Los principales rivales de Trump chocan en el último debate previo a las primarias republicanas

Los aspirantes Nikki Haley y Ron DeSantis presentaron este miércoles sus programas de gobierno en el último debate antes de la votación en las primarias presidenciales republicanas de Estados Unidos, pero desaprovecharon la ocasión para restarle terreno al favorito y gran ausente, Donald Trump.

El cara a cara se produjo cinco días antes de la primera competición por la nominación en el estado de Iowa, considerada crucial para reducir el número de candidatos y dar a los que queden un trampolín para el resto de la carrera.

Trump goza de una ventaja abrumadora a pesar de las múltiples acusaciones legales en su contra, pero ha renunciado a participar en los debates televisados por considerar que no gana nada con enfrentarse en horario de máxima audiencia a rivales menos populares.

Sin ningún otro candidato clasificado al debate y luego del abandono de la contienda electoral de Chris Christie, el mayor crítico de Trump, se esperaba que Haley y DeSantis se lanzaran contra el expresidente de forma más directa que en debates anteriores.

Sin embargo, pronto quedó claro que competían por ser el escolta de Trump en las primarias en lugar de buscar restarle ventaja.
DeSantis, gobernador de Florida y conservador de línea dura, marcó el tono desde el principio al calificar a Haley de «política comedida que solo te dice lo que cree que quieres oír».

«Donald Trump se presenta para defender sus intereses. Nikki Haley se presenta para defender los intereses de sus donantes. Yo me presento para perseguir sus problemas y los de su familia y para cambiar este país», expresó, desempolvando una de sus frases favoritas de campaña.

Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de Estados Unidos en la ONU, arremetió contra el excesivo gasto de campaña de DeSantis y dirigió repetidamente a los espectadores a un sitio web dedicado a enumerar todas las «mentiras» de su oponente.

– Promesas incumplidas -Gran parte de la campaña en Iowa se ha visto ensombrecida en la última semana por los problemas legales a los que se enfrenta Trump, quien el martes se ausentó para asistir a una audiencia en Washington por cargos de una supuesta conspiración para anular las elecciones de 2020 y debe volver a los tribunales el jueves por un caso de fraude en Nueva York.

El tema del magnate salió a relucir al principio del debate, pero Haley se ciñó al guion, repitiendo un comentario de campaña de que era «el presidente adecuado en el momento adecuado», pero que «su camino» no es el mismo suyo.

Criticó brevemente a Trump por sus falsas afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas y por defender el asalto al Capitolio en 2021, pero se ofuscó cuando le preguntaron si pensaba que él veía la Constitución de forma diferente a ella.

DeSantis fue más duro con Trump y señaló lo que calificó como el pobre historial del candidato favorito para frenar el desorden público, sus promesas incumplidas sobre seguridad fronteriza y su incapacidad para atacar la corrupción en Washington.

Trump, que a menudo organiza «contraprogramaciones» para desviar la atención de los debates, participaba al mismo tiempo en un acto de Fox News en la capital estatal, Des Moines, su primera aparición en directo en la cadena en dos años.

Dijo que DeSantis estaría «trabajando en una pizzería o quizá en un bufete de abogados» sin su ayuda en su carrera.

Trató de calmar los temores de que abandonará el estado de derecho si es devuelto a la Casa Blanca, asegurando a los televidentes que «no iba a ser un dictador».