Detenciones de migrantes se disparan pese a promesa de Biden
AP
Washington Hispanic:
Alexander Martínez dice que huyó de la homofobia, la persecución del gobierno y la famosa pandilla MS-13 en El Salvador, pero lo que encontró fueron abusos y acoso en el sistema estadounidense de detención de inmigrantes.
Desde que cruzó la frontera de forma ilegal en abril, el salvadoreño de 28 años ha pasado por seis centros distintos en tres estados. Dice que se contagió de COVID-19, recibió insultos racistas y abusos de guardias y sufrió acoso de otros detenidos por ser homosexual.
“Me veo emocionalmente inestable porque he sufrido mucho en la detención”, dijo Martínez la semana pasada en el Correccional Winn de Luisiana. “Nunca imaginé ni esperé recibir este trato inhumano”.
Es uno de los cada vez más migrantes en centros de detención en todo Estados Unidos. Muchos de ellos, como Martínez, han superado sus primeras entrevistas para pedir asilo en el país.
El número de detenidos es más que el doble que al final de febrero, casi 27.000 personas para el 22 de julio, según los datos más recientes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés).
Eso supera los 22.000 detenidos el julio pasado bajo el mandato del entonces presidente Donald Trump, aunque sigue muy por debajo del récord de agosto de 2019, cuando había más de 55.000 detenidos, según datos del ICE.
El aumento de las detenciones es doloroso para los aliados proinmigración del presidente, Joe Biden, que esperaban que cambiara la dura estrategia de su predecesor. Biden prometió en su campaña poner fin a la detención “prolongada” y el internamiento de inmigrantes en prisiones privadas, que alojan a la mayoría de las personas retenidas por el ICE.
“Estamos en un momento muy extraño con él”, dijo Silky Shah, director ejecutivo de Detention Watch Network, que hace campaña para acabar con la detención de inmigrantes. “Aún hay tiempo para cambiar las cosas, pero por ahora sus políticas no han estado a la altura de sus mensajes de campaña”.
El gobierno de Biden canceló en mayo los contratos con dos controvertidos centros de detención del ICE, uno en Georgia y otro en Massachusetts, una decisión elogiada por activistas que confiaban en que pudiera ser el inicio de una campaña más amplia.
Pero ningún otro centro ha perdido su contrato con el ICE y Biden ha propuesto financiar 32.500 camas de detención para migrantes en su presupuesto, una ligera reducción de las 34.000 financiadas por Trump.
El presupuesto de Biden reduce el número de plazas de detención del ICE y transforma parte de los recursos para tramitar salidas en libertad condicional y otras alternativas, según un vocero de la Casa Blanca.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo en una comparecencia reciente ante el Congreso que está “preocupado por el uso excesivo de la detención” y prometió seguir revisando los centros problemáticos.