Arabia Saudita, única candidata a albergar el Mundial de 2034
Arabia Saudita es el único país candidato a la organización del Mundial de fútbol de 2034, anunció este martes la FIFA, y ello debería conducir a su oficialización a finales de 2024 como sede del torneo si cumple con los requisitos técnicos.
El reino ultraconservador, que en los últimos años ha multiplicado sus inversiones en el deporte, organizaría el evento cuatro años después de que en 2030 lo hagan España, Portugal y Marruecos. En esa edición de 2030 están previstos además tres partidos en Sudamérica [Uruguay, Argentina y Paraguay].
El próximo Mundial, el de 2026, tendrá lugar en Estados Unidos, México y Canadá.
Formalmente, la FIFA solo anunció en su comunicado del martes las «declaraciones de interés» que ha recibido para la organización de las citas de 2030 y 2034. Después de ello viene la presentación de los dosieres completos de candidatura, la evaluación de la FIFA y «si se han satisfecho los requisitos» los 211 países miembros de la instancia elegirán de manera oficial las sedes a finales del próximo año.
Pese a que todavía falta para esa designación, se suscitan ya varios interrogantes, como el impacto medioambiental que pueda tener la edición de 2030 con partidos en tres continentes, o la compatibilidad del torneo de 2034 con los compromisos de la FIFA en materia de Derechos Humanos.
Arabia Saudita ya había estado interesada en ser sede del Mundial de 2030, en un proyecto conjunto con Grecia y Egipto. Esa candidatura se abandonó en junio y el reino se centró entonces en la cita de 2034.
Por su política de rotación continental, la FIFA había «invitado» a presentar sus candidaturas para 2034 a los países miembros de las confederaciones de Asia y Oceanía.
Indonesia contempló durante un tiempo presentar una candidatura conjunta con Australia o con otros países como
Nueva Zelanda, Malasia o Singapur, antes de dar un paso atrás el 19 de octubre.
Por su parte, Australia, que en este 2023 albergó junto a Nueva Zelanda el Mundial femenino, aspiró a ser sede del gran evento masculino en 2018 y 2022, sin éxito. Este martes anunció su renuncia a competir por la sede de 2034, dejando el camino despejado a los sauditas.
– Apuesta multideportiva –
Arabia Saudita daría un gran golpe con la sede del Mundial de fútbol, después de sus importantísimas inversiones de los últimos años en el fútbol, pero también en otros deportes como la Fórmula 1, el golf, la equitación o el boxeo.
Esta política deportiva viene directamente del príncipe heredero Mohammed Ben Salman, que se ha propuesto transformar el reino en un país de negocios y de turismo para reducir así su dependencia de los ingresos procedentes del petróleo y, según sus detractores, para desviar también la atención internacional sobre las violaciones a los Derechos Humanos.
En los últimos meses, a golpe de talonario, grandes figuras como Cristiano Ronaldo o Karim Benzema han fichado por formaciones sauditas.
En lo que se refiere a grandes competiciones, Arabia Saudita va a acoger del 12 al 22 de diciembre el Mundial de Clubes de la FIFA y en 2027 será sede de la Copa de Asia. En 2029 organizará los Juegos Asiáticos de Invierno, en su complejo futurista en construcción de Neom.
El Mundial de fútbol de 2034 tendrá lugar doce años después de la cita que acogió su vecino y rival Catar.
Esa cita de 2022 contó con 32 equipos participantes, pero la de 2034 tendrá 48, lo que supone un reto todavía mayor, con 104 partidos que necesitan «un mínimo de 14 estadios» de 40.000 a 80.000 plazas y al menos «72 campos base», detalla la FIFA.
– Organizaciones preocupadas –
Mientras se definen los detalles, las organizaciones en defensa de los Derechos Humanos ponen ya encima de la mesa sus inquietudes.
«La FIFA debe ahora dejar claro lo que espera de los anfitriones en términos de respeto de los Derechos Humanos», estimó Steve Cockburn, jefe de Economía y Justicia Social de Amnistía Internacional.
En otro texto, Human Rights Watch pidió a la instancia mundial «retrasar» la concesión del Mundial-2034, estimando que no había conseguido llevar a cabo un proceso «ético, transparente, objetivo e imparcial».
«Con unos 13,4 millones de trabajadores migrantes en Arabia Saudita, protecciones inadecuadas en materia de trabajo y salud, la ausencia de sindicatos, de observadores independientes sobre Derechos Humanos y libertad de prensa, se dan todas las condiciones para temer por la vida de los que construyan y mantengan los estadios, los transportes, los hoteles y las demás infraestructuras», detalló Minky Worden, directora de iniciativas mundiales de Human Rights Watch.