Clínica del Pueblo: 35 años al servicio de la comunidad
Víctor Caycho
Washinton Hispanic
El inolvidable doctor Juan Romagoza, fundador y exdirector de La Clínica del Pueblo, visitó Washington hace pocas semanas, y se reencontró con Alicia Wilson, la actual directora, quien dejará el cargo este año y está a la espera de que la junta directiva de la organización nombre a su sucesor o sucesora en el cargo.
Cuando falta poco más de un mes para que el 16 de septiembre se celebre el 35 aniversario de La Clínica –que atiende a más de 4,500 personas cada año, la mayoría hispanos e inmigrantes-, Alicia relata lo que ambos conversaron y las vivencias recogidas por ella durante los 10 años de trabajo al frente del importante centro médico que se levanta en la 15 Street, en la zona Noroeste (NW) de la capital de la nación.
WASHINGTON HISPANIC: ¿Qué nos puede contar acerca de ese reencuentro que tuvo con Juan Romagoza, la persona a quien usted sucedió en La Clínica?
ALICIA WILSON.- Fue una reunión excelente. Estuvimos hablando de que La Clínica del Pueblo era como “La Clínica de Juan”. El estará presente en nuestro evento de aniversario. Juan ya está jubilado oficialmente, pero cada año viene a visitarnos y siempre busca saber qué estamos haciendo.
W.H.: ¿Y cuál fue el parecer del doctor Romagoza?
A.W.: Quedó muy impresionado por lo mucho que hemos cambiado, crecido y florecido durante estos 10 años y medio. Realmente me sentí orgullosa. Tenemos una nueva clínica en Maryland; él no la conoce todavía. Estamos operando en cinco sitios y tenemos más de 100 personas que son miembros del personal. Así que me dio su permiso para dejar el cargo (lo dice riendo) y pasar el bastón a otra persona. Estuvimos de acuerdo con que La Clínica no es de Juan ni de Alicia… ¡es La Clínica del Pueblo! Y es importante que siga floreciendo en el pueblo y en las manos correctas de la persona que me reemplace.
W.H.: ¿Qué recuerdos tienes de Romagoza en esos tiempos en que lo conociste?
A.W: Yo empecé en el año 2000 en la Clínica, como una ‘test manager’, ayudando a pacientes con VIH. Cuando pasé a una posición en el departamento de Desarrollo pude conocerlo y aprender mucho de él. Bastante rápidamente me pusieron como directora de Desarrollo y entonces trabajé muy de cerca con el doctor Romagoza.
W.H.: ¿Cómo trabajaba él y cuál era su modo de estar cerca de la gente, como a él le gustaba?
A.W: El doctor Romagoza es un hombre único. No hay otro como él. Cada persona que está a su lado se siente muy especial, se siente apreciado y reconocido. Tenía una visión extraordinaria sobre el futuro de la institución y contrató a personas que tenían esta misma misión, pero sobre todo la visión de las posibilidades, de qué se puede inventar y construir. Siempre se mostró muy creativo y tenía el don de dejar el espacio para que otros también puedan serlo. Ese ha sido uno de sus legados y lo seguimos practicando.
W.H.: ¿Alguna de esas vivencias le impactó a usted y quedó registrada en su memoria?
W.H.: Son muchas, pero una de las historias favoritas de mi vida en la clínica fue mi primer día como directora de Desarrollo, en mi nueva posición. Me sentía muy impresionada conmigo misma, me puse un vestido elegante, estaba entusiasmada por mi nuevo puesto. Y llegué a trabajar aquél día. Pero, ¿qué había pasado? Que las tuberías de agua se habían roto durante la noche en aquél viejo edificio, nuestro primer local. El agua caía por todos lados, por las escaleras y los pasadizos. Y yo vestida tan elegante, lista para ser muy importante en mi nuevo puesto. Entré y para mi sorpresa encontré allí a Juan (Romagoza), descalzo y con sus pantalones remangados. ¡Ya estaba mapeando el piso!
