2 personas acusadas de ayudar al sospechoso del tiroteo en Holyoke

Dos personas más fueron acusadas en relación con una investigación de un tiroteo en Holyoke, Massachusetts, durante la cual una mujer embarazada en un autobús fue alcanzada por disparos y dio a luz a un bebé que luego murió.

El lunes, Jay Marie Rosado-Rosario, de 29 años, fue procesada por un cargo de complicidad después del hecho: asesinato, y su fianza se fijó en $5,000, dijo la oficina del fiscal de distrito del condado de Hampden en un comunicado de prensa. Su próxima cita en la corte está programada para el 17 de noviembre. Se dejó un mensaje telefónico a su abogado solicitando comentarios.

José Galarza, de 31 años, debía ser procesado por el mismo cargo el martes. La información de su abogado no estuvo disponible de inmediato, según la oficina del secretario del Tribunal de Distrito de Holyoke.

Rosado-Rosario y Galarza están acusados ​​de ayudar a Kermith Alvarez, de 28 años, de Holyoke, quien fue nombrada sospechosa la semana pasada y no ha sido encontrada.

Mientras tanto, la mujer que recibió el disparo aún se recupera en el hospital.

«No creo que sea justo», dijo Selena Santana a WWLP-TV. “No estaba haciendo nada. No estaba corriendo en las calles, estaba con mi familia, haciendo un recado para mi hijo mayor y que me quitaran a mi bebé… no es justo, no es justo”.

Los fiscales han nombrado a un total de cinco personas tras el tiroteo del 4 de octubre. Johnluis Sánchez, de 30 años, y Alejandro Ramos, de 22, ambos de Holyoke, fueron procesados ​​la semana pasada por cargos de asesinato. Sánchez recibió un disparo durante el incidente y fue hospitalizado. Se declararon inocentes.

La policía que acudió al tiroteo dijo que parecía que tres sospechosos varones estaban involucrados en un altercado antes de que se dispararan. Santana recibió un disparo mientras estaba sentado en un autobús público que pasaba por el área y fue trasladado a un hospital en estado crítico, dijeron los investigadores.

El bebé nació en el hospital pero luego murió.

“Cuando desperté estaba en la cama del hospital con un tubo en la garganta y lo primero que hice fue buscarme el estómago y no lo sentí en el estómago”, dijo Santana a la estación. “No podía respirar, no podía hablar por el tubo y tenía que escribir en un papel preguntando: ‘¿Dónde está mi hijo?’, si estaba vivo”.