Díaz-Canel, nuevo presidente de Cuba

AP
Washington Hispanic

Miguel Díaz-Canel se convirtió el jueves en el nuevo presidente de Cuba y en el primer líder de la nación caribeña en casi seis décadas en no pertenecer a la familia Castro.

En su primer discurso, el ingeniero de 57 años prometió continuar la revolución socialista establecida en 1959.

“Díaz-Canel no es un improvisado. A lo largo de los años ha demostrado madurez, capacidad de trabajo, solidez ideológica, sensibilidad política, compromiso y fidelidad a la revolución”, aseguró Raúl Castro al cerrar la solemne ceremonia.

Castro fue incluso más allá e informó que las expectativas son que el nuevo mandatario cumpla ese cargo por dos periodos continuos y eventualmente pueda tomar su lugar al frente del poderoso Partido Comunista Cubano hacia 2021 cuando él se retire de ese puesto.
“Su promoción gradual a cargos superiores se aseguró con intencionalidad y previsión, no cometimos el error de acelerarla como en otros casos”, añadió el hombre que durante sus 12 años de presidencia implementó una serie de reformas para modernizar el modelo económico de la isla como la apertura a una incipiente iniciativa privada impensable en épocas pasadas.

Díaz-Canel fue elegido por 603 de los 604 parlamentarios de la Asamblea Nacional en un momento que generó expectativas sobre qué tipos de cambios traerá su gobierno a la nación caribeña.

“Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha”, manifestó un extremadamente circunspecto Díaz-Canel al tomar posesión. “Para nosotros está totalmente claro que sólo el Partido Comunista de Cuba, fuerza dirigente de la sociedad y el Estado, garantiza la unidad de la nación cubana y es el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en sus líderes”.

En paralelo Díaz-Canel dijo que espera que su gobierno satisfaga las necesidades de las personas con una dirección más “colectiva” que facilite la participación de la ciudadanía y reafirmó que el exmandatario encabezará las decisiones más importantes para el país.
Raúl Castro mantendrá el cargo de secretario del Partido Comunista que tomó en el Congreso partidario de 2016.

Su salida de la presidencia es un momento cargado de simbolismo para un país que a lo largo de décadas estuvo gobernada por una generación de históricos guerrilleros liderada por los Castro.

El primero en asumir el mando fue el líder revolucionario Fidel y, en esta última década, su hermano menor.

Enfrentando a la realidad biológica pero todavía activo y con una aparente buena salud, Raúl Castro renunció a la presidencia en un esfuerzo por asegurar que los nuevos líderes puedan mantener el control del gobierno ante el estancamiento económico, el envejecimiento de la población y el creciente desencanto entre las generaciones más jóvenes.

La mayoría de los cubanos conocían al primer vicepresidente como una figura poco carismática que hasta hace poco mantuvo un perfil público tan bajo que era prácticamente inexistente.

Esta imagen cambió ligeramente este año cuando los medios estatales empezaron a prestar cada vez más atención a sus apariciones públicas, incluyendo unas declaraciones del mes pasado a reporteros en las que prometió que el gobierno cubano sería más receptivo a su gente.
Díaz-Canel inició su carrera política en la provincia central de Villa Clara, donde fue primer secretario del Partido Comunista, un cargo equivalente al de gobernador. Allí sus conciudadanos lo describen como un funcionario trabajador y con estilo de vida modesto, dedicado a mejorar los servicios públicos. En 2009 fue nombrado ministro de Educación Superior y desde ahí ascendió a la vicepresidencia del país.
Dos años después de sustituir a su hermano enfermo en 2006, Raúl Castro lanzó una serie de reformas que ampliaron el sector privado a casi 600.000 personas y permitieron a los cubanos viajar y acceder a internet.

Raúl Castro logró hacer eficiente muchas de las empresas estatales altamente subvencionadas que, junto a una burocracia, dan empleo a casi tres de cada cuatro cubanos, al tiempo que defendió la preeminencia de los servicios públicos y gratuitos en sectores claves para la población como la salud y educación.

El salario estatal medio es de 30 dólares por lo que muchos trabajadores tienen problemas para llegar a fin de mes y dependen del desvío de recursos de sus centros de trabajo o de las remesas de parientes desde el extranjero.

Las medidas de Raúl Castro para abrir la economía se congelaron o revirtieron en su mayoría tan pronto comenzaron a darse muestras de riqueza en la nueva clase empresarial de una nación dedicada oficialmente a la igualdad entre todos sus ciudadanos.