Calor extremo obliga a cerrar la famosa Acrópolis de Atenas
«Estamos un poco decepcionados porque vinimos para verla», suspira Christelle Lasser, una turista belga amante de la cultura, ante las puertas de la Acrópolis de Atenas, cerrada el miércoles durante varias horas debido a la ola de calor que azota Grecia, sin saberse cuándo reabrirá.
Los meteorólogos prevén que se alcance el pico de la ola el miércoles y jueves y quizás en días posteriores.
La desilusión se lee en los rostros de los visitantes al anunciarse el cierre del sitio, entre las 12H00 y las 17H00 locales, decidido por el ministerio de Cultura griego.
«Aunque, es cierto que no queremos desmayarnos» por el calor, admite esta mujer de unos 50 años.
Su hija, Mia, de 14 años, soñaba con ver este lugar que estudió en clase. «Podrás verla en YouTube», le consuela su madre.
El mercurio subió el miércoles hasta los 43º C en algunas regiones de Grecia y rondar los 40º C en Ática, la región en la que está ubicada la capital Atenas.
Diana Bittai, una brasileña de 49 años se sienta bajo la sombra y bebe una gaseosa para intentar recuperar fuerzas.
Como los demás visitantes, tendrá que esperar para poder ver el Partenón y otros «tesoros» del siglo V a.C.
La visita está cargada de emoción para esta mujer que vino con su hermana para cumplir el «sueño» de su madre, fallecida hace poco.
Pese a eso «pienso que tienen razón (en cerrarla), hace demasiado calor», afirma, con el rostro color carmesí.
Calor sofocante
«Hace un calor sofocante», abunda Lucy Johnson, de 25 años.
«No estoy acostumbrada a estas temperaturas en el Reino Unido», añade la joven.
La Acrópolis de Atenas, Patrimonio Mundial de la Unesco, ya tuvo que cerrar sus puertas dos días, en las horas más
calurosas de la jornada, a mediados de junio, durante una ola de calor precoz para este país.
El año pasado la Acrópolis recibió unos 4 millones de visitantes, un récord.
Para evitar desmayos, la Cruz Roja griega distribuyó 5.000 botellas de agua en dos horas entre los turistas que esperaban frente a la Acrópolis.
«Cada año es peor que el anterior, y las olas de calor son más intensas y fuertes», explica Vassiliki Dalla, enfermera de la Cruz Roja.
«Quizás hay personas de países que no tienen nunca temperaturas semejantes», añade. «A veces sobrestiman sus fuerzas».
Para subir hasta la Acrópolis de Atenas, conocida como «la roca sagrada», se debe tomar un camino corto pero empinado, que puede resultar difícil cuando hace mucho calor.
«Es algo único en el mundo. Si vienes aquí, tienes que visitarla», dice Carlos Pérez, de 53 años, un turista catalán.
Al no poder acercarse más, junto con su esposa tienen que conformarse con hacerse fotos ante las puertas cerradas.