La mitad de los arrecifes de coral han muerto en 30 años
Washington Hispanic
AP
penas hace un año, aquí había asombrosos colores, una deslumbrante variedad de vida bajo las olas. Ahora el arrecife maldivo está muerto, asesinado por la elevada temperatura oceánica. Lo que queda es una inquietante superficie gris, una escena que se repite en los arrecifes de todo el mundo en lo que rápidamente se convierte en una catástrofe ecológica de enormes proporciones.
El mundo ha perdido casi la mitad de sus arrecifes de coral en los últimos 30 años. Los científicos ahora luchan para garantizar que al menos una fracción de estos ecosistemas únicos sobreviva durante las tres próximas décadas. La salud del planeta depende de eso: Los arrecifes de coral dan sustento a una cuarta parte de todas las especies marinas, así como a 500 millones de personas en todo el mundo.
«No es algo que vaya a suceder dentro de 100 años. Los estamos perdiendo ahora», dijo la bióloga marina Julia Baum, de la Universidad de Victoria, Canadá. «Los estamos perdiendo rápidamente, mucho más rápido de lo que creo que cualquiera de nosotros se hubiera imaginado».
Incluso si el mundo pudiera frenar en este momento el calentamiento global, los científicos aún esperan que más del 90% de los corales muera antes de 2050. Sin una intervención drástica, nos arriesgamos a perderlos todos.
«Perder los arrecifes de coral es básicamente minar la salud de una proporción muy grande de la raza humana», afirmó Ruth Gates, directora del Instituto de Biología Marina de Hawái.
Los arrecifes de coral producen parte del oxígeno que respiramos. A menudo se les describe como los bosques tropicales submarinos, que ocupan una pequeña fracción del océano, pero que brindan hábitats a una de cada cuatro especies marinas. Los arrecifes también forman importantes barreras que protegen a las costas de recibir todo el impacto de las tormentas.
Generan miles de millones de dólares en ingresos turísticos, pesca y otro tipo de comercio, y son utilizados en investigación médica en busca de curas para enfermedades como el cáncer, la artritis e infecciones virales o bacterianas.
«Ya sea que vivas en Norteamérica, Europa o Australia, deberías estar preocupado», dijo el biólogo Ove Hoegh-Guldberg, director del Instituto Global Change de la Universidad de Queensland, en Australia. «No se trata solo de un destino distante para bucear, un lugar para vacacionar. Se trata del entramado del ecosistema que nos sustenta».
Y ese entramado se está desgarrando.
«No se puede ser más tonto… que erosionar algo de lo que depende la vida — el ecosistema — y esperar a salirte con la tuya», subrayó Hoegh-Guldberg.
Los corales son invertebrados que viven, en su mayoría, en aguas tropicales. Secretan carbonato de calcio para construir esqueletos protectores que crecen y adoptan impresionantes colores, gracias a una relación simbiótica con algas que habitan en sus tejidos y les proporcionan energía.
Pero los corales son sensibles a las fluctuaciones de temperatura, y sufren por el aumento en la temperatura y la acidificación de los océanos, así como por el exceso de pesca, contaminación, desarrollos costeros y la agricultura.