Obispo de Tennessee renuncia tras quejas de obispos, demandas ligadas a abusos
El obispo de Knoxville, Tennessee, renunció a su cargo el martes bajo presión tras las acusaciones de mala gestión de las denuncias de abusos sexuales y luego de las quejas de varios de sus sacerdotes acerca de su liderazgo y comportamiento, lo que provocó una investigación del Vaticano.
El papa Francisco aceptó la renuncia de Richard Stika, según explicó el Vaticano en un comunicado de una línea. A sus 65 años, Stika estaba a 10 años de la edad de jubilación habitual para los obispos.
El comunicado del Vaticano no menciona a un sucesor, pero la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos dijo que el arzobispo de Louisville, Kentucky, el reverendísimo Shelton Fabre, fue designado administrador interino hasta que se designe a un nuevo obispo.
La partida de Stika, tras 14 años como obispo de Knoxville, cierra un capítulo turbulento para la diócesis del sur de Estados Unidos, marcado por la revuelta de algunos de sus sacerdotes, que lo acusaron de abusar de su autoridad y de proteger a un seminarista acusado de abusos sexuales. En 2021 pidieron al Vaticano un “alivio misericordioso” alegando su propia salud mental, lo que derivó en una pesquisa de la Santa Sede que llevó a la renuncia de Stika.
En entrevistas a los medios, Stika ha defendido rotundamente sus acciones y su liderazgo y dijo que trabajó para lograr unidad en la diócesis.
En un comunicado, el martes, Stika dijo que la diabetes, trastornos cardíacos, neuropatía y otros “problemas graves de salud” eran al menos una de las razones de su renuncia.
“Reconozco que cuestionamientos a mi liderazgo se han hecho públicos en los últimos meses. No sería honesto de mi parte no reconocer que esto me ha afectado física y emocionalmente. Por estas razones, pedí al Santo Padre alivio de mis responsabilidades como obispo diocesano”, dijo.
Además de las quejas de los sacerdotes, Stika es objeto de al menos dos demandas en las que se le acusa de haber gestionado mal las denuncias de abusos y de haber intentado silenciar a los denunciantes. En una de ellas, un exempleado de la catedral del Sagrado Corazón de Jesús en Knoxville —identificado con el seudónimo John Doe— acusó a un seminarista de acosarlo y violarlo en 2019.
En otra demanda, una inmigrante hondureña que busca asilo en Estados Unidos acusó a un cura de la diócesis de encerrarla en una habitación y agredirla sexualmente cuando ella fue a pedirle apoyo emocional en 2020. La mujer lo denunció a la policía, y la diócesis, aunque estaba al tanto de la acusación, no tomó medida alguna contra el cura hasta que lo acusaron formalmente de agresión sexual en 2022, según la demanda.