Joe Biden viaja al exterior sumido en problemas internos
Joe Biden dijo que le demostraría al mundo que las democracias pueden satisfacer las necesidades del siglo XXI. Ahora que se prepara para impulsar esa noción en dos cumbres mundiales, la legitimidad de su tesis podría depender de lo que pase en Washington, donde trata de sacar adelante una ambiciosa propuesta legislativa.
En sus viajes a Roma y Glasgow seguramente se pedirá al presidente estadounidense ideas concretas acerca de cómo contener la pandemia del COVID-19, mejorar el crecimiento económico y contener el avance del cambio climático.
En declaraciones que hizo el jueves, antes de tomar un avión hacia Europa, Biden dijo que la legislación representa una elección entre “liderar el mundo o dejar que el mundo nos pase de largo”.
Biden prometió una política exterior pensada para defender los intereses de la clase media. Cualquier éxito que pueda tener su prédica en el exterior dependerá que el Congreso apruebe sus propuestas sobre el medio ambiente, los impuestos, la deteriorada infraestructura del país y las políticas sociales. Será difícil convencer al mundo de que adopte la visión de Estados Unidos si los propios estadounidenses no la aprueban.
Antes de partir, Biden pidió a los demócratas que apoyen una versión suavizada de su programa, por 1.750 billones de dólares, que cree puede ser aprobada por un Senado dividido por partes iguales, 50-50. (La vicepresidenta Kamala Harris quebraría el empate si Biden consigue el apoyo de todos sus correligionarios). Resta por verse, sin embargo, si todos los demócratas respaldan la nueva propuesta o si la mandan de nuevo a la mesa de negociaciones.
“Estamos en un punto de inflexión”, dijo Biden a los legisladores, según una fuente al tanto de sus comentarios. “El resto del mundo se pregunta si podemos funcionar”.
El viaje de Biden al exterior se produce en momentos en que el país se muestra cada vez más pesimista y cuestiona su manejo de la economía. Una nueva encuesta de la Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research indicó que solo el 41% de la población aprueba su política económica, comparado con el 49% de agosto y muy por debajo del 60% de marzo.
En lo que respecta a su gestión en general, el 48% la aprueba y el 51% no. Apenas una tercera parte de la población opina que el país avanza en la dirección correcta.
Una consecuencia de la decisión de Biden de vincular tan estrechamente sus políticas nacional e internacional es que ambas están ahora a merced de los senadores Joe Manchin (Virginia Occidental) y Kyrsten Sinema (Arizona), quienes han resistido algunos aspectos de su propuesta.
“Sería muy bueno tener esto listo antes del viaje”, dijo Biden el lunes.
Al no registrarse progresos, no obstante, la Casa Blanca empezó a restar importancia al hecho de que todavía no se selló un acuerdo. La secretaria de la Casa Blanca Jen Psaki dijo que Biden puede seguir presionando por teléfono desde el exterior.
Durante su viaje Biden visitará al papa Francisco en el Vaticano y a los anfitriones italianos de la cumbre del G-20. También se reunirá con el presidente francés Emmanuel Macron para tratar de limar las asperezas asociadas con la decisión de Estados Unidos y el Reino Unido de suministrar submarinos con capacidad nuclear a Australia, que hizo a un lado un compromiso de adquirir submarinos franceses.
Se espera que durante su viaje Biden aborde la amenaza nuclear iraní y el anuncio de Teherán de que podría volver a la mesa de negociaciones el mes que viene en Viena. Presionaría asimismo a otras naciones ricas a que compartan sus vacunas contra el COVID-19 con los países de ingresos medianos y bajos. Argüirá que la pandemia no se acabará hasta que no haya vacunas disponibles para todo el mundo y que las democracias no pueden permitir que triunfe la “diplomacia de las vacunas” de China y Rusia.
Biden tendrá poco contacto con los líderes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladimir Putin, que no estarán presentes sino que hablarán por vía virtual debido a restricciones por el COVID-19. China ha dicho que aumentará su producción de carbón y Rusia tiene reservas de gas natural que le dan influencia política en partes de Europa.
Al margen de los objetivos políticos, Biden tratará de darle impulso a la democracia, diciendo que un sistema con elecciones libres y un gobierno representativo es muy superior a las autocracias.
En Escocia, Biden procurará poner nuevamente a Estados Unidos al frente de la lucha contra el cambio climático. Una de las principales objeciones a la idea de dejar de usar petróleo y otros combustibles fósiles es que las alternativas son más costosas, pero Biden dice que la naturaleza se está cobrando un precio muy alto con fenómenos extremos asociados con el cambio climático.
“Vamos a atacar la causa principal de la creciente destrucción y los climas extremos: La crisis climática”, declaró. “Tenemos una crisis climática”.