Claudio Bravo, el grande de Chile

Jossmar Castillo
Washington Hispanic

rturo Vidal marró un penal. Alexis Sánchez ya había sido reemplazado tras un desgaste enorme. Cuando las papas quemaban, ahí estaba Claudio Bravo. De nuevo.

Un año después de atajar un penal en una definición desde los 12 pasos para darle a Chile su primera Copa América, Bravo se erigió otra vez en el salvador. Una nueva definición por penales tras un empate 0-0 la decidió el portero al contener el tiro de Lucas Biglia el domingo en la final de la Copa América Centenario ante Argentina.

Irónicamente, Bravo, arquero del Barcelona, había sido muy criticado por su desempeño en los dos primeros partidos de la Copa. Pero recuperó su nivel y fue determinante en la victoria 2-0 sobre Colombia en las semifinales, en la que tuvo tres intervenciones de alto vuelo.

En la misma final preservó el empate desviando con la punta de los dedos un remate de Sergio Agüero en la prórroga que se metía junto al travesaño. Anteriormente había apurado a Gonzalo Higuaín en un mano a mano y el argentino tiró afuera.

“Bravo es el referente del grupo y los técnicos necesitamos jugadores que lideren a los grupos que dirigimos”, declaró el técnico de Chile Juan Antonio PIzzi. “Facilita mucho nuestra interacción entre el grupo de jugadores y el cuerpo técnico, y no es casualidad que sea arquero del Barcelona, no es casualidad que lleve ciento y pico de partidos con la selección. No es casualidad que sea campeón de América”.

En un equipo de jugadores temperamentales como Vidal y Gary Medel, Bravo aporta una importante cuota de serenidad y evita que el equipo pierda el control, como sucedía en el pasado.