Último adiós a Pedro ‘Pepe’ Luján

Nelly Carrión
Washington Hispanic

Al cabo de una prolongada enfermedad falleció Pedro Alberto Luján, más conocido como ‘Pepe’ Luján, un reconocido líder y activista peruano que durante más de 50 años realizó una labor indesmayable en beneficio de la comunidad hispana.

‘Pepe’ Luján murió el sábado 9 a los 88 años de edad y la familia invita a la comunidad a una ceremonia de honras fúnebres que se realizará este sábado 16 de noviembre en el edificio de Hines-Rinaldi Funeral Home, ubicado en 11800 New Hampshire Ave, en Silver Spring, Maryland 20904. El acto se realizará entre las 4:00 p.m. y las 7 p.m. Asimismo, se ha programado una celebración de su vida en la Escuela Carlos Rosario (SG Campus), el 14 de diciembre.

Nacido en Trujillo, una ciudad norteña de Perú, Pepe Luján llegó hace 54 años a Washington, ciudad en la que volcó su dinamismo y vocación empresarial, pero siempre buscando la manera de ayudar a la creciente comunidad hispana.

Como trabajador social, carrera que siguió en la Universidad Católica de América, en Washington, colaboró en muchas facetas del quehacer comunitario.

En esta edición rendimos tributo a su legado, dando a conocer testimonios directos sobre su trayectoria y aspectos poco conocidos de lo que fue Pepe Luján como un hombre que enseño a dar sin pedir nada a cambio.

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Nuestro tributo para un gran líder Pedro Luján, más conocido como Pepe Luján, quien falleció el lunes 11 de noviembre de 2019, a la edad de 88 años, en la casa de su hija Claudia.

Con Pepe Luján nos unió una admiración mutua y recibimos su apoyo y sus buenos consejos desde que llegamos al área metropolitana, al igual que cuando salimos con el Washington Hispanic.

En vida, Pepe Luján fue un padre amoroso para sus hijas Elizabeth, Gabriela, Peter, Joanna, Leah y Claudia, y un abuelo que brindó mucho amor y se sentía orgulloso de sus nietos Isabella, Karina, Gaby, Ava, Andrés, Lucía, Joaquín, Matías, Tamina y Nicolás.

Sobre la vida de Pepe Luján hay mucho que recordar. Nació en la ciudad de Trujillo, Perú, y fue hijo de Leonor Farromeque y Gerardo Luján. El siempre querido Pepe salió de su país natal y emigró a los Estados Unidos en el año 1965.

Como todo inmigrante trabajó en varios empleos para poder sostener a su familia hasta que a comienzos de los años ’70, poniendo de manifiesto su vocación de servicio, comenzó a trabajar como organizador comunitario en el Programa de Instrucción del Inglés para Latino Americanos (PEILA).

Mientras trabajaba en PEILA, Pepe Luján regresó a los estudios para completar su título en Trabajo Social en la Universidad Católica de América, y al mismo tiempo se preocupaba de educar a su familia, con su esposa en ese entonces y compañera y amiga de toda la vida, Jean Luján.

Pepe Luján tuvo una carrera variada y una de las más importantes la desarrolló en Costa Rica sirviendo como codirector del Cuerpo de Paz, donde cumplió un destacado trabajo social.

Como visionario en los negocios llegó a ser dueño de una compañía de construcción, y copropietario de la heladería The Scoop Ice Cream Parlor. También fundó el afamado café Avignone Freres, en pleno corazón del barrio, y el famoso club Havana Village, en Adams Morgan, y la pastelería Heller’s Bakery, en Mt. Pleasant.

Todo esto lo desarrolló a la par que servía a la comunidad, siendo reconocido como emprendedor y líder comunitario por la fuerza apasionada que tenía hacia la comunidad hispana de Washington y del área metropolitana.

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Llegó a ser miembro activo de las comunidades de residentes en Adams Morgan y Mt. Pleasant y además veterano organizador del Día de Adams Morgan, del Festival Latino y Celebren Mt. Pleasant.

