Trump hace llamado a la unidad

Redacción
Washington Hispanic

ran las 2:00 de la madrugada del miércoles cuando el candidato republicano salió al auditorio de un hotel de Nueva York, acompañado de miembros de su familia, para anunciar que hacía unos pocos minutos que la candidata Hillary Clinton le había llamado por teléfono para felicitarlo por su victoria en las elecciones presidenciales.

Ese momento dio fin al suspenso que vivía toda la nación desde antes de la medianoche, cuando las cifras de los resultados de la votación por estados iban conociéndose una tras otra, la mayoría de las cuales mostraban una sorprendente avalancha a favor del magnate inmobiliario.

En medio de aplausos de los centenares de asistentes a la fiesta de la victoria, Trump mencionó que había felicitado “a Hillary Clinton y a su familia por una campaña muy, muy peleada”.
«Le debemos una gran deuda de gratitud por su servicio”, añadió.

De inmediato, ya como mandatario electo de la nación, Trump prometió ser un presidente “para todos los estadounidenses” y pidió al país que se una ofreciendo «representar a cada ciudadano de nuestra tierra».

Ligeramente tembloroso por la emoción, el candidato señaló que es “hora de que Estados Unidos cierre las heridas de la división” y “es hora de que nos reunamos como uno”.

Siguiendo su lema de campaña, declaró también que su gobierno será una época de «crecimiento y renovación nacional»

«Estados Unidos ya no se conformará con menos de lo mejor», afirmó, para añadir que el país «soñará a lo grande y con valor y audacia».

El empresario, debutante en política, se convertirá en el 45to presidente del país. Su sorpresiva victoria se le atribuyó por haber capitalizado las preocupaciones económicas de los votantes, aprovechar las tensiones raciales y superar una serie de acusaciones de abuso sexual en su camino a la Casa Blanca.

El triunfo del republicano sobre la demócrata Hillary Clinton pondrá fin a ocho años de dominio demócrata en la Casa Blanca.

Además, gobernará con un Congreso controlado por los republicanos y liderará un país dividido por su enconada campaña electoral. Pero enfrenta fracturas en el mismo Partido Republicano que él representó, dado el elevado número de responsables que o bien respaldaron su nominación con tibieza o nunca llegaron a hacerlo.

Trump arrasó en territorios considerados feudos demócratas desde hace años, ganando Pennsylvania y Wisconsin, estados que no elegían a un candidato presidencial republicano desde la décadas de 1980. Necesitaba ganar casi todos los estados en disputa, tal como ocurrió, imponiéndose en Florida, Ohio, North Carolina y otros.