Bukele arrolla y copa el Congreso por otros 5 años

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien goza de abrumadora popularidad por su implacable «guerra» antipandillas, se autoproclamó reelecto en los comicios del domingo con un 85 por ciento de los votos que, aunque aún no es oficial, le dan un poder absoluto.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) precisó el lunes en su portal que Bukele tenía 1,98 millones de votos -incluidos los del exterior- de un total de 2,32 millones de sufragios válidos, lo que da un 85,2% con el 70% de las juntas receptoras de votos escrutadas.

Sin esperar al TSE, Bukele anunció un triunfo arrollador que batió récords, no solo por su reelección para otros cinco años de mandato, hasta 2029, sino por haber ganado 58 de los 60 escaños del Congreso, una súper mayoría calificada.

Estados Unidos, China, la Unión Europea, México, Ecuador, Costa Rica y otros países felicitaron a Bukele. El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, le recordó que Washington seguirá dando prioridad a «los derechos humanos».

Con la guerra antipandillas, el país vive desde hace dos años bajo un estado de excepción que deja casi 76.000 detenidos sin orden judicial, de los que más de 7.000 ya fueron liberados tras comprobarse que eran inocentes. Organismos de derechos humanos denuncian detenciones arbitrarias, torturas y muertes en prisión, pero una inmensa mayoría de la población se siente feliz “porque ahora El Salvador es un país seguro y sin delincuentes”.

Desde el balcón del Palacio Nacional, en el casco histórico capitalino, frente a una multitud de simpatizantes que lo ovacionaba, Bukele celebró que será «la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático».

La oposición quedó hecha pedazos. Ninguno de los cinco candidatos, incluidos el del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN), Manuel Flores, y de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Joel Sánchez, logró más del 7%.

 

Fenómeno Bukele

De pelo engominado y barba cuidadosamente recortada, suele vestir jersey ajustados. Nunca corbata. Tampoco hace discursos grandilocuentes, pero cuida la escena para imágenes estilo postal.

En circunstancias apremiantes Bukele ha reaccionado con vigor: cuando las pandillas corrieron el rumor de que iban a matar gente al azar en respuesta a la represión, amenazó con dejar sin comida a los pandilleros presos.

Sin embargo, no ha logrado que los salvadoreños usen masivamente el bitcóin, que su gobierno introdujo como moneda de curso legal en 2021 a la par con el dólar.

Nació el 24 de julio de 1981 en San Salvador. Es hijo del químico industrial y representante de la comunidad palestina Armando Bukele (fallecido en 2015) y de Olga Ortez.

Estudió derecho en la Universidad Centroamericana, pero no se graduó, y optó por trabajar desde los 18 años en una agencia de publicidad de su padre que le hacía las campañas al izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN, exguerrilla).

Inició su carrera política en 2012 y bajo la bandera del FMLN fue alcalde del poblado de Nuevo Cuscatlán y de la capital salvadoreña de 2015 a 2018.

Tras un incidente con una concejal, fue expulsado del FMLN en 2017. «No me considero ni de derecha ni izquierda», dice ahora Bukele.

Escaló a la cumbre del poder en 2019 al conectar con los jóvenes y los decepcionados de los dos partidos que se alternaban en el gobierno tras la guerra civil (1980-1992).

Contrajo matrimonio en 2014 con Gabriela Rodríguez, una psicóloga y bailarina de ballet con quien tiene dos hijas, Layla y Aminah.