W.H.: ¿Y qué dijo al verla a usted?
A.W.: Me miró y exclamó: ¡Hay que buscar algunos trapos, vaya a buscarlos! Entonces empecé a sacarme mis zapatos tan bonitos, busqué unos trapos y empecé a trapear. Esa era para mí la esencia de Juan. Lo retrata de cuerpo entero. Donde cada persona tiene que hacer su tarea y ayudar donde sea. Y lo hacía con el ejemplo. Es, sin duda, un hombre de acción, definitivamente.
W.H.: ¿Desde cuándo usted fue directora ejecutiva de la Clínica del Pueblo?
A.W: Desde el 2009. Ahora cumplo 10 años como directora ejecutiva de La Clínica. Me voy a fin de año. Es un buen momento para una transición.
W.H.: ¿A cuántas personas atienden al año?
A.W: En el 2017 contamos con 40 mil “toques”, donde cada “toque” es una interacción, ya sea en una feria, en una charla, en un examen de VIH, etc. Por eso es un impacto bastante grande en la comunidad. Y en mi tiempo como directora ejecutiva en el 2010 logramos abrir ‘Mpodérate’ en DC, el primer centro latino para la gente LGBTQ, que ahora tiene su propio satélite, en Langley Park, Maryland, donde brindamos servicios en un espacio seguro para una comunidad muy marginalizada.
W.H.: ¿Cómo se encuentran las finanzas de este centro médico?
A.W.: Hemos tenido épocas de vacas flacas y vacas gordas. El golpe económico de 2008 fue el desafío más difícil que he enfrentado.
W.H.: ¿Y en este momento cómo se encuentran, en época de vacas flacas o gordas?
A.W.: Diría ‘vacas bajo buen control’. No son flacas ni gordas. El año pasado experimentamos varios desafíos financieros, por habernos expandido tanto. Ahora hemos encontrado un equilibrio. Pero no estamos relajados tampoco.
W.H: ¿Están en campaña para conseguir más fondos?
A.W.: Sí, pero no para un gran proyecto, uno nuevo. No queremos otra clínica en el corto plazo. Pero seguimos buscando fondos seguros y estables, a un Bill Gates por ejemplo, que sean suficientes para darnos la libertad de reaccionar a los cambios en la comunidad.
W.H.: ¿A qué cambios se refiere?
A.W.: Por ejemplo, si muchos se están mudando al condado de Prince George’s. O si hay un nuevo flujo de jóvenes no acompañados. Se necesitan reacciones rápidas y a veces los fondos de las fundaciones o del gobierno llegan lentos. Entonces, con individuos que puedan donar podemos tener flexibilidad. Seguimos con esta búsqueda de fondos.
W.H.: ¿Cómo van los preparativos de los festejos de aniversario?
A.W.: Lo que hemos visto es que muchos negocios pequeños que están en la Mount Pleasant nos están apoyando. Estoy muy entusiasmada que ellos están colaborando por ser parte de nuestra comunidad.
También buscamos atraer el respaldo de otras compañías, corporaciones y centros, los que ya saben que invertir en nosotros es muy beneficioso a largo plazo.
SIGUE LA “FIESTA DEL BARRIO”
W:H: ¿En la próxima celebración del 35 aniversario de la Clínica sigue la Fiesta del Barrio?
A.W.: Sí, vamos a tener la Fiesta del Barrio y esperamos que pueda ser exitosa. La idea es que no somos una organización muy de gala. Tenemos las raíces en nuestro propio vecindario, en la comunidad. Va a haber una Feria de Salud, con baile, zumba, actividades para los niños y las familias podrán disfrutar juntos celebrando la vida. Quienes deseen asistir pueden conseguir sus tickets desde ahora, en el sitio: https://fiesta-del-puebloeventbrite.com, y únanse a la celebración.