Washington D.C. reevalúa su seguridad pública tras el retiro de las fuerzas federales
A un mes de que finalizara la presencia reforzada del gobierno federal en las calles de la capital, Washington D.C. enfrenta el desafío de mantener la seguridad ciudadana con recursos cada vez más limitados, en medio de un cierre gubernamental que sigue afectando las operaciones locales.
Durante el operativo federal, que se extendió por varias semanas, agentes federales y miembros de la Guardia Nacional apoyaron a la Policía Metropolitana (MPD) en labores de patrullaje y control. Con la retirada de la mayoría de esos efectivos, el cuerpo policial de la ciudad ha retomado plenamente sus funciones, aunque enfrenta escasez de personal y presupuestos restringidos debido a los efectos del cierre.
El activista comunitario Ronald Moten, quien se pronunció tanto antes como durante la intervención, ofreció su reflexión sobre la situación actual:
“Muchos empleados ni siquiera pueden presentarse a trabajar; tienen temor de entrar a la ciudad, y eso genera consecuencias negativas. ¿Ha tenido algún impacto positivo en la delincuencia? Sí, en cierta medida. Pero la forma en que se implementó no es sostenible”, expresó Moten. “Necesitamos un plan más integral y humano. Yo lo resumo en dos palabras: amor y orden”.
De acuerdo con datos recientes del MPD, las detenciones superaron las 2,000 durante el periodo de apoyo federal, aunque la mayoría estuvieron relacionadas con temas migratorios o el desmantelamiento de campamentos, más que con delitos violentos. Las estadísticas también muestran que los crímenes violentos disminuyeron casi un 50% en comparación con el año anterior, aunque los expertos advierten que el corto plazo del operativo y la crisis administrativa actual dificultan evaluar si la tendencia se mantendrá.