Repunte de Biden reformula contienda demócrata
AP
Washington Hispanic
Hace menos de un mes, la campaña de Joe Biden caía en picada. A pesar de haber remontado en Carolina del Sur, enfrentaba la crucial competencia del Súper Martes con escasos fondos y ninguna infraestructura de campaña visible.
Todo eso ha quedado atrás.
El exvicepresidente obtuvo victorias resonantes en las primarias demócratas en todo el país, desde Nueva Inglaterra hasta los estados disputados de la costa Atlántica, desde el centro norte hasta el extremo sur. Formó una coalición amplia de afroestadounidenses, mujeres, votantes mayores y con grado universitario, atraídos por su campaña.
El desempeño espectacular de Biden cimentó una remontada notable y refor5muló las primarias demócratas con rapidez alucinante. El precandidato cuya campaña estaba al borde del abismo es ahora el favorito para obtener la candidatura.
“Vengo darles un informe: estamos muy vivos”, declaró Biden en un acto tumultuoso en Los Ángeles.
California, el premio mayor de la noche, fue uno de los pocos estados que se inclinó por el senador Bernie Sanders. Pero Biden ganó Texas, el segundo premio, y otros ocho estados. Sus victorias en Virginia y Carolina del Norte, dos estados que serán cruciales en las elecciones de noviembre, resultaron vitales.
Los demócratas deberán decidir ahora quién de los dos es el más apto para enfrentar al presidente Donald Trump en noviembre. Sanders es un izquierdista fogoso que propugna desde hace décadas grandes reformas del sistema económico y la salud pública. Biden es un moderado que se presenta no tanto como un ideólogo sino como un candidato capaz de sanar el país después de las divisiones sembradas por Trump.
El buen comienzo de Sanders _ganó las primarias de Nuevo Hampshire y Nevada y empató en Iowa_ asustó a los demócratas centristas, temerosos de que un candidato fuera de sintonía con amplias franjas del electorado les costaría no solo la Casa Blanca sino también las dos cámaras del Congreso.
Muchos en el partido advirtieron rápidamente que Sanders se beneficiaba con la multitud de candidatos moderados que se repartían el resto del electorado demócrata. Pero solo después de la resonante victoria de Biden en Carolina del Sur el sábado pasado empezaron a verlo como la mejor alternativa.
La rapidez con que ha cambiado la situación de Biden carece de precedentes en la historia reciente.
En los días transcurridos desde Carolina del Sur, demócratas influyentes se han inclinado por Biden con una rapidez vertiginosa. Entre éstos hay varios antiguos rivales suyos cuyas campañas lucían prometedoras, como Pete Buttigieg, Amy Klobuchar y Beto O’Rourke, que le dieron su respaldo el lunes en una enérgica demostración de unidad partidaria.
El dinero empieza a fluir a sus arcas, incluso de donantes ricos temerosos de los puntos débiles de Biden. Esta inyección de fondos frescos le permitirá montar en los próximos estados las operaciones de campaña que le faltaron el Súper Martes.
En verdad, la diferencia de recursos entre Biden y algunos de sus rivales el martes era pasmosa, lo cual da lustre aún mayor a sus victorias.
En Minnesota y Massachusetts, el multimillonario Mike Bloomberg gastó unos 17 millones de dólares en publicidad televisiva. Biden ganó los dos estados sin gastar un dólar, según datos difundidos la semana pasada.
Biden ganó el estado clave de Virginia por más de 25 puntos porcentuales, habiendo gastado menos 200.000 dólares comparado con los 12 millones de Bloomberg, según las mismas fuentes de datos.
Bloomberg no ganó un solo estado, aunque obtuvo algunos delegados en el reparto proporcional. El miércoles resolvió abandonar la contienda y dar su respaldo a Biden.
Otro candidato que debe enfrentar la realidad es la senadora Elizabeth Warren, que quedó tercera en su estado de Massachusetts. Aunque ha jurado continuar su campaña y que resuelva una convención dividida, no estaba claro cómo lo justificaría después de resultados tan adversos en el Súper Martes.
Así, quedan Biden y Sanders, dos septuagenarios blancos, para determinar quién será el portaestandarte de un partido cada vez más diverso.
La contienda tiene ecos del enfrentamiento de 2016 entre Sanders y Hillary Clinton, una candidata más moderada considerada la de mejores posibilidades hasta su inesperada derrota ante Trump en la elección general. Sanders y sus seguidores exhortan al partido a no seguir la misma senda esta vez.
Pero el repunte de Biden pone de manifiesto el temor que sienten muchos demócratas ante la perspectiva de una candidatura de Sanders. Al abandonar la contienda y respaldar a Biden, es probable que Bloomberg invierta fortunas en ayudarlo y atacar a Trump con una andanada de publicidad televisiva hasta noviembre.
Por cierto, la candidatura de Biden no está libre de riesgos. Tiene dificultades para movilizar a los jóvenes y en ocasiones parece fuera de sintonía con la envalentonada ala izquierda del partido. Además ha demostrado aptitudes desiguales en la campaña, con discursos que suelen ser pesados y divagantes.
Pero aparentemente ha cambiado al mejorar sus perspectivas. Se mostró visiblemente dinámico al recorrer los estados del Súper Martes, disfrutando del apoyo de votantes y líderes que hace pocos días parecían dispuestos a enviarlo a retiro.
“¡No es por nada que lo llaman Súper Martes!”, clamó Biden.