Más de 420 millones de indios participaron en la mayor fiesta religiosa del mundo
Más de 420 millones de peregrinos participaron en la mayor fiesta religiosa del mundo, anunció este viernes el gobierno de India, basándose en estimaciones de los organizadores calculadas con inteligencia artificial y cámaras de vigilancia.
No es posible verificar de forma independiente tal cifra –superior a la suma de la población de Estados Unidos y Canadá–, incluso para la nación más poblada del mundo, con 1.400 millones de habitantes.
«Más de 420 millones de devotos se bañaron en el sagrado Triveni Sangam», declaró la oficina de información de prensa del gobierno, refiriéndose a la confluencia de los ríos Ganges, Yamuna y el mítico Saraswati.
El Kumbh Mela, una celebración hindú de seis semanas de oración y baños rituales, que se celebra cada 12 años en la ciudad septentrional de Prayagraj, comenzó el 13 de enero y finalizará el 26 de febrero, dentro de poco más de dos semanas.
La religión y la política están profundamente entrelazadas en India, y las voces críticas afirman que el festival se está promoviendo para pulir la imagen del primer ministro, el nacionalista hindú Narendra Modi, que se dio un baño ritual el miércoles.
Yogi Adityanath, un monje que defiende el hinduismo radical y ha sido presentado como posible sucesor de Modi, es el jefe del ejecutivo del Estado de Utter Pradesh, donde se celebra el festival.
Los organizadores afirman que están utilizando una red de cámaras y drones, con sistemas de inteligencia artificial que procesan datos para calcular el número de devotos y organizar la seguridad de los millones de peregrinos diarios que pasan por el lugar.
Los medios desplegados no impidieron sin embargo que el 29 de enero se produjera una estampida mortal en la que murieron al menos 30 personas y otras 90 resultaron heridas.
Las muertes restaron brillo a las afirmaciones de Adityanath y su gobierno sobre la gestión estelar del evento.
Los funcionarios insistieron durante horas en que nadie había resultado herido de gravedad, a pesar de las imágenes de televisión del lugar de los hechos.
El festival tiene sus raíces en la mitología hindú, en una batalla entre divinidades y demonios por el control de una jarra que contiene el néctar de la inmortalidad.
Los peregrinos creen que bañarse en la confluencia de los ríos sagrados limpiará y absolverá los pecados de los hindúes, y les ayudara a alcanzar la «moksha», la liberación espiritual.