Apretón de manos cambia la historia
Joshua Goodman y Peter Orsi, Panamá. AP.
omo siempre cuando se reúnen líderes izquierdistas de América Latina con funcionarios estadounidenses, durante la séptima Cumbre de las Américas hubo muchas cachetadas para Estados Unidos.
Desde incursiones territoriales en el siglo XIX en México al apoyo prestado por Estados Unidos para derrocar el gobierno socialista de Chile en 1973 y la invasión de Panamá en 1989, que eliminó al general Manuel Noriega, las intervenciones de Washington en Latinoamérica fueron objetivo de reproches durante los largos discursos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y sus aliados.
Eso hizo que el presidente Barack Obama replicase: «Siempre disfruto de las lecciones de historia que recibo cuando vengo aquí».
Pero la histórica reunión entre Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, el sábado 11 de abril, antes del cierre de la cumbre, proporcionó a Estados Unidos y América Latina la oportunidad de ir más allá de una historia de agravios y desconfianza y establecer una línea de cooperación más estrecha.
Sorpresiva confesión
Castro estableció el tono conciliador, bromeando al decir que dado que Cuba había quedado excluida de las anteriores cumbres, tenía derecho a hablar mucho más de los ocho minutos asignados a cada uno de los más de 30 cabezas de Estado participantes. «Como me deben seis cumbres que me excluyeron, seis por ocho 48», explicó riendo.
Aunque gran parte de las divagaciones de Castro consistían en condenas a la agresión estadounidense, el punto culminante llegó cuando el veterano líder cubano, en un abrupto, profesó su admiración por Obama, diciendo que había leído sus dos libros de memorias y que estaba convencido de que era un «hombre honesto» que no había olvidado sus raíces humildes.
«Yo a él mismo (Obama) le dije que a mí la pasión se me sale por los poros cuando de la revolución se trata», exclamó Castro, destacando que el mandatario estadounidense no había ni nacido cuando su país impuso las sanciones a la isla comunista. «Le pido disculpas porque no tiene responsabilidad con nada de esto», añadió.
Los dos líderes se sentaron más tarde en la primera reunión que celebran dos jefes de Estado de Cuba y Estados Unidos desde antes de la revolución de 1959 que depuso a Fulgencio Batista.
Con Venezuela
Incluso Maduro se relajó, renunciando a una amenaza para entregar una petición firmada por 10 millones de venezolanos pidiendo a Obama que derogue las sanciones. En cambio, a medida que se acercaba el final de la que bautizó como «Cumbre de la Verdad», él habló también brevemente con Obama en un intercambio privado que Maduro, según el venezolano, podría abrir la puerta a un diálogo significativo entre las dos naciones.
La Casa Blanca dijo por su parte que Obama reiteró su preocupación por el estado de la democracia en una Venezuela profundamente dividida, pero en su discurso público el presidente estadounidense se abstuvo de emplear un lenguaje que calificase la situación venezolana de amenaza de seguridad nacional.
La próxima Cumbre de las Américas, en su 8va versión, tendrá como sede el Perú en 2018.
• En Washington, el presidente Barack Obama notificó el martes 14 al Congreso que retirará a Cuba de una lista de países patrocinadores del terrorismo.
• Este es un paso clave en su intento por normalizar las relaciones entre los dos países.
• Obama tomó la decisión después que el Departamento de Estado analizara la presencia de la isla en la lista, que incluye a Irán, Siria y Sudán.
• La designación había sido una mancha en el orgullo de Cuba y un obstáculo importante en los esfuerzos por normalizar las relaciones entre Washington y La Habana.
• El Congreso no está obligado a ratificar la decisión de Obama y tiene 45 días para desaprobarla, pero tal votación difícilmente prosperaría.