Raptan y asesinan a 2 niños en Guatemala
Sonia Pérez
San Juan Sacatepéquez, Guatemala / AP
a escuela rural Los Ajuixes pudo haber celebrado un Día de San Valentín como cualquier otro año, pero en lugar de eso, la comunidad recordó con tristeza a los dos alumnos que fueron secuestrados el viernes 10 de febrero y que el martes 14 recibieron entierro en la comunidad de Ajuix. Carlos Daniel, de diez años, y Óscar Armando, de 11, iban de su casa a la escuela –en el municipio de San Juan Sacatepéquez, a unos 40 kilómetros de Ciudad de Guatemala- cuando alguien los detuvo. Hoy hicieron el mismo recorrido juntos; esta vez, en sus ataúdes.
Según vecinos, las familias habrían recibido llamadas telefónicas donde solicitaban un millón de quetzales (unos 130.000 dólares), por el rescate de cada niño, algo que para ellos era imposible de pagar. La comunidad de Ajuix vive de la siembra de maíz, frijol y la elaboración de cohetillos, y se vio sobrecogida por el crimen de los dos menores, cuyos cadáveres aparecieron el domingo 12 en dos costales, atados de pies y manos, dos días después de su desaparición.
Según el reporte del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), habían sido degollados. En la escuela de Los Ajuixes, sus compañeros los homenajearon con globos blancos y carteles donde se leía «Queremos justicia, basta de violencia». Unos 2,000 vecinos acompañaron el sepelio a través de las polvorientas calles sin asfaltar de la humilde comunidad junto a una banda que tocaba marchas fúnebres. María Eurelia Toc, madre de Óscar, afirmó en la escuela que no podría creer lo que venía.
«Era acólito, esos niños no tenían pecado», añadió en medio del llanto. La comunidad expresa que poco a poco ha ido elaborando el rompecabezas de lo que quizá sucedió ese día. Según el líder comunitario Luis Tajuix, un vehículo desconocido pudo pasar ese día por la misma ruta que los niños usaban y les ofreció acercarlos a la escuela con tal de que ellos le mostraran dónde podría comprar cohetillos.
De acuerdo a Tajuix, ellos habrían aceptado. Al mediodía del viernes 10, cuando sus familiares les esperaban de regreso tras la jornada de estudios, se percataron de que no habían estado en la escuela y empezó la búsqueda.