Mirando a través de la «Ventana Cultural» en su primer aniversario
Por David Camero*
Celebré desde el primer artículo publicado en este periódico semanal la iniciativa de permitirnos a los poetas, artistas y escritores una columna corintia donde pudiéramos expresar nuestras ideas e inquietudes culturales, sobre el acontecer de la diáspora Latina en la Unión de los Estados Unidos del Norte.
Coleccioné los artículos cada viernes. Esperaba con ansias devoradoras enterarme de lo que pasaba particularmente en la capital del reino y la nación. Recordé entonces que la amistad surgió a través de «La Lengua de Cervantes» con el columnista Grego Pineda en aquel recinto artístico bajo la batuta de Silvana Fierro y luego con Carlos Parada en «Para eso la palabra», cuyos nombres me remontaban a Reveláis o algún Joyce Cervantino.
Conocí allí a los artistas, poetas y escritores más relevantes del Distrito de Columbia. Literalmente nos promovieron con la ayuda de las Musas y los Duendes, reafirmando cada vez más, esta continuación con maratones de poesía, libros entre los que destacan «Al pie de la Casa Blanca» bajo la tutela de Luis Alberto Ambroggio, y luego la edición bilingüe con la precisa traducción de José Ballestero y el apoyo de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, con sede en Nueva York.
Respiros a la agitada incongruencia acechaba a mis particulares fusiones en el arte, comprendiendo así, a través de cada uno de ellos, la necesidad que tenemos en común de compartir experiencias artísticas, conocimientos, talentos, esperanzas e iniciativas. Que luego a pesar de la paranoia del pandemónium del siglo XXI «La Ventana Cultural» se abría para darnos oxígeno, un respiro del aire, del que ahora también dudamos y por eso la mascarilla.
«A pesar de todo, el Arte…tras las voces y huellas, la Biblioteca del Perú, la vida de un literato especial, nosotros los de entonces, el fotógrafo vagabundo, la “máxima poética”, las aves sin nido, la epístola, el polifacético artista, el poeta del cansancio, la estela del Azar, la abuelita, los ecos de los hijos de nadie, el libro obligado, salud y literatura, el cambio y la crisis, el extraordinario evento cultural…», y tantos otros convertidos en broches, mascarillas ilustradas con el maravilloso léxico del columnista original y regocijo de tantas Gracias y Musas.
Con tanta alegría se abrió «La Ventana Cultural», que durante esta crisis sanitaria todavía la sostiene abierta, no solo para aquellos que lo siguen con alguna esperanza, sino continúa reforzando el afán creativo de poetas, literatos, artistas y promotores culturales y sobre todo celebra, a lo grande, a «la poesía, lo único que toca lo sagrado».
Luego vino la maravillosa idea de seleccionar y recopilar lo exquisito de lo mejor de estos artículos en un libro que ahora es imperdible y obligado. Editado en el imperio Inca y que parecía venir con la venia de los Dioses y Deidades de nuestros nativos ancestros, resultó una verdadera joya literaria de magnífica presencia.
Mi impresión fue muy grata al figurar de nuevo entre los artistas y creadores de las palabras que nombran y dejan huella, esta vez en la «Mirada Cultural en Tiempos de Pandemia», libro a cargo de Ediciones MYL de Lima, Perú y dado a luz con el auspicio de la Casa de la Cultura El Salvador, escrito por Don Grego Pineda, quien supo resumir con precisión erudita, las impresiones que tuvo de cada uno de los poetas y artistas.
Orgulloso de este legado, ahora nos permitimos celebrar cada viernes, como si fuera el primero de cada mes, por medio de «la Ventana Cultural» no sólo a la Venus por su belleza, si no a la Sra. Nelly Carrión, directiva y diagramadores, en este vital apoyo a «Las ARTES, [que] son la salvación» como decía Chico Buarque, poeta y cantautor brasilero. Sino a la palabra misma, a la literatura, la más preciada herencia Latina, Hispana, Latinx o cualquier fabuloso engendro, después de todo.
Y, así pues, con la risa también mi estandarte, la ironía desmesurada y este vistazo por la «Ventana cultural» celebremos el primer aniversario de esta columna corintia imperdible, gritando con bríos: «Larga vida a los Poetas», a la Poesía y a sus seguidores, porque sin ellos, tampoco…
*David Camero, Actor, Poeta y Pintor, residente en Washington DC.
La foto del columnista invitado es cortesía de Andrea Paipa.
Y la foto del artículo es cortesía de Mary Yataco.