El presidente de la Cámara Baja, destituido por su partido Republicano
El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Kevin McCarthy, fue destituido este martes por legisladores de su partido furiosos por haber ayudado a los demócratas.
Por primera vez en sus 234 años de historia, la Cámara resolvió «dejar vacante el cargo de presidente» por 216 votos a favor y 210 en contra y preparó así el terreno para una inédita contienda para sustituir a McCarthy un año antes de las elecciones.
El 55º presidente de la Cámara fue despojado del cargo en una votación provocada por rebeldes de extrema derecha de su propio partido, en medio de de caóticos niveles de luchas interinas de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
El presidente de la Cámara Baja es el segundo en la línea de sucesión del presidente.
McCarthy desató la furia en el ala ultraconservadora republicana cuando aprobó el sábado una medida bipartidista de financiación provisional respaldada por la Casa Blanca que evitó in extremis un cierre del gobierno.
Como muchos congresistas, había reprendido a Trump tras los disturbios de 2021 en el Capitolio y luego percibió que los vientos cambiaban por lo que rápidamente dio marcha atrás, haciendo un viaje a Florida para hacer las paces con Trump asegurándose así un apoyo crucial para sus ambiciones como presidente de la Cámara.
Cuando McCarthy, de 58 años, consiguió lo que quería, se enfrentó a una realidad incómoda: su control del poder quedó a merced de los partidarios de la línea dura de su partido.
En mayo sostuvo un tenso pulso con el presidente demócrata, Joe Biden, sobre la ampliación del límite de la deuda nacional.
Logró un acuerdo de última hora para evitar un catastrófico impago de la deuda estadounidense, y aunque lo consideró como una victoria de los conservadores, debió enfrentar a partidarios de la línea dura republicana que le reprocharon haber hecho demasiadas concesiones en materia de gasto público.
El limitado compromiso de McCarthy con los demócratas volvió a ser objeto de la ira de la extrema derecha la semana pasada, cuando utilizó los votos del partido rival para evitar el cierre del gobierno.
La medida enfureció a republicanos -incluido Trump-, que abogaban por forzar recortes masivos del gasto y reducir la carga de la deuda del país, que supera los 31 billones de dólares.
A la cabeza de las críticas quedó el congresista Matt Gaetz, un viejo antagonista de McCarthy que el lunes mocionó «dejar vacante la presidencia».
– «Nadie confía en Kevin McCarthy» –
Los republicanos fueron advertidos por su cúpula del peligro de sumir al partido «en el caos», pero Gaetz, que se ha quejado repetidamente de que McCarthy no respeta los acuerdos alcanzados con los conservadores, replicó: «El caos es el presidente McCarthy».
«La razón por la que Kevin McCarthy ha caído hoy es porque nadie confía en Kevin McCarthy», añadió tras la votación. «Kevin McCarthy ha hecho múltiples promesas contradictorias, y cuando todas se cumplieron, perdió».
Los demócratas tampoco querían a McCarthy, señalando su decisión de incumplir un acuerdo con Biden sobre los límites de gasto acordados a principios de este año en las conversaciones de alto riesgo sobre el presupuesto federal.
Biden emitió un comunicado a través de su secretario de prensa tras la destitución de McCarthy, en el que instaba a la Cámara a elegir rápidamente un sustituto, argumentando que los urgentes retos a los que se enfrenta el país «no esperarán».
– Causa perdida –
En una muestra de las desavenencias que desgarran a los republicanos, los representantes conservadores se turnaron en el hemiciclo para abogar a favor y en contra de McCarthy.
Esta muestra pública de luchas internas provocó la reacción de Trump.
«¿Por qué los republicanos pasan todo su tiempo discutiendo entre ellos, por qué no luchan contra los demócratas radicales de izquierda que están destruyendo nuestro país?», escribió en su plataforma Truth Social.
La pugna se produce dos días después de que la Cámara de Representantes y el Senado aprobaran una medida para evitar un costoso cierre del Gobierno -ambos con amplias mayorías bipartidistas- prorrogando la financiación federal hasta mediados de noviembre, aunque con algunas restricciones, entre ellas nuevos fondos para Ucrania.