Una obispa sermonea a Trump en la iglesia sobre los migrantes

Una obispa rogó el martes a Donald Trump que tenga «piedad» de los homosexuales y de los migrantes pobres, durante un oficio en la catedral de Washington que clausura su investidura como presidente de Estados Unidos.

 



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Trump frunció el ceño cuando Mariann Edgar Budde, obispa de la Catedral Nacional de Washington, abogó desde el púlpito por las personas LGBT y los migrantes en situación irregular, dos grupos a los que el republicano apuntó con decretos presidenciales a las pocas horas de jurar el cargo.

 

El republicano acudió al tradicional servicio presidencial para conmemorar su investidura y no se esperaba las críticas.

 

«Le pido que tenga piedad, señor presidente», dijo la obispa, que habló del «miedo» que, según ella, se siente en todo el país.

 

«Hay niños gays, lesbianas y transgéneros en familias demócratas, republicanas e independientes», sostuvo.

 

«Las personas que recogen nuestras granjas y limpian nuestros edificios de oficinas, que trabajan en granjas avícolas y plantas de envasado de carne, que lavan los platos después de comer en los restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales (…) pueden no ser ciudadanos o no tener la documentación adecuada», afirmó.

 

«Pero la gran mayoría de los migrantes no son delincuentes», añadió.

 

Trump, sentado en el primer banco, miró a Budde bastante serio.

 

Su familia y el vicepresidente JD Vance parecían igualmente sorprendidos y disgustados por la intervención.

 

Preguntado más tarde por un periodista por su reacción, Trump se limitó a decir que el oficio «no fue demasiado emocionante».

 

«Podrían hacerlo mucho mejor», opinó.

 

Entre las decenas de órdenes ejecutivas firmadas a última hora del lunes figuran medidas para suspender la llegada de solicitantes de asilo y expulsar a los migrantes que se encuentran en el país de forma ilegal.

 

Trump también decretó que solo se reconocerán dos sexos: el masculino y el femenino, pero no el transgénero.