Como Miembro ‘de la vieja guardia’, Pepe Luján fue una pieza humana muy importante en la fundación de muchas de las organizaciones e instituciones que sirven ahora a las necesidades de la comunidad inmigrante latina en Washington, incluyendo el Consejo de Agencias Latinas y el centro educacional para adultos Carlos Rosario, del que fue uno de sus fundadores… Descansa en Paz, querido amigo Pedro Luján, más conocido como Pepe Luján.

Un líder con vocación de servicio

Por: Sonia Gutiérrez

Pepe, Pepe, mi hermano del alma, te fuiste y me dejaste lista para ir a verte. Cuando estaba por salir sonó el teléfono y me dieron la noticia de tu partida y me duele. Sé que no querías llanto, me pediste varias veces que te organizara una fiesta con Zeniza cuando llegue el día. y este día llegó. Mi hermano, yo cumpliré con lo prometido, junto con tu familia.

Pero quiero que sepan quién fue Pepe Alberto Luján: fue un gran peruano y uno de los grandes líderes de los años ’70. Pepe era parte del grupo de Carlos Rosario, quien fue el padre de esta comunidad.

Cuando Carlos Rosario estableció en ese año un programa para enseñar inglés a los latinos, llamó inmediatamente a Pepe Luján, quien era un trabajador social, y al cubano Marcelo Fernández, maestro de la Wilson High School; y les dijo: los inmigrantes que están llegando no saben inglés, hay que ayudarlos.

Él le pidió a Pepe Luján que estableciera un departamento de servicio que todavía existe en la escuela Carlos Rosario. Pepe se entregó en cuerpo y alma a diseñar ese departamento y era motivador ver como trabajaba y hacía cosas que ahora lo hacen 10 personas. Pepe lo hacía sólo, era algo impresionante.

Cuando yo llegué a esa escuela en el año 1972 al primero que conocí fue precisamente a Pepe Luján. Bien podría decir que desde el principio Pepe y yo establecimos una química increíble; él se volvió como mi padrino, mi ángel guardián, mi protector. Fue así conmigo toda la vida y nuestra amistad perduró hasta el día de su muerte.

Llegó un momento en el que tuve que asumir el programa y lo hice con Pepe. Fue él quien me enseñó la cultura, las tradiciones y todo lo de esta linda gente, porque yo soy boricua y venía de la isla. Fue él quien me enseñó acerca de los latinos, de sus necesidades, de todo. Él para mí fue como una universidad de la vida y del servicio al prójimo, a lo que se sumó mi maestría en Educación de Adultos.
Pepe estaba enfocado en todo, daba consejería de inmigración, buscaba casa a la gente, les ponía abogados, traía a la escuelita expertos en diferentes áreas.

Pepe Luján fue muy feliz y estuvo casado por 35 años con su esposa Jenny Luján; ellos se adoraban.
Algo novedoso es que en Costa Rica hay una calle con su nombre, en reconocimiento a la gran labor que desarrolló como director del Cuerpo de Paz de ese país. Tanto él como su esposa hicieron una muy destacada labor.

Cuando retornaron, Pepe, quien tenía mucho amor por la comida, estableció el Abignon Freesh, un lugar que se convirtió en el punto de reunión de todo el grupo, con Alberto Gómez, que era su mejor amigo.

Pepe tuvo varias empresas y como buen visionario
creía en el Festival Latino como una forma de unir a la comunidad y recuerdo que él lo tuvo a su cargo un tiempo.
Por si fuera poco, Pepe tenía el don de hacer muchos amigos, a quienes siempre les extendió la mano.

Aparte de ser muy cariñoso con toda su familia, quería mucho a su país, al cual que me invitó a conocer y quedé maravillada. Y él me mostraba con orgullo su cultura, su comida. Para mí él fue mi familia. Sus hijas, sus sobrinas, sus nietos, todos me ven de esa manera y así continuaremos Pepe.

Tu partida nos deja muy tristes a mí y al grupo. Nos enseñaste lo que es amar a los demás, a dar sin pedir nada a cambio. No conozco persona más noble que mi hermano Pepe Luján.