Primer crucero de EEUU en décadas llega a Cuba

LA HABANA
AP

ecibidos con bebidas de ron y bailarines de salsa, los primeros pasajeros en arribar en un crucero de Estados Unidos a Cuba en casi 40 años descendieron el lunes para encontrarse con una multitud que vitoreó el renacimiento de los viajes comerciales en aguas que fueron escenario de medio siglo de hostilidades durante la Guerra Fría.

Muchos que observaban el festivo arribo elogiaron la decisión del gobierno cubano de retirar una antigua prohibición que impedía que las personas nacidas en la isla regresaran a su patria por mar, un paso que permitió que 16 cubano-estadounidenses hicieran el recorrido desde Miami.

«Esto es historia», dijo Mercedes López, una enfermera de 54 años que aguardó horas para ver al barco Adonia, de Carnival Cruise Line, con capacidad para 704 pasajeros, arribar a la terminal para cruceros de La Habana, la cual cuenta con dos espacios. «Que los cubanos se unifiquen. Todos somos cubanos. Este es un paso de avance. Es un pasito hacia la normalización, la paz, la unificación familiar».

Los pasajeros del Adonia recibieron una bienvenida de música viva y baile dentro de la terminal para cruceros de La Habana, la cual es operada por el Estado. Afuera, la policía hizo valla para contener a la multitud de cientos de cubanos que aguardaban en la Plaza San Francisco de La Habana Vieja por pasajeros interesados en tomar un paseo a pie por el restaurado centro colonial de la ciudad.

Entre la gente había decenas de agentes de seguridad vestidos de civil y vendedores que promovían restaurantes y tiendas de recuerdos, así como muchas personas que simplemente querían ser testigos de la historia.

Los cruceros dejaron de cruzar el Estrecho de Florida desde Estados Unidos tras una breve apertura a fines de la década de 1970, cuando el entonces presidente Jimmy Carter permitió prácticamente todos los viajes de Estados Unidos a Cuba. Las restricciones se restablecieron cuando Carter dejó la Casa Blanca, y la reanudación de los cruceros fue posible después de que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro declararon un deshielo en las relaciones bilaterales el 17 de diciembre de 2014.

Ambas partes esperan que sea el primer paso rumbo a un futuro en el que miles de barcos al año pudieran cruzar el Estrecho de Florida, cerrado desde hace mucho tiempo a la mayor parte del tránsito entre Estados Unidos y Cuba debido a tensiones que alguna vez pusieron al mundo al borde de una guerra nuclear.

«Tengo esperanzas para el pueblo de Cuba y para Cuba; espero que Cuba pueda desarrollar todo su potencial», dijo Ana García, administradora municipal de la ciudad de North Miami Beach, quien partió de la isla en 1968 cuando tenía 6 años.

El Adonia, que zarpó de Miami poco antes de las 5 p.m. del domingo, tardó casi 17 horas en cruzar el Estrecho de Florida, desplazándose por una vía bloqueada por Estados Unidos durante la crisis de los misiles en Cuba. En décadas recientes, decenas de miles de cubanos han huido hacia Florida en embarcaciones precarias, y un sinnúmero murieron en el trayecto.

El número de cubanos que tratan de cruzar el estrecho está en su punto máximo en ocho años, y los cruceros y los barcos mercantes suelen rescatar a gente en lanchas.

Se espera que el continuo flujo de cruceros estadounidenses traiga a Cuba decenas de millones de dólares en muy necesitadas divisas. Más de una decena de líneas han anunciado planes de operar cruceros de Estados Unidos a Cuba, y si todas llegan a iniciar operaciones, la isla podría ganar más de 80 millones de dólares anuales, indicó el Consejo para la Economía y el Comercio Estados Unidos-Cuba en un informe divulgado el lunes.

El Adonia requerirá ocho días para circunnavegar Cuba y regresar a Miami. Parte de la marca Fathom, es uno de los buques más pequeños de Carnival, aproximadamente la mitad del tamaño de algunos navíos europeos de mayor tamaño que ya echan anclas en La Habana.

Los científicos ambientalistas temen que, si a éstos se les unen decenas de buques, habrá daños graves en una isla que cuenta con la vida marina más saludable del Caribe, en gran medida debido a décadas de no haber tenido un desarrollo en gran escala.

«Una afluencia de barcos enormes en aguas costeras de Cuba presenta riesgos reales para los frágiles ecosistemas de los arrecifes de coral», dijo Dan Whittle, director del programa para Cuba del Environmental Defense Fund (Fondo para la Defensa del Medio Ambiente). «La descarga de aguas residuales a aguas casi prístinas podría degradar su calidad y dañar los arrecifes de coral y la vida marina».

Antes de la Revolución de Cuba en 1959, los cruceros viajaban con regularidad entre ambos países. Elegantes excursiones al Caribe zarpaban desde Nueva York, y dos veces por semana salían desde Miami recorridos de fin de semana por 42 dólares la noche, dijo Michael L. Grace, un historiador en cruceros que radica en California.

Los cruceros desde Nueva York ofrecían elegantes cenas, películas, bailes y apuestas en «carreras de caballos» en las que los camareros jalaban caballos de madera alrededor de una pista en un salón de acuerdo con tiros de dados que determinaban cuántos metros podían moverse cada uno por turno.

Los cruceros mermaron en los años previos a la Revolución y fueron suspendidos por completo después de que Fidel Castro expulsó al gobierno que era respaldado por Washington.

Luego de que Carter eliminó los límites a los viajes a Cuba, 400 pasajeros, entre ellos la leyenda del jazz Dizzy Gillespie, viajaron de Nueva Orleans a Cuba en 1977 a bordo del llamado «Crucero del Jazz», el MS Daphne. Al igual que el Adonia, emprendió el viaje a pesar de las protestas de exiliados cubanos en el muelle, pero las continuas inconformidades y amenazas de bomba obligaron a la empresa Carras Cruises a cancelar viajes adicionales, relató Grace.

Sin embargo, al año siguiente el Daphne hizo varios viajes de Nueva Orleans a Cuba y otros destinos en el Caribe.

Cuba cortó todo turismo de crucero en 2005 después de que Fidel Castro arremetió contra este tipo de viajes durante un discurso televisado de cuatro horas y media.

«Vienen hoteles flotantes, restaurantes flotantes, teatros flotantes, diversión flotante, visitan los países para dejarles la basura, las latas vacías y los papeles por unos cuantos miserables centavos», afirmó el mandatario.

En la actualidad, el gobierno cubano considera los cruceros una fuente fácil de ingresos que puede atraer a miles de paseantes estadounidenses sin saturar más los hoteles ni estrechar más el suministro de alimentos, que opera al límite de su capacidad.

La cantidad de estadounidenses que llegan en buque ha aumentado desde 2014, incluidos pasajeros en cruceros registrados en terceros países y que zarpan de otros puertos en el Caribe. Sin embargo, el tránsito sigue siendo bajo para una atracción turística de gran importancia que está a sólo 145 kilómetros (90 millas) de Florida.

El tránsito de cruceros es crucial para la reorganización del Puerto de La Habana como un imán para el turismo. Después de décadas de destinar el puerto de más de 500 años de antigüedad a la recepción de desechos industriales, el gobierno está trasladando el tráfico de contenedores al Puerto de Mariel, al oeste de la ciudad, al tiempo que derriba edificios abandonados y renueva lentamente almacenes decrépitos para convertirlos en cervecerías y museos conectados por malecones.