El Salvador: Bukele inicia su gobierno con mano dura
Marcos Alemán
San Salvador / AP
El joven empresario Nayib Bukele asumió el sábado 1ro. de junio la presidencia de El Salvador, rompiendo con el bipartidismo que ha regido al país centroamericano en los últimos 30 años, y lo hizo aplicando mano dura desde el primer momento.
A pocas horas de jurar el cargo, Bukele ordenó vía Twitter el domingo a la fuerza armada retirar de inmediato el nombre del coronel Domingo Monterrosa del cuartel de la Tercera Brigada de Infantería en San Miguel, por estar acusado de crímenes de lesa humanidad.
El lunes también ordenó remover de su cargo al director de Protección Civil, Jorge Meléndez, por su presunta participación encubriendo al autor del asesinato del poeta salvadoreño Roque Dalton en mayo de 1975.
Y el martes dispuso remover de sus puestos en el gobierno a siete familiares del exmandatario Salvador Sánchez Cerén, y que se “contrate a personas con credenciales para asumir el cargo, o se congelen la plazas y se ahorren sus salarios”.
Nuevamente por Twitter, Bukele ordenó a los ministros de Justicia y Seguridad Pública, de Vivienda, y de Trabajo, así como a los directores de dos instituciones gubernamentales, que removieran inmediatamente de sus puestos a dos hijos, cuatro nietos y la nuera de Sánchez Cerén.
Los hijos del ex presidente: Salvador Antonio Sánchez Villalta y Fátima Carolina Sánchez Villalta, aparentemente ocupaban puestos de dirección y recibían salarios de 4.000 dólares mensuales, mientras que el nieto de Sánchez Cerén, Luis Antonio Sánchez Mejía, percibía un salario similar en las oficinas de la Dirección General de Migración.
Otros tres nietos del ex mandatario trabajaban en Migración, el Instituto Nacional de la Juventud (Injuve), y en la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA).
La nuera, Irma Mejía Mejía tenía un salario de alrededor de 2.500 dólares como directora general de Centros Intermedios de la Dirección de Centros Penales del ministerio de Justicia y Seguridad Pública.
Junto al pueblo
Con su aspecto juvenil, cabello engomado, vestido con un traje azul, camisa blanca, sin corbata y un pañuelo de seda en el bolsillo del saco, el empresario de 37 años posó la mano izquierda sobre la Biblia que sostenía su esposa Gabriela y juró cumplir y hacer cumplir las leyes del país. Luego, Bukele recibió la banda presidencial de manos del presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano.
Al cabo de la investidura, miles de salvadoreños que se congregaron en la plaza Gerardo Barrios –frente a la Iglesia Catedral de San Salvador- corearon “sí se pudo, sí se pudo. Nayib presidente”.
En su discurso, Bukele –que gobernará en el período de 1919 a 1924- agradeció la asistencia de la amplia delegación de mandatarios extranjeros, pero hizo especial énfasis en la presencia de miles de salvadoreños que por primera vez podían asistir a un traspaso del mando presidencial.
Bukele subrayó que El Salvador “ha sufrido mucho, es un país que ha tocado reconstruirlo, que ha enfrentado terremotos y gobiernos corruptos y sin embargo hemos salido adelante”.
El nuevo presidente prometió una nueva forma de gobernar junto al pueblo y pidió la participación de todos los sectores.
“Ya han sido engañados antes”, manifestó al comprometerse a brindar prosperidad, trabajo, seguridad, vivienda digna, agua potable, hospitales con medicinas y escuelas dignas, “Cuántas veces hemos escuchado eso antes y siempre ha sido una mentira, siempre han sido promesas rotas”.
“Juramos que cambiaremos nuestro país contra todo obstáculo, contra todo enemigo, contra toda barrera, contra todo muro, nadie se interpondrá entre Dios y su pueblo para poder cambiar El Salvador”, sostuvo.
Bukele deberá enfrentar los graves problemas que abaten a la nación: La violencia galopante generada en gran parte por las maras o pandillas que tiene presencia en todo el país, el desempleo, la corrupción y la impunidad.