Muertes por secta religiosa en Kenia ascienden a 90
El saldo de muertes en una finca en la costa de Kenia propiedad de un pastor que ha sido acusado de ordenarle a seguidores a que ayunen hasta morir ascendió a 90 el martes, mientras el Ministerio del Interior anunció una ampliación del operativo en el lugar.
La nueva cifra se dio luego que la policía exhumó otros 17 cadáveres. La cantidad de los rescatados con hambre en la propiedad ahora asciende a 34.
La Sociedad de la Cruz Roja de Kenia dijo que la cifra actualizada de personas desaparecidas asciende a 213.
El pastor Paul Makenzi, líder de la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas, está acusado de atraer a sus seguidores a la finca cerca del pueblo de Malindi. Según lo denunciado, les ordenaba ayunar hasta morir para poder encontrarse con Jesús, antes de enterrarlos en fosas poco profundas en sus terrenos. Fue arrestado después de que la policía allanó el lugar hace pocos días, y permanece detenido.
El ministro del Interior, Kithure Kindiki, declaró que el equipo de seguridad “ampliará las misiones de búsqueda y rescate a fin de salvar la mayor cantidad de vidas posible”.
“Toda el área de 800 acres (320 hectáreas) que es parte de la Hacienda Shakahola es por consiguiente declarada zona de desastre y zona operativa”, declaró Kindiki al recorrer el lugar.
Añadió que habrá cambios en la manera en que el país enfrenta amenazas causadas por el extremismo religioso, y que las autoridades investigan otro posible culto en el mismo condado, Kilifi.
“Hemos tendido una red más amplia para abarcar a otra organización religiosa aquí en Kilifi. Hemos abierto una pesquisa formal sobre este grupo religioso y hemos estado recibiendo pistas según las cuales, posiblemente, lo que estaba haciendo Makenzi era apenas la punta del iceberg”, indicó Kindiki.
Los equipos en la hacienda han estado hallando cadáveres, algunos enterrados en fosas comunes, otros en fosas individuales, con su respectiva cruz.
Muchos habitantes de la hacienda, que vivían en chozas de lodo, le han huido a los investigadores. Los rescatados en su mayoría eran personas que no podían caminar ni hablar.
Musulmanes por los Derechos Humanos, un grupo basado en Mombasa, llamó al gobierno a “considerar la opción de usar la vigilancia aérea mediante helicópteros a fin de rescatar a más personas y agilizar el proceso”.