Rubén Darío encontró refugio, intelecto y el amor en El Salvador
Grego Pineda
El nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, que el mundo llegaría a conocer como Rubén Darío (1867-1916), viajó y vivió en diferentes países y eso influyó en su vida y en su obra. La República de El Salvador en general y algunos personajes en particular jugaron un papel destacado en la etapa fundacional de su vida y obra.
En su autobiografía, capítulo XI, Rubén Darío comenta: «Un día dije a mis amigos: – ‘Me caso’. La carcajada fue homérica. Tenía apenas catorce años cumplidos. Como mis buenos queredores viesen una resolución definitiva en mi voluntad, me juntaron unos cuantos pesos, me arreglaron un baúl y me condujeron al puerto que me llevó en seguida a la república de El Salvador».
Rubén narra su llegada al vecino país y cómo logró contactar con el presidente de la República el doctor Rafael Zaldívar, quien lo acogió bajo su protección y facilitó medios materiales para que iniciara una vida con ‘buena posición social’, tal como éste le solicitó al presidente en su primera audiencia. En el capítulo XVII menciona las peripecias de salud grave que vivió en ese período y que fue protegido y cuidado por una familia en la ciudad de Santa Tecla, vecina de la capital San Salvador.
En esta primera visita se produce la amistad con el también joven, pero ya destacado escritor Francisco Gavidia, quien llegó a ser el más alto exponente intelectual de El Salvador y uno de los pocos primeros de Centroamérica. Fue un políglota y polígrafo fecundo. Después de dos años de intensa, aunque precoz vida bohemia, Rubén regresa a su Nicaragua donde por otros dos años tiene un mayor posicionamiento como fenómeno poético que le granjea privilegios inusuales para un joven de su condición.
Ocho años después de su primer viaje a El Salvador y luego de su periplo por la República de Chile, Rubén Darío se ve forzado a buscar refugio, nuevamente, en el pequeño país centroamericano. En el capítulo XVIII de la autobiografía deja datos sobre sus motivos, siempre por líos amorosos, que lo obligan a protegerse. En esta segunda vez tendrían que pasar cosas más intensas al poeta: por encargo del presidente dirige un periódico y vive holgadamente con el estipendio devengado además que en dicho periódico difunde la obra literaria de sus amigos y contertulios.
En este viaje se casa con la escritora Rafaela Salvadora Contreras Cañas, a quien conocía desde niña en Nicaragua. La pareja de recién casados no logra establecerse en el país por el Golpe de Estado, donde la misma noche del Golpe militar muere el presidente quien prodigaba afecto y protección al poeta y tales hechos lo obligan a refugiarse en la República de Guatemala, donde también continúa su ya meteórico ascenso a las cumbres de la literatura universal. Nace el primer hijo de Darío, producto de su boda con Rafaela Contreras.
Muere su amada Stella, seudónimo con el que publicara sus propios cuentos la madre de su primogénito. Su hijo jamás fue criado por él y quien se encargó de la crianza del primogénito, Rubén Darío Contreras, fue la familia materna. Hay testimonios y referencias escritas respecto al pesar que embargó al poeta por la muerte repentina de su amada y joven esposa. Es sabido que, a petición de la familia materna, Rubén delegó en ellos el cuidado y crianza de su primogénito.
En la Autobiografía, capítulo XVIII, a razón del segundo viaje a El Salvador, después de viajar a Chile, Rubén Darío evoca la figura del salvadoreño Francisco Gavidia, así: «Entre tanto, uno de mis amigos principales era Francisco Gavidia, quien quizás sea de los más sólidos humanistas y seguramente de los primeros poetas con que hoy cuenta la América española».
Mario Vargas Llosa, en su Tesis universitaria «Bases para una interpretación de Rubén Darío», citando al biógrafo Edelberto Torres, hace referencia a 1882 cuando Darío estaba de profesor en un colegio de San Salvador y que allí: «…incitado por Francisco Gavidia se absorbe en el empeño de construir alejandrinos franceses con materiales castellanos [… ] Darío ha revelado que conoció a [Víctor] Hugo por Francisco Gavidia, poeta centroamericano, mayor que él, quien habría lanzado la idea de adaptar a la poesía castellana el ritmo flexible y cambiante del alejandrino francés».
Entonces, la impronta de El Salvador en el derrotero de Rubén Darío es sumamente importante: el escritor Francisco Gavidia (1863-1955), el compositor del Himno de El Salvador Juan José Cañas (1826-1918) quien financió el icónico viaje a Chile y le dio sendas recomendaciones escritas para que lo recibieran; los presidentes Rafael Zaldívar (1834-1903) y Francisco Menéndez, quien murió la noche del Golpe (1830-1890) y la joven escritora Rafaela Salvadora Contreras Cañas conocida como «Stella» (1869-1893) quien sería su primera esposa.