Opositores venezolanos compiten por la candidatura para enfrentarse al poderoso Maduro
Los líderes de la dividida oposición venezolana estrechan manos de votantes y prometen -una vez más- que derrotarán en las urnas al presidente, Nicolás Maduro.
Maduro tiene el respaldo del poderoso Partido Socialista Unidos de Venezuela, que controla el país y su riqueza petrolera desde hace un cuarto de siglo. El partido estuvo liderado durante 15 años por Hugo Chávez y lleva una década con Maduro al timón, un tiempo en el que el sistema electoral se ha ido inclinando a su favor y las ayudas del gobierno se han utilizado como incentivos para votar por el partido.
Pese a sus escasas probabilidades de éxito, los líderes opositores dicen que renunciar sería peor, de modo que el 22 de octubre celebrarán unas primarias para decidir quién se enfrenta a Maduro el año que viene. Han encontrado una reacción poco entusiasta de votantes desanimados a los que se les dijo durante años que boicotearan las elecciones.
Los candidatos interesados pueden presentarse a las primarias a partir del martes, aunque muchos datos básicos de la votación -como quién votará, cómo y dónde- siguen en el aire. Aun así, por ahora unos 10 políticos creen que tienen lo necesario para enfrentarse a Maduro y al Partido Socialista Unido de Venezuela.
“Todos los venezolanos que queremos vivir mejor, que queremos vivir en democracia, debemos poner lo que está en nuestro alcance», dijo Jesús María Casal, un abogado constitucional que dirige el organismo supervisor de las primarias.
Entre la lista de aspirantes están Henrique Capriles, exgobernador y que ha sido candidato a la presidencia en dos ocasiones, y la exparlamentaria de la Asamblea Nacional María Corina Machado. Freddy Superlano, que fuera candidato a gobernador, se convirtió en el elegido de su partido después de que Juan Guaidó, autoproclamado presidente en funciones de Venezuela, abandonara el país a finales de abril.
Los votantes se ven asfixiados por una prolongada crisis que ha hecho emigrar a más de 7 millones de personas y hecho que los que se quedaron no puedan costear la comida y otros productos básicos.
Desde que Hugo Chávez fue elegido presidente en 1998, introdujo un movimiento que dijo defendía a la clase trabajadora. Los venezolanos han participado desde entonces en 17 comicios, entre presidenciales, legislativos, municipales y regionales.
Las elecciones se han visto caracterizadas por el empleo de obsequios como herramienta política, con regalos como electrodomésticos, comida y otros artículos. Los candidatos afines al gobierno han preferido el acceso a gasolina subvencionada y una cobertura favorable en la televisora estatal para el partido.
También se han visto los llamados puntos rojos, que reciben su nombre por el color que adoptó el partido en el gobierno hace más de dos décadas. Los puestos situados cerca de los centros de votación suelen estar dirigidos por aliados del PSUV que piden a la gente que muestre las tarjetas emitidas por el gobierno necesarias para recibir comida y otras ayudas.
La falta de condiciones electorales justas hizo que algunos líderes opositores fomentaran boicots durante las dos últimas décadas. Pero la estrategia fracasó, y los diferentes partidos y facciones de la oposición llevan meses tratando de alcanzar acuerdos para celebrar las primeras primarias desde 2012.
Guaidó, que no votó en las elecciones regionales de 2021, instó este año a los venezolanos que viven en el extranjero a enviar dinero a sus amigos para que pudieran costear viajes a oficinas de registro de votos.
“Tu familia y amigos en Venezuela necesitan de tu ayuda para participar en la primaria» dijo Guaidó en un video en Twitter el pasado marzo. «Apóyalos con los gastos de su traslado”.
El grupo de Casal ha pedido a las autoridades electorales del país que actualicen el censo electoral y faciliten los trámites de registro de votantes.
Los partidos de oposición, candidatos interesados, líderes consolidados y organizadores de las primarias aún no se han puesto de acuerdo sobre si utilizar las máquinas de voto electrónico propiedad del gobierno en su votación de octubre. Tampoco se ha decidido si se habilitarán centros de votación en colegios de todo el país.
Los desacuerdos en la oposición llegan a si los venezolanos que viven en el extranjero y tienen edad para votar deberían participar en las primarias. La ley venezolana contempla el voto extranjero al permitir a los ciudadanos depositar sus boletas en los consulados. Pero los votantes interesados deben estar adecuadamente registrados con su dirección extranjera y no pueden estar en ese país de forma ilegal ni en proceso de solicitar asilo o condición de refugiado.
El líder del PSUV, Diosdado Cabello, ha insistido en que la oposición no conseguirá celebrar sus primarias. Si se equivoca, entonces la oposición también debe determinar cómo gestiona una victoria de un candidato al que las autoridades ya han inhabilitado para optar a cargos públicos. Es el caso de Superlano y Capriles, vetados en lo que muchos consideran parte de las estrategias del gobierno contra la disidencia.
Superlano fue candidato a gobernador de Barinas, donde nació Chávez, en 2021. Cuando los resultados electorales mostraron que había ganado, el alto tribunal venezolano lo inhabilitó. Su esposa, que fue elegida como su sucesora, también fue sancionada, al igual que su sustituto.
Guaidó, que también está inhabilitado para presentarse a las elecciones, se instaló en Miami en abril alegando crecientes amenazas de seguridad contra él y su familia. La semana pasada, Capriles acusó en dos ocasiones a seguidores del PSUV de interrumpir actos de campaña, incluido uno el viernes en el que varias mujeres le empujaron y golpearon varias veces, un incidente grabado en video que Capriles compartió en Twitter.
Capriles ganó las últimas primarias de la oposición para las presidenciales y se presentó contra Chávez en octubre de 2012. Seis meses más tarde se enfrentó a Maduro, que había asumido la presidencia interina cuando murió Chávez.
“¿Que va a pasar? No sé qué va a pasar», dijo Capriles a la prensa sobre las sanciones. «Lo que creo es que yo no me puedo autoinhabilitar ni le voy a pedir permiso al gobierno si me puedo postular o no”.