La cena de corresponsales de Washington adopta un tono serio
La cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, conocida por sus divertidas pero mordaces bromas sobre Washington, adoptó un tono más solemne este año después de que el presidente, Joe Biden, admitiera que varios periodistas estadounidenses están retenidos en países autoritarios de diferentes partes del mundo.
“Estamos aquí para enviar un mensaje al país y, sinceramente, al mundo: la prensa libre es un pilar, quizá el pilar, de una sociedad libre, no el enemigo”, dijo Biden en su discurso.
A su llegada al Washington Hilton para el evento del sábado, el presidente y la primera dama, Jill Biden, se reunieron en privado con los padres del reportero del Wall Street Journal Evan Gershkovich, encarcelado en Rusia desde marzo. Fue acusado de espionaje pese a que su empleador y el gobierno estadounidense rechazaron los cargos con rotundidad. Algunos de los invitados a la fiesta llevaban insignias con el mensaje “Liberen a Evan”.
Entre los 2.600 asistentes estaba también Debra Tice, madre de Austin Tice, del que no se tiene noticia desde que desapareció en un control de carretera en Siria en 2012. Las autoridades estadounidenses dicen que operan bajo la premisa de que está con vida y trabajan para llevarle de vuelta a casa.
“El periodismo no es un delito. Evan y Austin deben ser liberados de inmediato, al igual que cualquier otro estadounidense detenido en el extranjero”, dijo Biden. “Se lo prometo, trabajo (…) para traerlos a casa”, dijo con un comentario malsonante.
Los Biden también hablaron con Brittney Griner, la estrella de la WNBA y medallista olímpica de oro que estuvo casi 10 meses detenida en Rusia el año pasado antes de ser liberada en un canje de prisioneros. Griner asistió con su esposa, Cherelle, como invitadas de CBS News.
“Hace un año rezábamos por ti, Brittney», dijo Biden a la jugadora.
La gala anual reunió a una larga lista de celebridades y magnates de medios en Washington, con fiestas en toda la capital. Entre los asistentes estaban el actor Liev Schreiber, el cantante John Legend y su esposa, Chrissy Teigen, modelo y comentarista de televisión.
El actor y exgobernador de California Arnold Schwarzenegger dio inicio a la gala con un video pregrabado sobre la importancia de una prensa libre e independiente y describió a los periodistas como «aliados del pueblo». Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, se sentaron en el escenario junto al comediante Roy Wood Jr., corresponsal de “The Daily Show” y que hizo el monólogo principal.
Aunque Biden dedicó la mayoría del discurso a la cuestión de la libertad de prensa, dejó tiempo para bromas sobre sus principales críticos políticos. Es una cita familiar y cómoda para Biden, que asistió a varias de las cenas como vicepresidente de Barack Obama. El evento se reanudó el año pasado tras dos años de receso por la pandemia en 2020 y 2021. Biden fue el primer presidente en seis años que aceptaba la invitación, ya que Donald Trump rechazó acudir cuando estaba en el cargo.
Pero este año llegó no sólo como comandante en jefe sino como aspirante a la reelección.
Comenzó sus burlas con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, al que atacó por una ley reciente aprobada por los republicanos que subiría el techo de deuda a cambio de una serie de recortes de presupuesto, algunos de los cuales afectan a importantes logros legislativos de Biden.
“La última vez que los republicanos votaron algo tan desafortunado tomó 15 intentos”, dijo Biden, una alusión a la dura batalla de McCarthy para convertirse en presidente de la cámara en enero.
No se detuvo allí y mencionó la edad del presidente de Fox Corp., Rupert Murdoch. “¿Y me llaman viejo a mí?”, dijo a la multitud.
Biden también se rio de sí mismo, sobre todo sobre las críticas a su edad mientras prepara su segunda campaña electoral. “Creo en la Primera Enmienda, y no sólo porque la escribió mi buen amigo Jimmy Madison”, dijo entre carcajadas de los invitados.
Wood, que tomó la palabra después de Biden, también señaló a la edad del presidente.
“Debemos inspirarnos en los eventos en Francia. Armaron disturbios cuando la edad de jubilación subió dos años a los 64”, dijo Wood. “Mientras tanto, en Estados Unidos tenemos a un hombre de 80 años suplicándonos cuatro años más”.