataque cerebral, el personal del centro se preparaba para su llegada.
En el hospital, la salud de Gutiérrez iba empeorando rápidamente. Sus brazos y piernas se estaban debilitando.
Los médicos necesitaban saber qué tipo de ataque cerebral estaba sufriendo y dónde se localizaba. El diagnóstico por imágenes encontró un coágulo que estaba bloqueando las arterias que llevan la sangre al tallo cerebral.
El hospital estaba equipado con médicos y tecnología capaz de realizar un procedimiento para extraer el coágulo. Se llama una trombectomía mecánica. Como se esperaba, la extracción del coágulo abrió la obstrucción, lo que restauró el flujo sanguíneo al cerebro.
Los médicos pensaron que el coágulo –y, por lo tanto, el ataque cerebral– fue causado por dos cosas: el embarazo y un orificio que no se había detectado en el corazón de Gutiérrez.
Los cambios hormonales provocados por el embarazo hacen que las mujeres sean más propensas a desarrollar coágulos. A Gutiérrez también se le encontró un foramen oval permeable (FOP), que es un pequeño orificio en la pared entre las cavidades superiores derecha e izquierda del corazón. Los FOP son una forma común de un defecto cardíaco congénito. Posteriormente se sometió a un procedimiento para que se lo cerraran.
El ataque cerebral ocurrió en marzo del 2017. Gutiérrez pasó dos semanas en el hospital, luego estuvo internada dos semanas más en un centro de rehabilitación, seguido por dos meses de rehabilitación ambulatoria.
Para junio, ya se había recuperado un 80%.
Gutiérrez volvió a aprender a caminar y comer. Aunque antes hablaba español con fluidez, inicialmente perdió la habilidad de encontrar las palabras en español. No podía comunicarse con su madre, quien desde que llegó de Nueva York se había quedado para ayudar y solamente habla español. Su esposo, Chris, renunció a uno de sus empleos para pasar más tiempo en casa. Él la motivó a que siguiera en movimiento y mejorara.
«Después de regresar a casa, las cosas realmente empeoraron porque me puse muy ansiosa», dijo Gutiérrez. «Si tenía una cita al mediodía, quería estar en el vehículo a las siete de la mañana. Yo no quería estar cerca de mi bebé porque ella vomitaba. Yo no soy así.»
Gutiérrez y los médicos dijeron que su comportamiento era una mezcla de ansiedad posataque cerebral y depresión posparto.
«Fue una etapa muy oscura», dijo ella.
Cinco años después, Gutiérrez dijo que no ha recuperado totalmente su capacidad de retener información y realizar varias tareas a la vez. Debido a esto, cambió de trabajar directamente con pacientes a practicar la enfermería por telesalud.
Pero está agradecida por lo que ella llama esos problemas relativamente menores.
«Es como tener suerte de un modo desafortunado», dice ella.
El aspecto de más suerte tuvo que ver con el momento de su ataque cerebral.
Las trombectomías eran relativamente nuevas en ese entonces. El hospital donde recibió tratamiento acababa de establecer recientemente un programa para que el personal de emergencia reconociera las señales de ataque cerebral y transportara rápidamente a los pacientes al centro de tratamiento de ataque cerebral más apropiado.
«Si esto hubiera pasado incluso tres años antes, lo más probable es que ella hubiera estado en coma y confinada a un centro de cuidados», dijo el Dr. Brijesh P. Mehta, su neurocirujano. «El resultado de Noelia es un buen ejemplo de lo que podemos lograr cuando los hospitales trabajan para educar a los servicios médicos de emergencia y a la comunidad».
Además, debido al éxito del programa de entrenamiento para los servicios de emergencia, y las historias de éxito como la de Gutiérrez, Mehta y sus colegas llegaron a crear una coalición que estandarizó los protocolos de ataque cerebral antes de llegar al hospital en la región.
Gutiérrez se ha convertido en una defensora de la salud cardíaca y del reconocimiento de los síntomas de ataque cerebral, especialmente entre los latinos.
«En la comunidad hispana, es una especie de tabú hablar sobre cosas médicas», dijo ella. «Nos educaron y criaron para trabajar duro, casarnos y tener una familia sólida. Pero no para hablar sobre la salud y cómo te afecta. Por eso creo que es importante que siga contando mi historia».
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