Niña migrante pidió ayuda médica 3 veces el día de su muerte
La niña panameña de 8 años que murió la semana pasada mientras se encontraba detenida por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos recibió atención médica al menos en tres ocasiones el día de su fallecimiento —quejándose de vómito, dolor de estómago y más tarde sufriendo una aparente convulsión— antes de ser trasladada a un hospital, señalaron funcionarios de inmigración estadounidenses el domingo.
La madre de la niña dijo previamente a The Associated Press que los agentes la ignoraron en repetidas ocasiones cuando pidió que se hospitalizara a su hija, que tenía antecedentes de problemas cardíacos y anemia de células falciformes. Anadith Tanay Reyes Álvarez, de padres hondureños, nació en Panamá con una cardiopatía congénita.
“Lloraba, suplicaba por su vida y no le hicieron caso. Nada hicieron por ella”, dijo Mabel Álvarez Benedicks, la madre de Anadith, durante una entrevista con la AP el viernes.
En un comunicado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) señaló que estaban al tanto del historial médico de la niña cuando comenzaron a brindarle atención por influenza cuatro días antes de su fallecimiento el 17 de mayo.
El comisionado en funciones de la CBP, Troy Miller, señaló en un comunicado que mientras su agencia espera los resultados de una investigación interna, ha ordenado que se implementen una serie de medidas para garantizar el cuidado apropiado de todas las personas que tienen problemas de salud y se encuentran bajo custodia de la agencia.
Las acciones incluyen la revisión de casos de todas las personas con problemas de salud que se encuentran actualmente bajo su custodia para garantizar que su tiempo de detención sea limitado, y examinar las prácticas de atención médica en la CBP para ver si se requiere de más personal.
“Debemos garantizar que los individuos con problemas médicos reciban la mejor atención posible y pasen la menor cantidad de tiempo posible en custodia de la CBP”, dijo Miller, añadiendo que su agencia “lamenta profundamente” la “trágica muerte” de la menor.
El deceso de Anadith plantea dudas sobre si la Patrulla Fronteriza manejó la situación de forma apropiada. Se trató del segundo deceso de un niño migrante bajo custodia del gobierno federal en dos semanas después que una oleada de cruces ilegales ante el vencimiento de los límites al asilo relacionados con la pandemia, conocidos como Título 42, colocó una intensa presión sobre los centros de detención.
Según un comunicado de la CBP, Anadith expresó sus primeras molestias de dolor abdominal, congestión nasal y tos la tarde del 14 de mayo. Tenía temperatura de 38,7 Celsius (101,8 Fahrenheit).
Después de que un análisis reveló que tenía influenza, a Anadith se le administró paracetamol, ibuprofeno, medicamento para la náusea y Tamiflu, un tratamiento contra el resfriado, según la CBP.
La familia fue posteriormente transferida de una instalación en Donna, Texas, a la de Harlingen, Texas.
Se le siguió dando Tamiflu por los siguientes dos días. También se mantuvo su tratamiento de ibuprofeno, de acuerdo con la dependencia.
Álvarez Benedicks había dicho a la AP que la salud de su hija continuó deteriorándose en esos días y que los médicos de la estación le negaron sus solicitudes reiteradas de que su hija fuera llevada al hospital en una ambulancia.
“Yo sentí que no me creían”, manifestó.
El 17 de mayo, la hija y su madre fueron a la unidad médica de la Estación Harlingen de la Patrulla Fronteriza en al menos tres ocasiones, comentó la CBP. En su primera visita, Anadith se quejó de vómitos. En la segunda, la niña dijo que le dolía el estómago. En su tercera visita, a las 13:55, “la madre cargaba a la niña que parecía estar convulsionándose, después de lo cual los registros indican que la niña perdió el conocimiento”, indicó la agencia.
El personal médico comenzó a llevar a cabo reanimación cardiopulmonar antes de ser trasladada al hospital en Harlingen, donde se declaró su muerte a las 14:50.
Un forense espera análisis adicionales antes de determinar la causa del deceso.
Su muerte se produjo una semana después de la de Ángel Eduardo Maradiaga Espinoza, un hondureño de 17 años que viajaba solo y falleció bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.